Beatriz Sarlo: ¡°La transgresi¨®n es permanente en Argentina¡±
Es una de las intelectuales m¨¢s prestigiosas de su pa¨ªs. Ha convertido su voz inclasificable en un estilo punzante de an¨¢lisis pol¨ªtico ¡°Algunos me leen para criticar lo que escribo sobre el Gobierno y otros para ver de qu¨¦ manera oculta y aviesa estoy trabajando a su favor¡±, afirma
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Militante de diversas vanguardias, del mao¨ªsmo a la lucha pro aborto, descoll¨® como profesora universitaria de literatura y experta en historia cultural. Pero Beatriz Sarlo (Buenos Aires, 1942) es hoy una de las articulistas m¨¢s filosas, respetadas y temidas de Argentina. ¡°La antikirchnerista que los kirchneristas aman odiar¡±, como alguna vez se defini¨® con iron¨ªa, todav¨ªa fuma (¡°nerviosa y pregunt¨¢ndole a la gente si le molesta¡±), reivindica el horizonte ut¨®pico de la igualdad como se?a del progresismo, juega al tenis, escribe incluso los feriados, est¨¢ en pareja con el cineasta Rafael Filippelli desde hace m¨¢s de 20 a?os y conserva sobre su mesa de trabajo, comido por las polillas (esto no es una met¨¢fora), su cuaderno de anotaciones sobre el primer tomo de El capital, de Marx.
¡°Haber estado all¨ª¡±, repetir¨¢ Sarlo, subrayando el valor intransferible de la experiencia como aprendizaje, a lo largo de esta entrevista realizada en su oficina, un departamento pr¨®digo en luz natural, donde los libros han tomado incluso la cocina. Dirigi¨® Punto de Vista, una revista que naci¨® en la dictadura e incendi¨® por 30 a?os los grandes debates de su tiempo, y public¨® agudos ensayos sobre cultura y sociedad, como Escenas de la vida posmoderna (1994), en el cual anticip¨®, por ejemplo, la metamorfosis que traer¨ªa el centro comercial en la cosmovisi¨®n urbana.
?Por qu¨¦ estudi¨® Letras y no Ciencia Pol¨ªtica, si siempre la fascin¨®? A comienzos de los sesenta, yo pensaba que la pol¨ªtica se actuaba. Esa era mi posici¨®n ignorante a los 17 a?os. Los pol¨ªticos eran egresados de Derecho. De ah¨ª sal¨ªa la pol¨ªtica en Argentina, como quienes daban golpes de Estado sal¨ªan de las Fuerzas Armadas. No era una alternativa en mi cabeza. Hubiera deseado estudiar Antropolog¨ªa, pero cuando llegu¨¦ a la Facultad de Filosof¨ªa y Letras de la Universidad de Buenos Aires me dijeron que era una carrera muy de derechas, casi una Paleolog¨ªa. Eleg¨ª Literatura porque ya era una lectora voraz.
?Pero sab¨ªa qu¨¦ la esperaba? No ten¨ªa la menor idea de qu¨¦ se estudiaba en Letras. Cre¨ªa, con una gran soberbia, que con lo que hab¨ªa le¨ªdo y con lo que ten¨ªa por delante me alcanzaba. Mi performance como estudiante fue mala porque el mundo que rodeaba la facultad, el de las vanguardias de los sesenta, me atra¨ªa mucho m¨¢s. Cerca estaba el Centro de Experimentaci¨®n Audiovisual y Teatral del Instituto Di Tella. Tuve la suerte de trabajar en un programa de radio all¨ª. Vi por primera vez a los 20 a?os a alguien haciendo m¨²sica electr¨®nica en 1963. Fueron shocks fuertes que no produjeron demasiada comprensi¨®n, pero tengo la hip¨®tesis de que las primeras relaciones con la cultura, las m¨¢s importantes, son esas que uno no entiende.
?Un abordaje m¨¢s intuitivo que racional? A los 12 a?os, por ejemplo, una prima m¨ªa me llev¨® a una representaci¨®n del ballet Apollon musag¨¨te, de Stravinski. En esa ¨¦poca no hab¨ªa Internet para consultar. Salimos de ah¨ª sin saber qu¨¦ hab¨ªamos visto. Pero a m¨ª se me parti¨® la cabeza. La experiencia de no entender es fundamental. Por eso no creo en la literatura masticada para los adolescentes. En la formaci¨®n, la idea de que uno encuentre un obst¨¢culo y tenga la esperanza de que podr¨¢ superarlo es decisiva.
