Corrosi¨®n de las instituciones

De un tiempo a esta parte, el mercado del ensayo sociol¨®gico aparece con frecuencia dominado por el best seller apocal¨ªptico, que eleva su voz de alarma contra los nuevos males sin cuento que amenazan con socavar los cimientos de la sociedad posindustrial. Pero, entre la usual hojarasca de panfletos catastrofistas, a veces brillan con luz propia algunas obras especialmente notables. Para muestra, he aqu¨ª dos botones relacionados entre s¨ª, pues sus respectivos autores, aut¨¦nticas celebridades en la materia, se citan profusamente el uno al otro. Y ambos recurren a un g¨¦nero literario muy frecuentado, cuyo nudo argumental se basa en la f¨®rmula del para¨ªso perdido y la ca¨ªda original: nuestra sociedad se las promet¨ªa muy felices cuando de pronto todo se torci¨® por culpa de su codiciosa ambici¨®n. La primera matriz de este relato fue acu?ada por Marx y Engels en el Manifiesto comunista, cuando registraron notarialmente el derrumbe de la sociedad tradicional arrasada por la modernidad capitalista con una c¨¦lebre jaculatoria: "Todo lo s¨®lido se desvanece en el aire". Pero hoy se sigue el mismo esquema para denunciar los perversos efectos generados por la irrupci¨®n de la llamada globalizaci¨®n, con todas sus secuelas liquidadoras de las instituciones previas.

Zygmunt Bauman es un soci¨®logo polaco naturalizado ingl¨¦s que se dio a conocer con un c¨¦lebre ensayo, Modernidad y Holocausto (Sequitur, 1997), inspirado en Hannah Arendt, donde hac¨ªa derivar el totalitarismo genocida del desarrollismo modernizador. As¨ª inici¨® una carrera de ¨¦xitos editoriales que alcanzar¨ªa la c¨²spide con su obra La modernidad l¨ªquida (FCE, 2002), en la que analizaba los efectos corrosivos de un capitalismo globalizado que est¨¢ disolviendo ineluctablemente la anterior solidez de la sociedad industrial. ?Y cu¨¢l es el pecado original que precipit¨® su ca¨ªda?: la venalidad o af¨¢n de lucro, que ha llevado primero a privatizar y despu¨¦s a consumir las instituciones p¨²blicas que vertebraban nuestra sociedad, hasta el punto de liquidarlas y dilapidarlas. Y a partir de su acierto, Bauman ha proseguido extendiendo su f¨®rmula de la liquidez a otras obras posteriores, como Amor l¨ªquido (FCE, 2005) y ahora esta Vida l¨ªquida, un mosaico de ensayos breves donde rastrea la liquidaci¨®n del individualismo, la celebridad, la cultura y el arte, el espacio p¨²blico, el consumismo o la formaci¨®n continua. La paradoja es que Bauman tiende a caer en la misma liquidaci¨®n de la solidez que tan acerbamente critica, como sucede por ejemplo con su denuncia de la sociedad del miedo (en su texto sobre el espacio p¨²blico), cuyo principal efecto es ense?arnos a temerla mucho m¨¢s todav¨ªa.

El prestigio de Richard Sen

nett es m¨¢s antiguo. Este introductor de Michel Foucault en EE UU alcanz¨® notoriedad en los setenta con obras como El declive del hombre p¨²blico (Pen¨ªnsula, 1978) y Narcisismo y cultura moderna (Kair¨®s, 1980). Pero mucho tiempo despu¨¦s obtuvo el Premio Amalfi de los soci¨®logos europeos con su libro La corrosi¨®n del car¨¢cter (Anagrama, 2000), donde analizaba los devastadores efectos de la precariedad laboral sobre la identidad personal. Pues bien, en esta refundici¨®n de tres conferencias en Yale tambi¨¦n sigue la misma senda de aquel libro, pero esta vez su prop¨®sito es algo m¨¢s amplio. Ya no se trata s¨®lo de analizar c¨®mo el trabajo flexible disuelve la continuidad de las biograf¨ªas, sino de analizar tambi¨¦n como disuelve la continuidad de las instituciones.

Y aqu¨ª hay mucho de melancol¨ªa generacional, pues ese mismo fue el programa contracultural de la Nueva Izquierda en la que el joven Richard Sennett particip¨® durante los a?os sesenta: la anhelada corrosi¨®n de las instituciones. Pues bien, all¨ª donde la Nueva Izquierda fracas¨®, el capitalismo ha triunfado sin querer en la misma empresa, acabando por disolver todas las instituciones que anta?o sujetaban a las personas a la estructura social. Y para ello este libro analiza primero el modo en que las burocracias disuelven su estructura interna acabando por consumirse a s¨ª mismas. Despu¨¦s analiza el modo en que la meritocracia disuelve su raz¨®n de ser, que era la gratificaci¨®n aplazada, pues ahora se recompensa a las personas no por sus hechos probados sino por su capacidad potencial, imposible de probar. Y por fin analiza el modo en que la capacidad de consumo est¨¢ disolviendo la vida p¨²blica, al convertir al ciudadano activo en perpetuo consumidor impaciente. En fin, una catarata de ideas brillantes, apenas desarrolladas, pero que recuerdan al mejor Hirschman, tan citado (y mal traducido) en este libro.