Marcelo aguanta el v¨¦rtigo
El lateral, de 18 a?os, pasa en ocho meses del Fluminense a la selecci¨®n brasile?a y al Madrid
No debe ser f¨¢cil para un jugador casi adolescente procesar la catarata de sensaciones que est¨¢ viviendo Marcelo Vieira en 2006. En apenas ocho meses ha pasado de ser el ¨²ltimo chico de la fila en el vestuario del Fluminense, club de rica historia y preocupante presente, a fichar por el Real Madrid tras debutar con la selecci¨®n brasile?a. Hace apenas tres a?os, Marcelo cruz¨® el Atl¨¢ntico con la selecci¨®n brasile?a sub 15 para jugar un torneo en la Costa Brava. Aprovech¨® la ocasi¨®n para visitar el Camp Nou y sacarse una foto con Ronaldinho. Esa estampa simbolizaba al mismo tiempo un trofeo de idolatr¨ªa y el palpable sue?o de alcanzar la gloria que habita en las tripas de todo chaval brasile?o. Ahora, la foto cuelga de una pared de la habitaci¨®n de Marcelo en el barrio de Catete, un asentamiento de clase media al sur de R¨ªo de Janeiro. En agosto, la fantas¨ªa se hizo realidad: Marcelo debut¨® con la selecci¨®n nacional ante Gales, marc¨® un golazo y, cuando se gir¨® para celebrarlo pensando en su familia, con el rostro desencajado, se encontr¨® con que el propio Ronaldinho se dirig¨ªa hacia ¨¦l para regalarle un c¨¢lido abrazo. El momento culminante en la vertiginosa carrera de un chico reci¨¦n aterrizado en el profesionalismo.
Marc¨® con Brasil y se vio abrazado a Ronaldinho, de quien tiene una foto en la pared de su cuarto
Formado en las divisiones inferiores del Fluminense, ha tenido continuidad en el primer equipo s¨®lo desde febrero, cuando Josu¨¦ Teixeira, un observador de la cantera del club que durante unas semanas fue ascendido a t¨¦cnico del equipo profesional, empez¨® a apostar por ¨¦l como titular. En la cantera, Marcelo hab¨ªa jugado en posiciones centradas del medio campo, pero en la Primera Divisi¨®n brasile?a destaca como un potente lateral izquierdo, tan profundo por la banda como sorprendente para descolgarse en diagonal y llegar a la frontal del ¨¢rea. Con una notable velocidad como principal arma para desbordar y buenas condiciones t¨¦cnicas para meter centros o disparar a puerta, Marcelo tiene evidentes carencias en el apartado defensivo. Le cuesta cerrar espacios y a¨²n no domina fundamentos b¨¢sicos del marcaje: todo lo quiere arreglar con su gran capacidad de aceleraci¨®n, una met¨¢fora de lo que ha vivido este a?o.
El Fluminense, asentado en el barrio residencial carioca de Laranjeiras, es un club legendario en Brasil cuya camiseta tricolor han vestido jugadores de la talla de Tim, Tel¨¦ Santana, Did¨ª, Waldo, Gerson, Carlos Alberto Torres, Rivelino, Branco, Romerito o Renato Ga¨²cho. Ganador de una Liga en 1984 y de 30 campeonatos del Estado de R¨ªo, su numerosa masa de seguidores rememora orgullosa ese pasado. Pero hoy observa, aterrada y belicosa, como a su club le falta estructura profesional, malvive con una econom¨ªa de supervivencia y pelea por eludir el descenso a tres jornadas para el final de la Liga. Ha tenido cinco entrenadores en este a?o y, en su vestuario, j¨®venes como Marcelo conviven con veteranos muy venidos a menos como el ex madridista Petkovic, el jugador mejor pagado del equipo que este curso ha marcado cinco goles, los mismos que el novato lateral. En ese ambiente de exigencia, presi¨®n y ansiedad se est¨¢ forjando Marcelo, cuyas condiciones piden a gritos que se respeten sus plazos de aprendizaje y evoluci¨®n naturales. Si debutar con la selecci¨®n brasile?a o fichar por un gran club europeo con 18 a?os da v¨¦rtigo, pedir la pelota en Maracan¨¢ bajo la presi¨®n de una torcida angustiada denota car¨¢cter.
Calder¨®n, en la federaci¨®n
Ram¨®n Calder¨®n, presidente del Madrid, tras anunciar el fichaje de Marcelo tom¨® posesi¨®n como miembro de la junta directiva la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol (RFEF) durante la reuni¨®n de ¨¦sta celebrada en la Ciudad del F¨²tbol de Las Rozas.
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