El Bar?a se vuelve resultadista

Andr¨¦s Iniesta, el jugador m¨¢s angelical del Bar?a, remat¨® con fuerza y alto a la red tras un potente chut de Deco y acab¨® con la angustia de los azulgrana. Quedaba media hora de partido, era el 0-2, y el sufrimiento barcelonista (pues la victoria del Werder Bremen sobre el Chelsea le obligaba a no fallar) se acab¨®. El Barcelona gan¨® en Sof¨ªa ante un Levski respond¨®n y se jug¨® ganarse el pase a octavos el ¨²ltimo d¨ªa ante los alemanes en el Camp Nou. La gran noche europea est¨¢ servida. Pese a que se adelant¨® con mucha antelaci¨®n en el marcador gracias a un gol de Giuly, le cost¨® al Bar?a rematar el partido porque desperdici¨® de mala manera sus ocasiones y porque el Levski le achuch¨® en la primera parte. Iniesta, que se ha desmelenado ¨²ltimamente como goleador, cerr¨® el debate y entonces el equipo b¨²lgaro languideci¨®, rindi¨¦ndose al final a la jerarqu¨ªa azulgrana.

Los barcelonistas decidieron con dos delanteros y con Iniesta de falso extremo

El desenlace fue pl¨¢cido para el Bar?a, pero, durante casi una hora, el partido result¨® tan intenso y el¨¦ctrico como la cantidad ingente de bengalas que se encendieron en la grada nada m¨¢s empezar. El Bar?a se jugaba mucho en el envite y no se acoquin¨® ante la intimidatoria puesta en escena del Vasil Levski. Tanto es as¨ª que a la primera internada por la banda de Yoyov, respondi¨® con un gol. Zambrotta se vio superado por el volante b¨²lgaro pero segundos despu¨¦s se redimi¨® con un centro preciso al ¨¢rea que Giuly empuj¨® a la red. El gol del franc¨¦s, que suele ser decisivo en los partidos europeos, situaba al Bar?a en el escenario id¨ªlico, porque apenas hab¨ªan pasado cinco minutos y ya mandaba en el marcador.

Pero lejos de arrugarse y deprimirse por el golpe de mano del vigente campe¨®n, el Levski acept¨® el desaf¨ªo. Ser¨¢ el equipo b¨²lgaro novato en la Champions y uno de los m¨¢s goleados del torneo, pero su juego es atractivo. Ocurre que ha pagado caro estar encuadrado en el grupo m¨¢s dif¨ªcil de torneo. El l¨ªder b¨²lgaro le discuti¨® el bal¨®n al Bar?a hasta el punto de tener mayor posesi¨®n en la primera parte; lo movi¨® con rapidez, presion¨® y entr¨® con relativa facilidad por las bandas. Y el partido se equilibr¨® en el juego de modo peligroso para los azulgrana. En ese momento, el Werder ya ganaba al Chelsea. Consciente del riesgo, el Bar?a fue contundente en defensa, y tanto Puyol como Sylvinho desarbolaron dos peligrosas internadas de Angelov y Yoyov en el ¨¢rea. Borimirov, el medio centro, estuvo a un paso de darle tambi¨¦n un susto a V¨ªctor Vald¨¦s.

Fue una cuesti¨®n de desequilibrios porque la firmeza del Bar?a en defensa contrast¨® con la flojera en ataque. Conducido por la solvencia de Iniesta y protegido por la intensidad de M¨¢rquez y Motta, el Bar?a rond¨® el ¨¢rea pero le fall¨® la pegada a Gudjohnsen, o se adorn¨® demasiado, o se top¨® con la zaga del Levski, que hab¨ªa sufrido sendos revolcones del Werder Bremen y del Chelsea, que le ganaron por tres goles. El decorado apenas cambi¨® tras el descanso: el island¨¦s se plant¨® solo dos veces ante Petkov pero, o chut¨® fuera, o la zaga evit¨® el gol. No hubo forma, porque hasta en una de esas ocasiones Giuly marr¨® un disparo con la porter¨ªa vac¨ªa.

El sufrimiento estaba servido porque aunque el Levski, agotado por el esfuerzo, no se prodigaba en ataque, el Bar?a sab¨ªa que jugaba con fuego: en una de las ocasiones la grada reclam¨® penalti sobre Wagner. Quedaba media hora para el final y Deco, harto del suspense, puso la directa: se fue hacia Petkov e Iniesta tradujo su disparo en gol. El volante remat¨® desde la demarcaci¨®n de extremo, puesto que volvi¨® a ocupar, como en la primera temporada de Rijkaard, despu¨¦s de que Xavi hubiera sustituido a Giuly. La entrada de Xavi seren¨® a los azulgrana y el tercer gol rond¨® la porter¨ªa de los b¨²lgaros, pero no lleg¨®. El Bar?a respir¨® y el Levski se despidi¨® de su afici¨®n con una traca y c¨¢nticos de la grada. Los azulgrana se jugar¨¢n el pase a octavos en el Camp Nou ante el Werder Bremen.