La mente magn¨¦tica
La pol¨¦mica est¨¢ servida. Ya hay experimentos con campos electromagn¨¦ticos aplicados al cerebro para tratar la depresi¨®n y la esquizofrenia, o para estimular el aprendizaje de ciegos y autistas. Pero se abre una puerta muy peligrosa: la posibilidad de manipular nuestras mentes
Finalmente, Elena se ha decidido a aprender a tocar el piano, as¨ª que ha pedido cita en el centro de electromagnetismo que est¨¢ cerca de su casa. Al llegar, el especialista le coloca un estimulador sobre el cr¨¢neo y le aplica durante unos segundos un campo magn¨¦tico intenso en una zona muy precisa de su cerebro. Cuando Elena llegue a su primera clase de piano, sus redes neuronales tendr¨¢n la estructura de las de una persona que ya lleva algunos a?os practicando con el instrumento, as¨ª que s¨®lo necesitar¨¢ unos cuantos cursos para tocar como si llevara toda la vida haci¨¦ndolo.
La protagonista de esta escena hipot¨¦tica probablemente no ha nacido todav¨ªa o es s¨®lo un beb¨¦. El electromagnetismo forma parte de nuestra realidad terrestre desde su origen, pero en el futuro sus aplicaciones no s¨®lo van a cambiar completamente el modo de tratar patolog¨ªas como la depresi¨®n y la drogadicci¨®n, sino que "cambiar¨¢n la forma de entrenar habilidades y tambi¨¦n de educar, entre otras cosas", seg¨²n dice ?lvaro Pascual-Leone, catedr¨¢tico de neurolog¨ªa de la Universidad de Harvard y director del centro de estimulaci¨®n cerebral del Beth Israel Deaconess Medical Center. Con el magnetismo se puede aumentar la fluidez de palabra, facilitar el pensamiento y hasta convertir a un individuo cualquiera en un virtuoso de la pintura. Parece que aquello de "ponte las pilas" tendr¨¢ que convertirse en "ponte los imanes", o, m¨¢s precisamente, la bobina. Pero estamos tocando un ¨¢rea muy delicada y hay quienes sostienen que el electromagnetismo tambi¨¦n se utilizar¨¢ para manipular nuestro comportamiento.
En la base de la mayor¨ªa de esas aplicaciones futuras se encuentra una t¨¦cnica conocida como estimulaci¨®n magn¨¦tica transcraneal (EMT), que pone en pr¨¢ctica la inducci¨®n electromagn¨¦tica descubierta por Faraday en 1831. No se trata de un nuevo m¨¦todo, pero sus inmensas potencialidades est¨¢n comenzando a vislumbrarse ahora. Consiste en colocar sobre el cr¨¢neo un dispositivo formado por una bobina por la que se hace pasar corriente el¨¦ctrica; as¨ª se genera un campo magn¨¦tico que penetra en el cerebro e induce una corriente secundaria en el circuito neuronal, que es la que se encarga de producir los efectos. Un ejemplo muy sencillo: si el estimulador se aplica en el ¨¢rea motora, el individuo mover¨¢ la mano.
Por supuesto, el efecto depende de muchas variables: la zona del cerebro en la que se aplique, la frecuencia del campo magn¨¦tico, la intensidad, el n¨²mero y frecuencia de las sesiones? En general, se emplean campos casi el doble de potentes de los que se usan en las m¨¢quinas de resonancia magn¨¦tica -unas 10.000 veces m¨¢s potentes que el flujo terrestre-. Adem¨¢s, con la EMT "lo concentramos en la punta de un dedo y a una velocidad incre¨ªblemente r¨¢pida", se?ala Pascual-Leone.
Las frecuencias bajas, entre 1 y 5 hercios, tienden a deprimir la actividad cerebral, mientras que las m¨¢s altas, 25 hercios, la incrementan. Existe una correspondencia entre el efecto de las distintas frecuencias de la EMT y las ondas que emite el propio cerebro. Las ondas alfa se detectan durante los estados de relajaci¨®n y tienen frecuencias entre 7,5 y 13 hercios. En los estados de alerta aparecen las ondas beta, entre 13 y 28 hercios, y en situaciones de estr¨¦s y confusi¨®n, la frecuencia cerebral supera los 28 hercios. El campo magn¨¦tico terrestre est¨¢ alrededor de los 7,8 hercios. Una posible explicaci¨®n del efecto calmante de la naturaleza es que el cerebro entra en resonancia con la vibraci¨®n terrestre y, por tanto, emite en ondas alfa, las de la relajaci¨®n.
