Cambio clim¨¢tico

Desde hace m¨¢s de 40 a?os se han o¨ªdo insistentemente las voces de ecologistas y defensores de la naturaleza que denunciaban, entre otras cosas, las consecuencias catastr¨®ficas de la emisi¨®n masiva de gases contaminantes a la atm¨®sfera, tales como el efecto invernadero y el cambio clim¨¢tico. Sin embargo, los poderes tanto econ¨®micos como pol¨ªticos, bajo la influencia de grandes intereses, se han negado a aceptar estas teor¨ªas tach¨¢ndolas de alarmistas y faltas de rigor cient¨ªfico, en el convencimiento de que la introducci¨®n de medidas correctoras supondr¨ªa un freno a los beneficios y a la creaci¨®n de riqueza. S¨®lo cuando sir Nicholas Stern ha demostrado, en su informe encargado por el Gobierno brit¨¢nico, que los efectos de la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica se relacionan con inmensas p¨¦rdidas econ¨®micas, parece que han saltado todas las alarmas a escala planetaria. Pero s¨®lo aparentemente, porque a pesar de este informe, las poderosas fuerzas que rigen el mundo siguen, como siempre, perdiendo el tiempo en cumbres, debates y complicadas negociaciones, en lugar de abordar actuaciones urgentes que reviertan el proceso destructivo en el que nos encontramos.

En esta tesitura, ?realmente llegaremos a tiempo de evitar los desastres pronosticados por los ilusos ecologistas y ahora confirmados por las m¨¢s altas instancias? Visto como funciona el sistema, creemos que s¨®lo se actuar¨¢ si se demuestra que las medidas a implantar generan cuantiosas ganancias en los mercados mundiales; en caso contrario, pong¨¢monos en lo peor.