Yugoslavos en Amsterdam
Las guerras internas, m¨¢s o menos fratricidas, que desintegran pa¨ªses y obligan a los ciudadanos al exilio, originan un estado de extrav¨ªo que parad¨®jicamente produce buena literatura. No siempre, claro est¨¢, pero esas experiencias son, para los escritores, una materia de inspiraci¨®n ineludible que se convierte en excelente al trabar desastre pol¨ªtico y trastorno existencial. No es algo que se elija por gusto, pero aceptar su contingencia supone indagar en la ra¨ªz de la condici¨®n humana. El Ministerio del Dolor, de la croata Dubravka Ugresic (Zagreb, 1949), explora hasta los l¨ªmites los efectos de desorientaci¨®n, tanto emocionales como ling¨¹¨ªsticos, de un grupo de exiliados yugoslavos en Amsterdam, reunidos en torno a una profesora que, como ellos, vive una "situaci¨®n absurda" al tener que dar clases de una materia inexistente: "La filolog¨ªa yugoslava -que anta?o abarcaba la literatura eslovena, croata, bosniaca, serbia, montenegrina y macedonia- hab¨ªa desaparecido como carrera junto con Yugoslavia". A los estudiantes, en realidad, les interesan m¨¢s los papeles holandeses que la literatura. No obstante, pese a la precariedad en que se mueve, esta profesora intentar¨¢ establecer con los alumnos v¨ªnculos de fraternidad, desvi¨¢ndose de la imposici¨®n docente, para generar una suerte de memoria com¨²n que les permita compartir las dram¨¢ticas vivencias de la guerra y explicarse, en lo posible, qu¨¦ provoc¨® aquella desintegraci¨®n a sangre y fuego. Cada uno arrastra un doloroso trauma, pero no es nadie sin ese trauma. Y, para reconocerse, necesitan asumirlo y superarlo. Algo nada f¨¢cil, pues, incluso dentro de ese cen¨¢culo, se produce una queja an¨®nima a la autoridad acad¨¦mica que impide a la profesora usar t¨¢cticas docentes que no se atengan al programa de estudios. El resultado es la desmembraci¨®n del grupo y una confrontaci¨®n muy parecida a la sufrida en su pa¨ªs: "Yugoslavia era un pa¨ªs terrible. En ¨¦l, todos ment¨ªan, igual que mienten hoy. S¨®lo que ahora una mentira se ha dividido en cinco partes", escribir¨¢ uno de los alumnos, que acabar¨¢ suicid¨¢ndose.
EL MINISTERIO DEL DOLOR
Dubravka Ugresic
Traducci¨®n de Luisa Fernanda Garrido Ramos y Tihomir Pistelek
Anagrama. Barcelona, 2006
300 p¨¢ginas. 18 euros
Contada por Tanja Lucic, la profesora, El Ministerio del Dolor es m¨¢s un minucioso tratado sobre el exilio y sus consecuencias que una novela. Lo que no quiere decir que sea una mala novela; todo lo contrario, su inter¨¦s radica en aprovechar el g¨¦nero para dotarlo de sentido, prescindiendo de sentimentalidad y dependencias compasivas, y confiriendo al relato los sesgos de una sinuosa divagaci¨®n que emplaza a una lectura circular: "A veces, las cosas en la vida se enredan tanto que el antes y el despu¨¦s acaban confundi¨¦ndose. Por eso mismo no s¨¦ si cuento esta historia para llegar a su final o a su principio". Sostenida por esa incertidumbre, la novela se nutre de una sombr¨ªa desesperanza y una solapada indignaci¨®n general que, no obstante, conducen al autoenga?o. Dubravka Ugresic confirma as¨ª que una memoria rota no es susceptible de recuperaci¨®n, excepto a trav¨¦s de las a?agazas con que se pueda encauzar la desgracia, pues "sin gesti¨®n la desgracia no es m¨¢s que mero fracaso".
Con la gesti¨®n de esa desgra
cia est¨¢ escrita El Ministerio del Dolor (el t¨ªtulo alude, ir¨®nicamente, a un club porno sadomasoquista de La Haya), y con esa visi¨®n se describen las calles de Amsterdam, una ciudad que semeja un caracol y que la narradora descifra como si interpretara sus propios sue?os, sin hallar alivio y conform¨¢ndose con "el consuelo de la autohumillaci¨®n". La autora, en todo caso, da m¨²ltiples claves para que el lector pueda acceder a una comprensi¨®n cabal de la causa de la emigraci¨®n yugoslava. He aqu¨ª una de las m¨¢s terribles: "Porque en mi tierra, en lugar de decir, como en el resto del mundo, que el ni?o duerme 'como un ¨¢ngel', se dice que 'duerme como si lo hubieran degollado".
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