Jes¨²s est¨¢ en el cielo
Es el presentador de variedades m¨¢s moderno y querido de Espa?a. No para. Triunfa con 'OT'. Vuelve a reflotar 'All¨¢ t¨²'. Act¨²a en 'Bea la fea'. Es embajador de ACNUR. De ¨ªdolo de chicas a gay comprometido, Jes¨²s V¨¢zquez ha tocado la gloria cuando se ha mostrado como es
-M¨ªralo. Es el chico ¨¦se pelado de la segunda fila. El de la camisa de rayas. Se llama Roberto y es arquitecto o algo as¨ª.
-S¨ª, ya le veo. Es guapo tambi¨¦n, pero vale m¨¢s Jes¨²s, d¨®nde va a parar.
Dos se?oras cotorrean mientras se zampan el cornete de chocolate que han encontrado sobre sus asientos de los estudios Mediapark, en Barcelona. Faltan diez minutos para que Telecinco emita en directo la gala de Operaci¨®n Triunfo. Jos¨¦ Antonio y Maite, dos de los alumnos m¨¢s carism¨¢ticos, est¨¢n nominados. Act¨²an Jamiroquai y Nelly Furtado. Setecientas personas bullen en espera de una se?al de ?lex, el regidor, para estallar en aplausos. Un centenar de t¨¦cnicos, m¨²sicos y bailarines pulula enloquecido por doquier. Pero ellas est¨¢n a lo suyo. El an¨¢lisis detallado de ese sujeto de cr¨¢neo pulido que ha surgido de detr¨¢s del escenario y ha ocupado la ¨²nica localidad libre de la platea. Un sitio privilegiado, a dos pasos del presentador. "Claro", explican, "es el marido de Jes¨²s".
Jes¨²s V¨¢zquez Mart¨ªnez, de 41 a?os -casado en efecto con el ingeniero Roberto Cort¨¦s-, es el conductor de OT, el programa m¨¢s visto del domingo. La joya de la corona de Telecinco, que le ha enviado de urgencia a reflotar All¨¢ t¨², el concurso que ¨¦l levant¨® a pulso y que no ha resistido su ausencia de unos meses. El presentador de variedades m¨¢s moderno y querido de Espa?a. Flamante embajador de ACNUR, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Imagen de Amnist¨ªa Internacional contra la persecuci¨®n de las personas homosexuales. Guapo, rico, famoso. La estampa del ¨¦xito y la felicidad.
Pero ese mismo tipo alto, moreno, fibroso, de rasgos como aristas que se clavan a la c¨¢mara, estaba tal d¨ªa como hoy hace nueve a?os sentado en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Sevilla. Imputado junto a otros 47 varones por corrupci¨®n de menores en el bar de ambiente Arny. Ese cotizado presentador es el mismo que soport¨® dos a?os de "atroz" veto laboral desde su procesamiento en 1995. El hijo que perdi¨® a su madre v¨ªctima del c¨¢ncer y la amargura a los 57 a?os, antes de verle absuelto en marzo de 1998. El cantante superventas -disco de oro en 1994- que se dejaba retratar con supuestas novias para alimentar una carrera de ¨ªdolo de adolescentes iniciada en 1990 en el espacio La quinta marcha, de Telecinco. Un ni?o grande que se ha pasado la vida en una monta?a rusa.
?se es el hombre que emerge ahora de bambalinas envuelto en la atronadora sinton¨ªa de OT, imponente en su terno negro de Hugo Boss, y pone el plat¨® boca abajo sin que ?lex tenga que mover un dedo. "Jes¨²s es as¨ª", sentencian las contertulias.