Querer entender. O querer m¨¢s de ¡°no entender¡± porque te pone en otro lugar, en estado de expectativa, salvo que sientas que es tan gigantesco lo incomprensible que no est¨¢ a tu medida, pero los adolescentes son soberbios y yo lo era. Para ser justa con Letras, con el tiempo he comprobado que mi formaci¨®n literaria es la que organiza todas mis formas de leer lo urbano, lo social, lo pol¨ªtico. Tomar un acontecimiento y leerlo intensamente, como algo que puede ser muy peque?o, pero que tiene inmensa densidad sem¨¢ntica. As¨ª es como uno lee una met¨¢fora en un poema.
Incluso hoy cada tanto aparece en Twitter alguien que dice ¡°Sarlo aborta por deporte¡±
Habl¨® reci¨¦n de su prima. ?Y el resto de su familia? ?Qu¨¦ cosas suyas vienen de ella? Me identifico con mis t¨ªas, las hermanas de mi madre que pertenecieron a la tradici¨®n de maestras argentinas que inaugur¨® Sarmiento en el siglo XIX, cuando en 1870 visit¨® EE UU e import¨® maestras para que formaran docentes en el pa¨ªs. Eran de esa escuela y yo fui para ellas un objeto pedag¨®gico permanente. Hay otra impronta que me une al mundo femenino y dom¨¦stico: una t¨ªa pol¨ªtica, en cuya casa viv¨ª por temporadas. Nos ense?¨® a sus hijas y a m¨ª a cocinar. Aprend¨ª instintivamente mientras hac¨ªamos tareas secundarias ¨Clavando platos, pelando cebollas¡¨C. Incluso hoy repito los movimientos que ella hac¨ªa cuando amasaba o cuando cerraba una tarta de pescado o de verduras.
En Viajes, su libro m¨¢s reciente, subraya el antiperonismo de su padre. Mi padre era un furioso antiperonista. Lo que en Argentina se llama gorila. Era un t¨ªpico ateo, liberal conservador de la tradici¨®n final del siglo XIX. Y, naturalmente, a los 15 a?os yo me convert¨ª a eso otro que mi padre no era. Per¨®n hab¨ªa sido derrocado en 1955 y abrac¨¦ el nacionalismo populista. Tuve tambi¨¦n una etapa ¨Cla de mis viajes por Latinoam¨¦rica, que es justamente la que narro en ese libro¨C en la que me hice cat¨®lica tercermundista, atra¨ªda no por la religi¨®n ¨Cmi umbral de creencia siempre fue bajo¨C, sino por la figura y las enc¨ªclicas sociales de Juan XXIII. Todo esto es anterior a mi viraje marxista-leninista, a fines de los setenta. Pero volviendo a mi padre, siento que lo que ¨¦l s¨ª me transmiti¨® fue la intensidad de su relaci¨®n con la pol¨ªtica.
Reconoce en el libro mucho candor en la creencia de su generaci¨®n de que la revoluci¨®n estaba a la vuelta de la esquina. ?Percibe hoy militancias que puedan emparentarse con esa ingenuidad? Busc¨¢bamos el territorio de la revoluci¨®n y ese territorio fue ba?ado en sangre cuando termin¨® la etapa de nuestros viajes, en los setenta. Despu¨¦s de 1989 y de la ca¨ªda del Muro, despu¨¦s de las c¨¢rceles cubanas llenas de homosexuales, intelectuales y opositores, es muy dif¨ªcil mantener la inocencia. Por otra parte, ese candor ven¨ªa de un deseo y hoy no s¨¦ si existe ese deseo de revoluci¨®n. Hay fen¨®menos interesantes en distintas partes del mundo: la gente sale en grandes manifestaciones. Pero solo en el caso espa?ol eso ha tra¨ªdo resultados electorales.
?C¨®mo eval¨²a el fen¨®meno de Podemos tras las elecciones? Lo que m¨¢s me interes¨® fue que Podemos logr¨® moderar el extremismo, no ideol¨®gico y pol¨ªtico, sino metodol¨®gico. Tuvo que aliarse con Ada Colau en Barcelona y con Manuela Carmena en Madrid. Y tuvo que dar unos votos en el sur para que los socialistas lograran alcald¨ªas. Pudo empezar a comportarse como un partido pol¨ªtico. De no haberlo hecho quiz¨¢ hubiera quedado como un movimiento testimonial. Es interesante que estas elecciones lo hayan obligado a un sistema de alianzas. Y ha encontrado un interlocutor m¨¢s de su generaci¨®n en t¨¦rminos metodol¨®gicos, como Pedro S¨¢nchez del PSOE. No tienen la misma ideolog¨ªa, pero s¨ª el mismo horizonte generacional.
