El refugio de Jorge Drexler
Cabo Polonio, 'hippies', pescadores y lobos marinos en Uruguay
Mitad balneario, mitad comuna, el Cabo Polonio es un alivio. Pasa del paso del tiempo y no soporta que le ordenen. Es un inadaptado, un asceta rebelde pero reposado, que en su vida ha pisado una academia. Algo similar a un mensaje dentro de una botella perdida en el Atl¨¢ntico. Se asienta a dos pasos de Brasil y a 260 kil¨®metros de Montevideo, en Uruguay, en el departamento de Rocha, una de esas zonas que podr¨ªa presumir de tener playas extraordinarias, pero que no lo hace porque prefiere permanecer a la sombra de la especulaci¨®n y mantener las particularidades del cabo a la vista de aquellos que lo quieran sin trampas. Dicho de otro modo: o lo amas o lo odias.
Al cabo le preceden balnearios como La Paloma o La Pedrera, y le sucede otro llamado Punta del Diablo. Tres joyas costeras. No obstante, el Polonio tiene atributos que lo distinguen de cualquier otro enclave marinero. ?nicamente se puede acceder a ¨¦l con la ayuda de un 4¡Á4 o en coche tirado por caballos (antiguamente, la ¨²nica manera de llegar). Si se llega en autob¨²s, en la parada Valizas-Cabo Polonio se debe esperar el turno para que el jeep nos acerque hasta el mar.
Historia y pescado
El Polonio surgi¨® alrededor del a?o 1500, a ra¨ªz de un proceso de desertificaci¨®n. La arena invadi¨® los campos y durante siglos fue tierra de nadie. A partir de 1800 se tiene constancia de los primeros pescadores que se van instalando. Los cuentos de Carlos Reyes, de 1850, ya hablan de Cabo Polonio como refugio de marineros.
En el siglo XX se empieza a redescubrir como paisaje extravagante. Casi todas sus edificaciones son de madera y se les llama ranchos. Para no llevarse sorpresas, conviene no identificar la palabra con Dallas o Falcon Crest, ni nada por el estilo. No tienen electricidad ni agua corriente, a excepci¨®n de las posadas (hoteles), equipadas con todo, y de algunas casas cercanas al faro, de construcci¨®n s¨®lida y con energ¨ªa e¨®lica.
El cabo sigue siendo un pueblo de pescadores donde viven familias todo el a?o. Est¨¢ alejado del mundo civilizado y es ideal para el retiro y el respiro. Los clientes m¨¢s habituales (turismo joven y aventurero) son esos a los que les atrae la imperturbabilidad.
Dos son las playas del cabo: playa Sur y playa de la Calavera. De ramalazo salvaje, tienen el tempo excitado del Atl¨¢ntico. Hacia las seis de la tarde los pescadores regresan de alta mar con el pescado: corvina, gatuso, pargo, lenguado, langostino, caz¨®n... En verano, el pescado frito entre pan y pan resulta un lujo muy econ¨®mico.
Por otro lado, las aguas que circundan al Cabo Polonio tambi¨¦n cuentan con una gran reserva de lobos marinos. Son formales, se echan la siesta en las rocas pr¨®ximas a la costa mirando de reojo al faro: una de las reliquias del cabo, y quiz¨¢ la pieza imprescindible para el viajero, pues su luz rodante no s¨®lo sirve de referencia a los pescadores, sino tambi¨¦n al visitante, ya que cuando anochece no es f¨¢cil ubicarse.
Otra de las peculiaridades del cabo es la reserva de dunas m¨®viles, pr¨®ximas al barrio m¨¢s hippy, Corvinos. En cuanto a los comercios donde abastecerse (es preciso no olvidar velas, cerillas, le?a... eso que siempre se olvida), se hallan el simp¨¢tico Lujambio, el Zorro, el Pirulo o Camacho.
M¨²sica y playa
Muchos compositores se han sentido atra¨ªdos por el Polonio y han encontrado en ¨¦l inspiraci¨®n. Quiz¨¢ el caso m¨¢s conocido sea el de Jorge Drexler, que ha titulado su ¨²ltimo disco 12 segundos de oscuridad, justo el tiempo que tarda en girar la luz del faro y que deja a oscuras el poblado. Drexler busc¨® cobijo en el Polonio y sali¨® renovado. No es la primera vez que las playas de la regi¨®n de Rocha seducen a Drexler, de quien tenemos temas como Camino a la Paloma o la hermosa 730 d¨ªas, que ya nos remit¨ªan a playas uruguayas.
Pero si hacemos memoria podemos encontrar referencias al Polonio hasta en figuras de la canci¨®n como Alfredo Zitarrosa y Euduardo Darnauchans, que han interpretado aquella letra de Manuel Pic¨®n: "Madre, por los m¨¦danos blancos, / sin decir nada, se fue mi padre...", esos m¨¦danos no son casualidad. M¨¢s claro y m¨¢s cool lo dice Mart¨ªn Buscaglia: "En el porche de un oto?o, / de un calor incoherente, / los tornillos de mi mente, / los consigo en el Polonio...". El propio Manu Chao, en su gira de 2001, lo incluy¨® para dar uno de sus conciertos.
Encontrar rancho a partir de finales de diciembre y hasta marzo no es f¨¢cil. El cabo hierve. Pasar el fin de a?o en ¨¦l es una opci¨®n. Al ser periodo de vacaciones en Uruguay y Argentina, hace que est¨¦ abarrotado. Tambi¨¦n se pueden alquilar caballos, o pasear hasta Valizas. Es obligatorio no perderse sus puestas de sol. En invierno, el viento puede provocar que las ideas hagan windsurf, pero como retiro no tiene comparaci¨®n. En cualquier caso, vaya cuando vaya, h¨¢galo con cari?o, porque lo que m¨¢s le gusta al cabo es que lo dejen en paz.
Eusebio Lahoz (Barcelona, 1976) es autor de Leer del rev¨¦s (ediciones El Cobre)
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos- Prefijo telef¨®nico: 00 598.- Moneda: Peso uruguayo. El alojamiento se suele pagar en d¨®lares.C¨®mo llegar- Aerol¨ªneas Argentinas (900 95 57 47; www.aerolineas.com) vuela de Madrid a Montevideo, con una escala, a partir de 1.534,52 euros.- Si se opta por alquilar un coche, hay que aparcarlo en el kil¨®metro 264,5 de la Ruta 10, desde donde salen los jeeps y los coches de caballos. Tambi¨¦n se puede ir caminando; hay siete kil¨®metros hasta el cabo. Si se opta por el autob¨²s,hay que tomarlo en la estaci¨®n de Tres Cruces, en Montevideo, hasta la ciudad de Valizas (horarios y reservas: www.trescruces.com.uy; 24 08 87 10). El viaje cuesta unos 10 euros y dura algo m¨¢s de cuatro horas. Desde Valizas se puede tomar otro autob¨²s local o un jeep.Comer y dormir- Posada La Perla (99 87 10 17). Unos 30 euros la habitaci¨®n doble.- Posada Mariemar (44 93 27 60). Unos 30 euros la habitaci¨®n doble.- Posada de los Corvinos (m¨®vil: 94 93 27 60). La doble, unos 15 euros.Informaci¨®n- www.cabopolonio.com.- www.turismodeluruguay.com.
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