Dos generaciones de mujeres en la ciencia
El Aula de EL PA?S acoge el debate 'Mujeres y ciencia' con la participaci¨®n de Margarita Salas y F¨¢tima Bosch
Los laboratorios est¨¢n llenos de mujeres, las aulas est¨¢n llenas de mujeres y tambi¨¦n las salas del profesorado. Y sin embargo, las cient¨ªficas est¨¢n lejos de tener la representaci¨®n que les corresponde en los ¨®rganos de decisi¨®n. Pero es cuesti¨®n de tiempo seg¨²n coincidieron el lunes las investigadoras Margarita Salas, profesora de Investigaci¨®n del CSIC en el Centro de Biolog¨ªa Molecular Severo Ochoa, y F¨¤tima Bosch, catedr¨¢tica y directora del Centro de Biotecnolog¨ªa Animal y Terapia G¨¦nica de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. "En quince a?os, las mujeres dirigir¨¢n la investigaci¨®n", se aventur¨® a pronosticar Margarita Salas. De la relevancia de esta investigadora da idea un dato: la aplicaci¨®n comercial de sus investigaciones aporta el 50% de los royalties que percibe el CSIC.
"S¨®lo un 34% de los profesores titulares y un 13% de catedr¨¢ticos son mujeres"
Ambas participaron en un acto sobre las Mujeres en la Ciencia organizado por la Fundaci¨®n Dr. Antonio Esteve y Aula EL PA?S. Se trataba de que dos investigadoras de generaciones distintas explicaran sus vivencias como mujeres cient¨ªficas. La situaci¨®n ha cambiando mucho desde que Margarita Salas decidi¨® regresar a Espa?a en 1967 despu¨¦s de tres a?os de trabajo en Estados Unidos con el profesor Severo Ochoa. Hoy hay muchas m¨¢s tesis doctorales hechas por mujeres, muchas m¨¢s investigadoras, pero siguen sin acceder a los puestos directivos. Y menos a¨²n a la academia y a los honores: "?Saben cu¨¢ntas mujeres han recibido el Premio Nobel?", pregunt¨®. "Once, entre m¨¢s de 300 hombres". Margarita Salas explic¨® que al regresar a Espa?a formaba equipo con su marido Eladio Vi?uela, y aunque los dos planteaban su trabajo desde la m¨¢s estricta paridad, todos se dirig¨ªan en primer t¨¦rmino a ¨¦l, aunque se refirieran al trabajo que ella realizaba. La discriminaci¨®n de que era objeto por el entorno lleg¨® a ser tan punzante que decidieron separar sus investigaciones para que ella no resultara perjudicada.
Este tipo de situaciones ya no se producen, pero Margarita Salas record¨® que "s¨®lo un 34% de los profesores titulares son mujeres y entre los catedr¨¢ticos, apenas alcanzan el 13%", dijo.
Para F¨¤tima Bosch, el problema de las mujeres investigadoras es que la ciencia avanza a gran velocidad y para estar en primera l¨ªnea se exige un enorme esfuerzo y una gran dedicaci¨®n, algo que en el caso de las mujeres presenta especiales dificultades por el sobreesfuerzo que representa para ella atender a la vida familiar. El momento ¨¢lgido de la carrera cient¨ªfica coincide en muchos casos con la edad biol¨®gica de la maternidad, de manera que muchas mujeres se ven obligadas a reducir su dedicaci¨®n para ser madres. F¨¢tima Bosch explic¨® que muchas investigadoras j¨®venes renuncian en estos momentos a realizar estancias postdoctorales en el extranjero por la dificultad de combinar su agenda profesional con la vida familiar. "Las mujeres no deben renunciar a competir", dijo. "Lo que necesitamos son m¨¢s ayudas para compaginar las dos cosas". Ella vivi¨® estas dificultades en su propia piel: "Un mes despu¨¦s de que me concedieran la beca para trabajar en el laboratorio de John H. Exton, en Estados Unidos, supe que estaba embarazada. Me fui cuando estaba de cuatro meses y el primer d¨ªa con el profesor Exton estaba tan mal, vomitaba tanto, que acab¨® llev¨¢ndome al hospital. As¨ª empez¨® mi estancia en Estados Unidos" "Pero creo que no hemos de renunciar ni a investigar ni a tener hijos", concluy¨®.
Tanto Margarita Salas como F¨¢tima Bosch coindieron en que formalmente no existe ahora discriminaci¨®n en los tribunales que asignan becas y plazas de investigaci¨®n, pero en el debate, Pilar Zabalaga sostuvo que la discriminaci¨®n se produce antes, en el proceso de promoci¨®n anterior. Sergi Erill, de la Fundaci¨®n Esteve, concluy¨®: "En literatura, hay una frase, referida a los vampiros, que puede aplicarse tambi¨¦n a la discriminaci¨®n: "su mayor fuerza reside en hacer creer que no existen".
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