Los ultrajes de una guerra
Zbanic retrata en 'Grbavica', reconocida con el Oso de Oro en Berl¨ªn, el drama de las mujeres bosnias violadas por los serbios
J asmila Zbanic fue recibida como una hero¨ªna en su Sarajevo natal por ganar con la pel¨ªcula Grbavica el Oso de Oro en la pasada edici¨®n del festival de Berl¨ªn. Durante meses, no tuvo que pagar taxis, ni cuentas de restaurantes. Pero el ¨¦xito de este largometraje no s¨®lo le report¨® fama, sino que consigui¨® algo m¨¢s importante: el Parlamento de Bosnia-Herzegovina reconoci¨® por primera vez que las mujeres violadas entre 1990 y 1992 por los militares serbios tambi¨¦n eran v¨ªctimas de guerra.
Hasta entonces, todos lamentaban su situaci¨®n, pero apenas recib¨ªan unas palmaditas en la espalda a modo de consuelo. "La pel¨ªcula se estren¨® en Bosnia en marzo. Las mujeres violadas por los soldados serbios no ten¨ªan antes el estatus de v¨ªctimas de guerra, quiz¨¢ porque son los hombres los que dominan la pol¨ªtica. Conseguimos reunir 50.000 firmas para cambiar esta situaci¨®n, un objetivo que se logr¨® finalmente por la presi¨®n medi¨¢tica", record¨® ayer la directora en la presentaci¨®n del filme, celebrada en Barcelona.
Las protagonistas de Grbavica son Esma, interpretada por una inmensa Mirjana Karanovic -diva de Kusturica en pel¨ªculas como Pap¨¢ est¨¢ en viaje de negocios y Underground-, y su hija Sara, a la que da vida la debutante Luna Mijovic. La cr¨ªa, que est¨¢ en la edad del pavo, se frota las manos ante una inminente excursi¨®n escolar en compa?¨ªa de sus colegas. Para conseguir el dinero necesario, 200 euros, Esma empieza a trabajar de camarera en una discoteca.
Sin embargo, Sara no cree que sea necesario tanto esfuerzo: bastar¨ªa con presentar en el colegio un certificado en el que se acredite que su padre es un sahid, un m¨¢rtir fallecido en la guerra. La ni?a ha crecido con esa idea en la cabeza, porque su madre nunca se ha atrevido a confesarle la verdad. En realidad, el padre no era un h¨¦roe, sino un chetnik -militar nacionalista serbio- que viol¨® a Esma en uno de los campos de tortura del barrio de Grbavica, enclave que da t¨ªtulo al filme. La cinta elude escenas de violencia sexual porque Zbanic quer¨ªa retratar el drama actual de estas mujeres, lastradas por graves secuelas psicol¨®gicas e impedidas para llevar una vida normal. La directora evita caer en histrionismos tr¨¢gicos y apuesta por una historia sin artificios, que abunda en los sentimientos de odio y amor que Sara provoca en Esma. Entre las secuencias que golpean el coraz¨®n, destacan las de las sesiones terap¨¦uticas para aliviar el dolor de estas mujeres ultrajadas durante la guerra de la antigua Yugoslavia. Karanovic no aparece entonces rodeada de otras actrices, sino de v¨ªctimas reales de aquel horror que quisieron apoyar el proyecto con su presencia. Para rodarla, la directora se puso en contacto con asociaciones que tratan de ayudarlas. Adem¨¢s, ella misma hab¨ªa conocido a tres adolescentes violadas por los matarifes de Radovan Kadzic y Ratko Mladic.
"Negarlo todo"
No obstante, algunos todav¨ªa hacen o¨ªdos sordos. Grbavica no se ha estrenado en la Rep¨²blica Serbia de Bosnia. "All¨ª prefieren negarlo todo, como si nada hubiera pasado", lament¨® la cineasta, que recibi¨® alguna cr¨ªtica por dar el papel protagonista a Karanovic, nacida en Belgrado. "Aunque hay actrices bosnias muy buenas, s¨®lo ella era capaz de interpretar todo lo feo y lo hermoso que puede habitar en un ser humano. A la hora de trabajar, no me importan las nacionalidades. Mirjana Karanovic ya era una estrella cuando yo iba a la escuela. Ayud¨® mucho en el rodaje", sostuvo la cineasta, aunque tras ver la actuaci¨®n de Karanovic no hacen falta demasiadas explicaciones.
Babelia
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