Le ha llevado su tiempo. "La c¨¢mara lo ve todo. En esto no hay m¨¢s secreto que ser de verdad y respetar al de enfrente. La audiencia es lista. Percibe la mentira, la pose, la suficiencia, y pone a cada uno en su sitio. Yo encontr¨¦ el m¨ªo en la vida y en el trabajo cuando perd¨ª el miedo. Ahora me muestro como soy", confirma el aludido. Eso ocurri¨® en alg¨²n momento entre la sentencia del caso Arny -libre absoluci¨®n: el menor que le acusaba admiti¨® que no le hab¨ªa visto en su vida- y la aparici¨®n de V¨¢zquez caracterizado como Jes¨²s crucificado en la portada de la revista Zero, en abril de 2000. Su salida del armario para el mundo.
"Mi familia y amigos ya sab¨ªan que soy gay. Pero cuando empec¨¦ en esto, los que me asesoraban me aconsejaron que no lo dijera, que me cargaba mi carrera. Eran otros tiempos. No hab¨ªa referentes. Algunos jugaban a la ambig¨¹edad, como Miguel Bos¨¦ con sus faldas. Pero nadie, ni los m¨¢s obvios, dec¨ªan p¨²blicamente que eran homosexuales. A ver qui¨¦n era el primero que se tiraba a la piscina. Yo, desde luego", admite Jes¨²s, "no me atrev¨ª. Y tragu¨¦".
Sigui¨® tragando, en realidad. Jes¨²s V¨¢zquez es homosexual desde que recuerda. "Siempre he sido consciente de lo que siento por las personas de mi sexo. Hay quien se escandaliza si digo que hay ni?os gay. Pero yo lo fui y nadie me puede rebatir lo que he sentido en mis entra?as". Cuando asiste al incesante goteo de episodios de acoso escolar, a Jes¨²s se le remueven las tripas. A los diez a?os se dio de bruces con la ley del patio de la escuela.
Los V¨¢zquez Mart¨ªnez -matrimonio y tres hijos- llegaban a Madrid desde Ferrol (A Coru?a) por traslado del padre, militar de carrera. "Fue brutal. Pas¨¦ de un colegio laico y mixto de provincias al ambiente de misa diaria y tintes fascistas de un colegio masculino de curas. Yo llevaba todas las papeletas. Ten¨ªa acento gallego", enumera, "era gordo, con gafas de culo de vaso y pluma. Lo m¨¢s suave que me dec¨ªan era vaca gallega. Tambi¨¦n me pegaban, pero yo me encargaba de que no se enterara nadie. Hubiera sido a?adir verg¨¹enza a la verg¨¹enza y miedo al miedo".
Pero se estaba gestando un terremoto. Una hecatombe hormonal. El estir¨®n mat¨® al patito feo y a los 16 a?os Jes¨²s V¨¢zquez Mart¨ªnez se convirti¨® en el cisne del colegio de los Agustinos de Padre Dami¨¢n, en la zona norte de Madrid. "Me quit¨¦ las gafas, me quit¨¦ la grasa y me quit¨¦ la pluma".
-?C¨®mo se quita uno la pluma?
-Por miedo. Con un esfuerzo supremo y voluntario por intentar cuadrar en el grupo y no ser marginado. Te la quitas. Igual que ligas con chicas aunque no te gusten. Probando, negando, ocultando, minti¨¦ndote a ti mismo y a los dem¨¢s. Sufriendo mucho. La adolescencia es una etapa muy dif¨ªcil en la que no tienes nada claro, est¨¢s muy inseguro y necesitas ser aceptado por la manada. Y para eso tienes que seguir sus reglas: vestirte como todos, hablar como todos y ligar como todos.
Vaya que si lig¨®. Se lo rifaban. Ellas y ellos, por distintas razones. "Las chicas de las Jesuitinas, el cole de al lado, me miraban. Y los mismos cabrones que me hab¨ªan puteado durante a?os, de repente me llamaban porque les serv¨ªa de reclamo". Jes¨²s vio pasar el tren y se subi¨®. Se dej¨® querer. "Me convert¨ª en el l¨ªder. Sal¨ªa, iba a las discotecas, las chicas me buscaban. Mi vida cambi¨® radicalmente por mi aspecto, algo ajeno a m¨ª. Luego, al ver que funcionaba, empec¨¦ a fomentarlo", admite, "empec¨¦ a ir al gimnasio. Vi que en esta sociedad la fachada es el 80% del ¨¦xito cuando eres joven, y dije: aprovech¨¦moslo".