Uno de los aspectos con mayores implicaciones es que la EMT puede producir cambios permanentes en el cerebro. Eso s¨ª, en este sentido el ejemplo de Elena est¨¢ muy lejos de acercarse a la realidad porque una sola sesi¨®n tiene efectos muy ef¨ªmeros. Los est¨ªmulos tienen una duraci¨®n que va de los 200 microsegundos a algunos segundos, con efectos que duran entre 20 milisegundos y una hora. En general, se administra una bater¨ªa de pulsos magn¨¦ticos por sesi¨®n. "En las aplicaciones terap¨¦uticas hacemos entre 10 y 20 d¨ªas de sesiones seguidas sobre la misma zona. Ah¨ª los efectos pueden durar meses o incluso cambiar permanentemente el funcionamiento del cerebro", explica Pascual-Leone.
Todo lo que hace el cerebro, desde pensar hasta amar, depende de complejas redes de neuronas trabajando en un mismo objetivo. La estimulaci¨®n magn¨¦tica penetra en esas redes, y permite, por tanto, "cambiar y guiar el comportamiento", dice el neurocient¨ªfico espa?ol. En cuanto se sabe cu¨¢l es la red que controla un comportamiento determinado, se puede actuar sobre ella; o sea, que las potenciales aplicaciones del electromagnetismo seguramente van m¨¢s all¨¢ de lo imaginable.
De este modo, los pensamientos negativos de los depresivos se pueden cambiar por optimismo y buen humor. De hecho, la EMT est¨¢ aprobada como tratamiento para la depresi¨®n en Canad¨¢ e Israel y estos mismos d¨ªas se espera que se apruebe en EE UU. En Espa?a, hospitales como el Son Llatzer de Mallorca y el Bellvitge de Barcelona la est¨¢n empleando en fase de experimentaci¨®n. Los investigadores involucrados son muy cautos a la hora de valorar sus resultados. "No es eficaz en todos los casos, pero se consigue aliviar una proporci¨®n significativa de ellos", asegura Mauro Garc¨ªa Toro, jefe de psiquiatr¨ªa del hospital balear. La esquizofrenia es otra patolog¨ªa en el punto de mira de esta t¨¦cnica. Parece que es capaz de borrar del entramado cerebral las alucinaciones propias de ese trastorno. Y la lista de usos sigue creciendo. Aplicando la EMT a la corteza visual se puede lograr que un ciego aprenda m¨¢s r¨¢pidamente el alfabeto Braille. En los autistas favorece la imitaci¨®n, algo b¨¢sico para el aprendizaje en estos individuos. Precisamente el grupo de Harvard tiene tres proyectos financiados por el Gobierno estadounidense para emplear el electromagnetismo en la aceleraci¨®n de la adquisici¨®n del lenguaje en autistas. En lo que se refiere al sistema inmune, los resultados de algunos trabajos parecen indicar que la EMT potencia los mecanismos de defensa estimulando la producci¨®n de gl¨®bulos blancos.
Sin embargo, lo m¨¢s sorprendente es el universo de aplicaciones que se vislumbra fuera de la terap¨¦utica. El electromagnetismo tiene la capacidad de potenciar habilidades o sacar a la luz talentos escondidos. Hasta el punto de que el Departamento de Defensa de Estados Unidos financia estudios para valorar si la EMT es capaz de aumentar la concentraci¨®n y resistencia del personal exhausto en el campo de operaciones. De hecho, el grupo de Mark George, de la Universidad de Carolina del Sur, ha desarrollado un aparato port¨¢til de EMT como prototipo del que un d¨ªa podr¨ªa incorporarse al casco de los pilotos para combatir el cansancio en vuelo. Pero no todos los expertos est¨¢n de acuerdo. Eric Wassermann, jefe de la unidad de estimulaci¨®n cerebral del Instituto Nacional de Trastornos Neurol¨®gicos (EE UU), contesta por correo electr¨®nico: "Los cambios en el ¨¢rea de la cognici¨®n no son mayores de los que se podr¨ªan producir con entrenamiento, f¨¢rmacos y otras manipulaciones. No he visto nada que exceda la magnitud del efecto estimulante de una taza de caf¨¦".
