"La suerte no existe"
Nadal sigue la m¨¢xima de su t¨ªo y entrenadorpara enfrentarse a Davydenko
"Puede que en alg¨²n momento puntual sea determinante", matiza Toni, el t¨ªo y entrenador de Rafael Nadal, el segundo tenista mundial, "pero", sentencia, "la suerte no existe: lo ¨²nico que vale es el trabajo diario".
Esta tesis ha guiado la vida de Toni y, por extensi¨®n, la de Nadal. Y ayer volvi¨® a escenificarse durante la hora y media de entrenamiento que llevaron a cabo como preparaci¨®n para el partido que el espa?ol disputar¨¢ hoy contra el ruso Nikolay Davydenko, el n¨²mero tres.
Est¨¢ en juego una plaza en las semifinales del Masters, que se disputa en Shanghai. Quien gane entrar¨¢ como segundo del Grupo Amarillo y se enfrentar¨¢, por lo tanto, al suizo Roger Federer, primero del Rojo. La otra opondr¨¢ al estadounidense James Blake y al argentino David Nalbandi¨¢n.
"?Tira un poco m¨¢s alto! ?Pega un poco m¨¢s adelante! ?As¨ª, as¨ª...!", grita Toni
La jornada hab¨ªa sido larga el mi¨¦rcoles. Nadal concluy¨® su partido contra Tommy Robredo alrededor de la una de la madrugada (hora local) y eran ya m¨¢s de la una y media cuando lleg¨® a su hotel. Cen¨® y despu¨¦s realiz¨® una hora de masaje y ejercicios de recuperaci¨®n. As¨ª que cuando se meti¨® en la cama rondaban las tres.
Este hecho fue determinante para que ayer Nadal se levantara alrededor de la una de la tarde. Desayun¨® un poco de fruta y se meti¨® en el Mercedes que tiene asignado para trasladarse al Qi Zhong Stadium. Descans¨® en su vestuario, comi¨® y se entretuvo con la Play Station. Y a las siete, con una hora de retraso sobre el horario previsto, comenz¨® su sesi¨®n preparatoria.
Toni se hab¨ªa retrasado porque, junto a Carlos Costa, su representante, hab¨ªa estado comprando jerseys de cashemir directamente en la f¨¢brica. "Salimos con tiempo sobrado", cont¨®, "pero nos tropezamos con un atasco monumental y estuvimos m¨¢s de dos horas en el coche. Incluso tuvimos que retrasar una reuni¨®n que ten¨ªamos a las cinco". Lleg¨® en ropa de calle y eso sorprendi¨®. "Bueno", dijo, socarr¨®n, Nadal; "vosotros [los periodistas], porque no lo v¨¦is, pero la mayor parte de las veces ocurre lo mismo".
La profesionalidad de los dos qued¨® fuera de toda duda minutos m¨¢s tarde. El entrenamiento comenz¨® con una intensidad brutal. Nadal, en un lado de la pista. En el otro, el mallorqu¨ªn Tomeu Salv¨¤, que juega en los circuitos sat¨¦lites y es el 353? de la clasificaci¨®n mundial.
Son casi de la misma edad, 20 a?os, pero la diferencia f¨ªsica resulta evidente: el manacor¨ª es mucho m¨¢s poderoso que el de Cala Millor. Sin embargo, la velocidad de la bola no enga?aba. Los intercambios eran rapid¨ªsimos. Toni se manten¨ªa tras Rafael y le correg¨ªa. "?Tira un poco m¨¢s alto!, "?pega un poco m¨¢s adelante!", "?as¨ª, as¨ª...!", le gritaba.
Veinte minutos m¨¢s tarde lleg¨® el primer descanso. "Ahora vamos a bajar un poco la intensidad", le dijo Nadal a Salv¨¤. Pero ¨¦l sigui¨® pegando fuerte, buscando las l¨ªneas, intentando ganar cada jugada. Al rato, comenzaron a volear y despu¨¦s a practicar el saque y el resto.
"Ensayamos lo que necesitamos", coment¨® Toni; "sabemos que el partido ser¨¢ muy dif¨ªcil porque Davydenko viene de ganar en Mosc¨² y Par¨ªs. Pero espero que el partido sea igualado porque, entonces, Rafa tendr¨¢ sus posibilidades. La cuesti¨®n es servir muy bien para evitar que te mate con sus restos. Y, luego, sacarle de su territorio; jugarle con bolas altas y liftadas, movi¨¦ndole mucho. Rafa debe jugar con mucha intensidad, fallar poco y seguir atacando con su drive como est¨¢ haciendo estos d¨ªas".
Nadal le escuchaba mientras, ya relajado, ve¨ªa el final del partido Nalbandi¨¢n-Roddick. "Me gusta que haya ganado David por lo que le ha ocurrido [el fallecimiento de un sobrino en un accidente]", dijo. Y concluy¨®: "Tambi¨¦n yo saldr¨¦ con ilusi¨®n y ganas. Pero no puedo caer en la trampa de jugar al ritmo de Davydenko. Ser¨ªa un suicidio. La pega muy fuerte".
Despu¨¦s, se mir¨® la r¨®tula izquierda, de la que emerge un bulto: "Lo tengo desde peque?o. Si me lo tocan, me caigo de dolor. Tengo las rodillas algo cargadas, pero no me molesta". Y, con una sonrisa, cogi¨® su bolsa y regres¨® al hotel. Se sent¨ªa ya a punto para ser semifinalista. Y sin confiar en la suerte.
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