Es f¨¢cil imaginar al Jes¨²s veintea?ero, estudiante de Veterinaria en el Madrid de los ochenta. Un t¨ªo bueno y moderno. Pero sin pasarse. Su manada segu¨ªa siendo la de los ni?os pera de Padre Dami¨¢n y ni loco iba a jugarse el sitio que tanto le cost¨® ganar. As¨ª que Jes¨²s era muy capaz de combinar una falsa cresta punki apuntalada con gomina con un su¨¦ter sobre los hombros. O de pegarse una "fiesta salvaje" en Rockola y volver al redil del Tartufo con los colegas del colegio. Todo muy correcto, muy convencional. Muy heterosexual.
As¨ª lo recuerda Natalia, su amiga del alma desde los tiempos en que ambos veraneaban en Pontedeume, un pueblo marinero de A Coru?a. Las noches de ch¨¢chara en el bar Pi?eiro o en el Am¨¦rica. "Ten¨ªa mucho ¨¦xito con las chicas, pero las chicas no lo ten¨ªan con ¨¦l". Las sesiones de Golpes Bajos, Siniestro Total o Glutamato Y¨¦-Y¨¦. El acercamiento hasta acabar enrollados. Y un d¨ªa, en el invierno de Madrid, la confesi¨®n de Jes¨²s.
"Vives una mentira constante y acabas loco. Paulatinamente, llega un d¨ªa en que no aguantas m¨¢s, y despu¨¦s de much¨ªsimo miedo y angustia y noches sin dormir, buscas en tu entorno m¨¢s pr¨®ximo a qui¨¦n se lo dices primero", recuerda V¨¢zquez. Fue a Natalia. "?ramos medio novios, pero aquello no funcionaba porque yo no tiraba de la relaci¨®n. Una tarde se lo dije: 'Soy homosexual, me gustan los chicos'. Ya lo sab¨ªa. Estaba esperando a que se lo dijera".
La gala de Operaci¨®n Triunfo alcanza velocidad de crucero en Mediapark. Jos¨¦ Antonio y Maite queman sus ¨²ltimos cartuchos. Lo dan todo. Se dejan la piel. ?l, de hecho, se rasga el pantal¨®n en pleno ¨¦xtasis interpretativo de un hit de Bon Jovi. Los chicos van a cantar en volandas, de la mano de las productoras. Dos guardaespaldas les custodian. Est¨¢ terminantemente prohibido hablar con ellos. S¨®lo Jes¨²s tiene la palabra. "Encarni, ?me has tra¨ªdo la paella que me prometi¨® tu hija?", le espeta en directo a la madre de Maite, sentada en la grada. A Encarni, fusilada por los focos, se le ha ido el santo al cielo. "Bueno, pues el pr¨®ximo d¨ªa me traes un t¨¢per". Y se va a publicidad con todos tan contentos. Maite, su madre y los cuatro millones de espectadores del detalle del presentador.
La empat¨ªa es b¨¢sica en "la f¨®rmula" Jes¨²s V¨¢zquez. Un c¨®ctel que no sienta mal a nadie. Que encandila de ni?os a abuelos y que ha izado a su autor a la c¨²pula del ecosistema televisivo espa?ol. Un h¨¢bitat despiadado en el que sucumben tres de cada cuatro programas que se lanzan cada temporada. Y en el que el todoterreno V¨¢zquez ha logrado en los dos ¨²ltimos a?os mantener en antena formatos tan diversos como los espacios de telerrealidad El debate de Gran Hermano, Hotel Glam y Supervivientes, o el concurso vespertino All¨¢ t¨². Un programa sin pretensiones cuya audiencia subi¨® "d¨¦cima a d¨¦cima" a los mandos de Jes¨²s hasta ser el m¨¢s visto de la tarde. As¨ª se lo traspas¨® a su paisana Silvia Jato el pasado septiembre. La gallega, fichada por Telecinco procedente de Antena 3, no ha podido mantener el tipo -la audiencia lleg¨® a bajar del 25% al 17%-, y Alberto Carullo, responsable de la programaci¨®n, acaba de enviar a V¨¢zquez a desfacer el entuerto.
