Piqu¨¦ ofrece consenso para desarrollar el Estatuto
En un intento de abandonar su aislamiento parlamentario y a la vista de que el desarrollo del Estatuto ser¨¢ una de las grandes carpetas de la legislatura que comienza, el presidente del Partido Popular de Catalu?a, Josep Piqu¨¦, ofreci¨® "consenso" a Jos¨¦ Montilla para desarrollar la carta auton¨®mica. Consenso con condiciones. Tras lamentar que los grupos del tripartito no demostraran "nunca buscar el acuerdo" durante la negociaci¨®n estatutaria, Piqu¨¦ se mostr¨® esperanzado de que las actitudes puedan cambiar bajo el mandato de Montilla, a quien, por cierto, dese¨® "suerte" como presidente.
Este deseo fue una muestra del fair play que pareci¨® instalarse en la C¨¢mara, con la intervenci¨®n de Artur Mas, y la de Josep Piqu¨¦, m¨¢s tarde. Pero la oferta de pacto para desarrollar el Estatuto, as¨ª como la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica del Gobierno, tambi¨¦n fueron objeto de un vivo debate entre el l¨ªder del PP y Montilla. Sobre todo cuando la principal condici¨®n que puso Piqu¨¦ fue esperar a que el Tribunal Constitucional se pronuncie sobre los numerosos recursos que acumula la carta auton¨®mica. La respuesta de Montilla fue implacable y dej¨® claro que no tiene voluntad alguna de esperar al veredicto del Constituticional antes de comenzar la tarea. "El Estatuto se desarrollar¨¢ en las fases previstas", sentenci¨®. Con todo, dijo contar con ¨¦l para discutir la aplicaci¨®n del Estatuto "siempre y cuando esto no implique no hacerlo". Esto vino seguido de un reproche: "Su partido ha recurrido aspectos del Estatuto catal¨¢n por anticonstitucionales que constan en otros estatutos apoyados por el PP". La acusaci¨®n qued¨® sin respuesta. Piqu¨¦ se limit¨® a responder: "si el partido socialista de Catalu?a hubiera tenido la misma voluntad de consenso que el de otras comunidades habr¨ªamos logrado un Estatuto como el de otras comunidades y habr¨ªa contado con el apoyo del PP".
Pero el Estatuto no impidi¨® que Piqu¨¦ se entregara a fondo en otro cuerpo a cuerpo con el l¨ªder socialista: el de la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica. Bajo la atenta mirada de los tres diputados de Ciutadans que han situado el supuesto conflicto ling¨¹¨ªstico de Catalu?a en el epicentro de sus reivindicaciones, Piqu¨¦ trat¨® de arrancar a Montilla si el acceso de un castellanohablante a la presidencia de la Generalitat cambiar¨¢ algo en el panorama ling¨¹¨ªstico catal¨¢n. As¨ª, despu¨¦s de recordarle que "usted y yo a menudo acabamos hablando en castellano", Piqu¨¦ le pregunt¨® si la Generalitat aplicar¨¢ a rajatabla la ley de Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica que prev¨¦, entre otros supuestos, sanciones a los comercios que no incluyan el catal¨¢n entre las lenguas de sus r¨®tulos. Montilla evadi¨® la pregunta pero aprovech¨® el ¨®rdago para exponer a Piqu¨¦ su concepci¨®n sobre la realidad ling¨¹¨ªstica catalana. De entrada, asegur¨® que en Catalu?a es el catal¨¢n y no el castellano "la lengua que se encuentra en situaci¨®n de riesgo". Y para demostr¨¢rselo le invit¨® a "pasearse por cualquier librer¨ªa". Dicho esto, explic¨® que el biling¨¹ismo de la sociedad catalana se vive en su propia casa: "Hablo en castellano con mi mujer y en catal¨¢n con mis hijos", dijo antes de insistir en que "la lengua no tiene por qu¨¦ dividir a los catalanes". "No lo ha hecho nunca", remach¨®. S¨®lo admiti¨® algunos "problemas" entre "funcionarios que se encuentran de paso en Catalu?a" unos problemas, que asegur¨®, no existen entre las personas con "voluntad de permanencia" en Catalu?a. As¨ª pues, y avanz¨¢ndose a lo que m¨¢s tarde le espet¨® el presidente de Ciutadans, Albert Rivera, Montilla hizo una petici¨®n muy expl¨ªcita: "No inventen problemas donde no existen".
Piqu¨¦ acept¨® que no juzgar¨¢ la actuaci¨®n de Montilla de forma precipitada, aunque dej¨® muy claro que, a sus ojos, el Gobierno de Montilla no es nada m¨¢s que la "segunda parte de un fracaso". "Veo que se disponen a cometer los mismos errores que el primer tripartito" aventur¨® un Piqu¨¦ que incidi¨® en las contradicciones program¨¢ticas de las tres formaciones que apoyan a Montilla.
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