Beatriz Sarlo
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Se define como una ¡°anfibia¡±, entre la vida acad¨¦mica y la militancia. Ense?¨® literatura argentina en la Universidad de Buenos Aires y es autora de una veintena de investigaciones sobre vanguardias, cultura urbana y popular. De familia antiperonista, en los sesenta estuvo cerca del sindicalismo alternativo y revolucionario. Vir¨® al mao¨ªsmo ¡°no guerrillerista¡±. Con la llegada de la democracia, en 1983, integr¨® el Club Socialista, un centro de an¨¢lisis pol¨ªtico, hasta los noventa. Destaca de Argentina ¡°su funcionamiento plebeyo¡±, culturalmente democr¨¢tico: que nadie pueda decir ¡°usted no sabe qui¨¦n soy yo¡± sin exponerse a un insulto.
Punto de Vista naci¨® en 1978 como una revista opositora, underground y marginal. ?C¨®mo se explica su trabajo actual en medios masivos? Mi biograf¨ªa y la de Punto de Vista est¨¢n muy entrelazadas¡, pero no tanto. Fue una revista que naci¨® en la dictadura, se public¨® por 30 a?os y cerr¨® en 2008. Hizo aportes significativos, sobre todo respecto de Malvinas (nos hab¨ªamos opuesto a la aventura militar en extrema soledad), sobre la cr¨ªtica de los setenta y la cuesti¨®n de la memoria inmediata, y sobre lo que era en ese momento lo nuevo en la literatura argentina. Suelo decir que yo no produje la revista, que ella me produjo a m¨ª, en el di¨¢logo con su consejo editor y sus colaboradores. Mi relaci¨®n con los medios masivos es anterior al cierre, empez¨® en 1994.
Y en ocasiones fue muy criticada en el ambiente intelectual. S¨ª, extremadamente. Cuando yo tom¨¦ en 2004 una columna de vida cotidiana en la revista dominical de Clar¨ªn, se discut¨ªa el hecho de que aceptara escribir all¨ª. Ahora no suceder¨ªa. Han pasado 11 a?os. Hoy si G¨®ngora reviviera, le ofrecer¨ªan escribir una.
?Qu¨¦ le interesaba a usted de ese espacio? Estaba cambiando de trabajo. Hab¨ªa estado en la universidad de la democracia y me quer¨ªa ir. Medio en broma le dije a un amigo: ¡°Paso del Estado al mercado¡±. Me di cuenta de que en esa ¨¦poca una revista de domingo ¨Cno s¨¦ si a¨²n funciona as¨ª, con el cambio digital¨C te daba un correo de lectores formidable con gente para la cual funcionaba como una lectura que quedaba en la casa: maestras que recortaban cositas para sus alumnos, por ejemplo. Tuve una dimensi¨®n del ¨²ltimo momento de apogeo del periodismo letrado sobre papel.
Antes hab¨ªa participado de debates medulares. Recuerdo una producci¨®n period¨ªstica de 1997 a favor del aborto. ?C¨®mo se decidi¨®? La revista Trespuntos retom¨® lo que hab¨ªan hecho unos 20 a?os antes las mujeres francesas, Simone de Beauvoir entre otras, declarando ¡°Yo abort¨¦¡± y contando por qu¨¦ lo hab¨ªan hecho. Desde el comienzo pens¨¦ en hacer un texto extremo. Cont¨¦ que hab¨ªa abortado varias veces y que nunca me hab¨ªa sentido m¨¢s libre. Pens¨¦ en hacerlo as¨ª; primero, porque era cierto: nunca tuve ninguna duda porque soy atea. Y segundo, porque me restituy¨® una libertad frente a algo impuesto por la biolog¨ªa. Pero incluso hoy cada tanto aparece en Twitter alguien que dice ¡°Sarlo aborta por deporte¡±.
?Encuadra su elecci¨®n de ese tono extremo, casi provocativo, en lo que llama ¡°intervenciones vanguardistas¡±? S¨ª, creo que hay temas en los cuales uno no puede empezar por la biograf¨ªa, del tipo ¡°era tan joven, pasaba necesidades¡¡±. Para m¨ª uno tiene que poner las cosas muy en el l¨ªmite para que sean abstractas y convincentes. Llevar al l¨ªmite algunos temas que los cat¨®licos ponen all¨ª no me parece errado en una batalla que a¨²n hoy est¨¢n ganando. Si dicen que un grupo de c¨¦lulas de tres semanas es un ser humano vivo, con todos los derechos, yo tambi¨¦n pongo las cosas en el recontral¨ªmite porque no tengo por qu¨¦ aceptar las creencias de otros sobre la naturaleza; tengo las m¨ªas. ?Por la Virgen, no es un ser humano! Punto. Algo que est¨¦ casi al borde de la blasfemia a veces es necesario. Un pol¨ªtico no puede hacerlo de ese modo, un intelectual o un artista, s¨ª. Cada uno tiene que aprovechar sus posibilidades seg¨²n el piso social en el que se mueve.