Siguiendo la opini¨®n divergente de algunos colegas de Wassermann, podr¨ªa a?adirse otra escena a la ficci¨®n protagonizada por Elena. Ahora nuestra hero¨ªna tiene que hacer una importante presentaci¨®n ante el director general de la compa?¨ªa para la que trabaja. En esta ocasi¨®n tambi¨¦n recurre al electromagnetismo para estimular las redes encargadas de la fluidez verbal, de la claridad mental y de la memoria. De este modo, Elena se asegurar¨¢ una exposici¨®n brillante delante de su jefe. Se ha observado en experimentos que al aplicar la EMT a la corteza prefrontal -la regi¨®n m¨¢s evolucionada del cerebro humano- los voluntarios participantes en las investigaciones resolv¨ªan m¨¢s r¨¢pidamente los rompecabezas geom¨¦tricos que se les presentaban.
Un paso m¨¢s en las habilidades y llegamos a ese concepto tan anhelado y fascinante que es la creatividad. Dos investigadores australianos, Allan Snyder y Elaine Mulcahy, utilizaron el electromagnetismo para detener moment¨¢neamente la actividad del hemisferio cerebral izquierdo -el m¨¢s racional, donde residen los conceptos- de un grupo de voluntarios y, como si se pulsara el bot¨®n art¨ªstico, los participantes desplegaron unas habilidades pict¨®ricas ins¨®litas en ellos. Aunque la base te¨®rica del experimento se considera correcta, estos resultados todav¨ªa no han logrado demasiado cr¨¦dito en la comunidad cient¨ªfica. "Me gustar¨ªa ver otros estudios con pruebas validadas de creatividad", afirma Wassermann.
Una pieza m¨¢s en el puzzle la aportan los experimentos de Pascual-Leone. Al bloquear ciertas estructuras de la corteza prefrontal derecha, los sujetos tienen m¨¢s problemas para reconocerse a s¨ª mismos. "No son totalmente inconscientes de que ellos son ellos, pero tienen m¨¢s dificultades".
La reflexi¨®n metaf¨ªsica est¨¢ m¨¢s que servida, y cuando se aborda la posibilidad de manipular el comportamiento mediante campos electromagn¨¦ticos, se puede a?adir adem¨¢s el debate ¨¦tico. "Se puede modificar la relaci¨®n entre lo que es importante para m¨ª y lo que es importante para mi sociedad", afirma Pascual-Leone. Con la EMT, estimulando zonas del hemisferio derecho se puede hacer que un sujeto abandone sus impulsos ego¨ªstas y se convierta en un ser entregado a los dem¨¢s. "Esto tiene aplicaciones en la adicci¨®n de drogas, donde hay un exceso de deseos hed¨®nicos, de placer r¨¢pido. [?] Se puede conseguir que los drogadictos tengan menos deseos de consumir drogas, pero esto abre una clase de debate neuro¨¦tico muy importante". Y no s¨®lo en este caso, porque, dado que en funci¨®n de la frecuencia empleada se inhibe o se activa, los efectos positivos pueden convertirse en negativos con s¨®lo una vuelta de mando. Al igual que se estimula la fluidez verbal, se puede lograr que una persona enmudezca o tambi¨¦n provocar que un individuo no vea un objeto que est¨¢ ante sus ojos.
La influencia del electromagnetismo sobre el ser humano todav¨ªa es un tema controvertido sobre el que muchos no quieren hablar y en el que la ciencia no parece ponerse de acuerdo, particularmente en algunos terrenos como los campos generados por los tendidos el¨¦ctricos, los tel¨¦fonos m¨®viles y otros aparatos electr¨®nicos. Lo que nadie niega es que la vida sobre el planeta se ha generado inmersa en el campo magn¨¦tico terrestre. Las neuronas, por su parte, son unidades el¨¦ctricas que responden a los cambios de cargas que se producen a su alrededor. A¨²n m¨¢s, los resultados de un trabajo del Instituto de Tecnolog¨ªa de California apuntan a que existe magnetita en el cerebro, y que tenemos, como muchos animales, un sensor de campos electromagn¨¦ticos. Persinger, un cient¨ªfico a menudo pol¨¦mico, lleva a?os investigando esta relaci¨®n, y ha observado que el nivel diario de actividad geomagn¨¦tica influye en las tendencias agresivas, en la respuesta inmune, en los ataques epil¨¦pticos y en el comportamiento en general. Todav¨ªa no se ha confirmado irrefutablemente que exista una relaci¨®n de causa-efecto, pero los trabajos de su equipo en ratas sugieren esa conexi¨®n. La teor¨ªa de Persinger es que somos seres electromagn¨¦ticos. Todo lo que rige un organismo, desde las reacciones moleculares hasta comportamientos tan complejos como las interacciones sociales o los pensamientos, se caracteriza por un patr¨®n electromagn¨¦tico espec¨ªfico. Si se conociera ese patr¨®n, se podr¨ªa reproducir aplicando campos electromagn¨¦ticos.
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