Maestros improvisados en Oaxaca
Padres de familia reemplazan a los docentes del Estado mexicano en huelga
Nadia Ch¨¢vez, licenciada en Administraci¨®n de Empresas y sin empleo, es una madre de 30 a?os que desde hace dos meses se ha convertido en maestra improvisada en la comunidad El Retiro, de la ciudad de Oaxaca. Junto a un grupo de padres de familia inquietos por la p¨¦rdida de clases de sus hijos, decidi¨® tomar la iniciativa ante la huelga interminable de profesores que empez¨® el 22 de mayo pasado.
Comenzaron organizando talleres educativos en casas particulares y en la Casa de Cultura y, finalmente, decidieron por su cuenta y riesgo abrir las escuelas para intentar recuperar el tiempo perdido. "Empezamos el 5 de septiembre, dos semanas despu¨¦s de que empezara el nuevo curso escolar. Al principio ¨¦ramos seis padres, pero la demanda aument¨® r¨¢pidamente y ahora somos m¨¢s de 16 que damos clase a 360 alumnos de primaria", explica.
Al principio eran seis padres; ahora son 16 y dan clase a 360 alumnos
La mayor¨ªa de las 11.000 escuelas p¨²blicas de Oaxaca siguen cerradas
No fue f¨¢cil. Las autoridades han amenazado con la p¨¦rdida del curso escolar si contin¨²a la huelga. Miembros del sindicato de maestros soldaron las puertas de algunas escuelas y no faltaron las amenazas de quienes acusan a los padres de esquiroles y rompehuelgas. "Acogemos a ni?os de distintos puntos de la ciudad, apoyados por sus padres que montan guardias para evitar represalias", dice Nadia, madre de un muchacho de 10 a?os. "Los padres ya no aguantaban m¨¢s de tener a sus hijos en casa jugando, sin hacer nada. Dejaban a los ni?os con familiares, vecinos o a veces solos".
Pese al env¨ªo a Oaxaca de la Polic¨ªa Federal para acabar con el conflicto, la mayor¨ªa de las 11.000 escuelas p¨²blicas de todo el Estado siguen cerradas. El lunes, la Universidad Aut¨®noma Benito Ju¨¢rez de Oaxaca, con 15.000 estudiantes, comenz¨® a normalizar su actividad. La peor situaci¨®n se vive en la capital, donde se concentra la intervenci¨®n policial, aunque profesores y alumnos de nivel b¨¢sico de varias escuelas han vuelto a clase.
"Me temo que esto durar¨¢, porque las condiciones para que los ni?os lleguen a clase son dif¨ªciles. No hay condiciones de seguridad, a pesar de que ha llegado la Polic¨ªa Federal. Sobre todo en el centro de la ciudad, porque all¨ª est¨¢ el mayor problema, con las barricadas", dice Nadia.
"El problema de Oaxaca no es de cinco meses, sino de d¨¦cadas", apunta Alberto Ayala, licenciado en Ciencias Pol¨ªticas y con cuatro hijos en la escuela p¨²blica. "Desde 1980, los profesores realizan cada a?o paros y marchas en busca de mejoras econ¨®micas, perjudicando la calidad educativa. El 1978, la educaci¨®n p¨²blica de Oaxaca estaba en el lugar 13? de M¨¦xico; hoy est¨¢ en la cola de los 32 Estados de la Federaci¨®n, seg¨²n cifras de la Secretar¨ªa de Educaci¨®n P¨²blica".
Alumnos de sexto grado (12 a?os) tienen dificultades para leer y escribir correctamente; los estudiantes de secundaria que pretenden ingresar en el Colegio de Bachilleres de Oaxaca suspenden las pruebas de acceso en un 90%. El deficiente panorama educativo es la raz¨®n de ser, dice Ayala, de la asociaci¨®n civil Educaci¨®n de Calidad, que aglutina a un buen n¨²mero de padres de familia. Ayala sostiene que el malestar de los padres es tan grande que en algunas comunidades no permitir¨¢n la entrada de los maestros cuando termine la huelga. "Han da?ado la educaci¨®n, las tradiciones y la econom¨ªa".
Es una opini¨®n que contrasta con la de Amaya, una joven maestra que gana 5.000 pesos (360 euros) al mes y que tiene que caminar una hora para llegar a la escuela. Y un ejemplo m¨¢s de la tremenda polarizaci¨®n de la sociedad oaxaque?a despu¨¦s de cinco meses de conflicto.
Radio Universidad, la voz de la revuelta, que sigue en el aire, reclama sin cesar la retirada de "las fuerzas de ocupaci¨®n" y la dimisi¨®n del gobernador, Ulises Ruiz. Sus partidarios se atreven ahora a salir a la calle para dar la bienvenida a la Polic¨ªa Federal. En medio, muchos ciudadanos ajenos a los dos bandos, exteriorizan su hartazgo del gobernador y de la APPO (la Asamblea Popular de Pueblos de Oaxaca, que aglutina a los rebeldes).
Las tropas enviadas por el Gobierno central limpian las calles de barricadas, que los rebeldes colocan de nuevo en un juego del gato y el rat¨®n. El presidente, Vicente Fox, dice que Oaxaca ha recuperado la paz social, y los oaxaque?os preguntan "en qu¨¦ pa¨ªs vive este se?or. Sue?a con foxilandia y no se preocupa del pueblo. En los cinco meses de conflicto ha sido incapaz de venir una sola vez", dice Amaya.
Sobre el terreno, nada permite afirmar que el conflicto est¨¢ en v¨ªas de soluci¨®n dos semanas despu¨¦s del desembarco de 4.000 polic¨ªas. La cara de la ciudad apenas ha cambiado, a excepci¨®n de tres o cuatro de gran simbolismo, como el Z¨®calo y el centro hist¨®rico. Desde la entrada de los federales se han apresurado a remover el campamento y toda la iconograf¨ªa revolucionaria que hab¨ªa instalado la APPO desde hac¨ªa cinco meses.
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