Hay elecciones presidenciales en octubre y Argentina cerrar¨¢ un ciclo de 12 a?os. ?C¨®mo ser¨¢ recordada Cristina Kirchner? Para hacer historia de la cultura y juzgar su gobierno hay que esperar 10 a?os. Pero logr¨® algo que era dif¨ªcil tras la muerte de su marido, N¨¦stor Kirchner. Ella construy¨® su propio carisma. Weber ha explicado que el carisma no se hereda ni se traslada y ella comenz¨® a construir el suyo la misma noche del velatorio, en pleno duelo. Con lo cual se asegur¨® el poder, porque el peronismo se alinea al poder inmediatamente. Entre las caracter¨ªsticas de su gesti¨®n mencionar¨ªa la distribuci¨®n desprolija, en la cual se mezclan la d¨¢diva, el regalo y la presi¨®n con la distribuci¨®n m¨¢s o menos sistem¨¢tica de bienes y servicios y un desarrollo tambi¨¦n desprolijo del capitalismo argentino, con rasgos muy corruptos. El legado kirchnerista confirma que el peronismo es siempre expresi¨®n del aire de la ¨¦poca. Con Menem vino la d¨¦cada del consenso de Washington, la herencia conservadora de Thatcher y Reagan. El kirchnerismo expres¨® el latinoamericanismo de este tiempo, exagerando el estilo. As¨ª, si Brasil ¨Ccuya ambici¨®n de grandeza admiro¨C busc¨® moderar a Ch¨¢vez, el kirchnerismo le ech¨® le?a a ese fuego.
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?Llegar¨¢ a investigarse la corrupci¨®n como sucede en Brasil? Tengo muy bajas expectativas de que la corrupci¨®n se juzgue en Argentina, m¨¢s all¨¢ de qui¨¦n sea el pr¨®ximo presidente. Quiz¨¢ haya posibilidades de que la corrupci¨®n se modere.
?Qu¨¦ queda de la militante del Partido Comunista Revolucionario en la intelectual que hoy apoya la construcci¨®n de un espacio progresista? Haber estado all¨ª. A m¨ª nadie puede venir a explicarme qui¨¦n fue Mao Tse Tung o enga?arme sobre su ideario. Porque tengo en la cabeza ciertas categor¨ªas, puedo concluir tambi¨¦n que, cuando Cristina Kirchner dice algunas cosas, piensa de un modo que se acerca m¨¢s a la simplificaci¨®n campesina que hace Mao de la dial¨¦ctica que a la complejidad de su ensayista favorito, Ernesto Laclau, que toma mucho de Carl Schmitt. ?Quer¨¦s que te diga algunos refranes mao¨ªstas? ¡°No hay que tirar la piedra para recoger el jade¡± o ¡°Es mejor el pan de mijo que la caca de perro¡±.
?Qu¨¦ significa eso? No lo s¨¦, son incomprensibles. Y nosotros ¨¦ramos peque?oburgueses hiperurbanos que repet¨ªamos refranes pensados para un pueblo de 400 millones de campesinos. Hice la experiencia. Fui militante en zonas obreras, en puertas de f¨¢bricas, dirig¨ª una revista cultural de ese partido. Y porque estuve all¨ª y s¨¦ de qu¨¦ se trata, me fui y hoy tengo la ilusi¨®n del surgimiento de un partido progresista o socialdem¨®crata, como quieras llamarlo, y apoyo la candidatura de Margarita Stolbizer.
?Qu¨¦ quiere decir ahora ser progresista? La ¨²ltima persona que dijo que quer¨ªa hacer un partido socialdem¨®crata fue Alfons¨ªn, que dej¨® la presidencia en 1989. Desde 1945 ha sido dif¨ªcil definir el progresismo porque el peronismo compite por ese espacio como un movimiento que se autodefine como populismo. Creo que el horizonte de un progresista es la igualdad. No la igualdad de oportunidades, que puede ser un instrumento, pero que por s¨ª sola deja a los m¨¢s despose¨ªdos, a los m¨¢s j¨®venes en el mismo lugar donde los encuentra porque no tienen recursos para aprovecharla. Esa diferencia es lo primero que hay que explicar.
¡°Somos una gran tarea inconclusa¡±, defini¨® en Tiempo presente. ?Qu¨¦ falta en Argentina? Algo que existe en Uruguay y en Chile. Un sentido m¨¢s fuerte de la legalidad, ausente en los pol¨ªticos y en los ciudadanos. Es algo que el pa¨ªs tiene que construir. Quiz¨¢ la carencia se relacione con los periodos de golpes militares o con otras cuestiones culturales. La transgresi¨®n es permanente en Argentina: desde no pagar los impuestos hasta cruzar sem¨¢foros en rojo.
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