Este don de Jes¨²s, hombre salvador, de bombero salvaprogramas, est¨¢ tambi¨¦n tras la resurrecci¨®n de OT. Una marca desahuciada por TVE despu¨¦s de tres a?os en el aire y reflotada en 2005 de su mano por Telecinco. No es raro que Carullo presuma del contrato -"hasta 2009"- que liga a su cadena al "presentador m¨¢s vers¨¢til de la tele".
"M¨¢s que en los formatos, creo en una forma de trabajar, que aplico en distintas dosis dependiendo de si es un concurso o un reality, horario de tarde o prime-time", revela V¨¢zquez. La receta es la misma. "Trabajar mucho. Llegar al plat¨® sabi¨¦ndote el gui¨®n al dedillo para poder meterte en jardines sin perder el camino de vuelta. Los momentazos de la tele son los que no vienen en la escaleta. Eso es lo que busco. Peque?as dosis de improvisaci¨®n aprovechando lo que te da el de al lado y, si no te lo da, provocarle t¨² sin perderle jam¨¢s el respeto. Dejar a cada uno disfrutar de sus cinco minutos de gloria". La paella de Encarni, en plata.
Despu¨¦s de abrir el primer caj¨®n de su armario particular con Natalia, el alivio fue tal que Jes¨²s ampl¨ªa el c¨ªrculo de los informados. Su hermana mayor. Su hermano peque?o. Sus ¨ªntimos. Su madre. ?Su padre? La vida se hace m¨¢s confortable. M¨¢s libre. M¨¢s divertida. Llegan los primeros novios sin tapujos. Cuelga tercero de Veterinaria y se presenta a las pruebas de la Real Escuela de Arte Dram¨¢tico. "Entr¨® a la primera", dice Natalia, que le acompa?¨® a la audici¨®n. Ya entonces recib¨ªa llamadas de Chus Mart¨ªnez, la madre de Jes¨²s, pidi¨¦ndole que le quitara a su hijo los p¨¢jaros de la far¨¢ndula de la cabeza. Los ingresos de alg¨²n trabajo de modelo tranquilizaban mientras tanto la inquietud familiar por el futuro del chico.
En Mediapark acaba la publicidad. Roberto, que hab¨ªa desaparecido entre cajas detr¨¢s de Jes¨²s como en cada desconexi¨®n -"c¨®mo se quieren, no le deja solo"-, vuelve a su sitio segundos antes de que su marido d¨¦ paso a Eva, Lorena y Vanessa. Las tres tigresas embutidas en lycra ejecutan una potente versi¨®n del Holding out for a hero, de Bonnie Tyler, que epata al respetable. V¨¢zquez intuye el minuto de oro de la gala. En efecto, las contorsiones de las chicas convocan a la parroquia m¨¢s nutrida del domingo: 6.170.000 espectadores, 33% de share. Carullo estar¨¢ contento.
El l¨ªder de OT no aparenta sus cuatro d¨¦cadas. ?l lo sabe. Y lo explota. "Dejo que crean que soy m¨¢s joven, pero la edad juega a tu favor". As¨ª empez¨® todo, en 1990.
Valerio Lazarov y Giorgio Aresu buscan a alguien joven, guapo y sin verg¨¹enza para presentar La quinta marcha, en la reci¨¦n nacida Telecinco. Tienen a las chicas -las adolescentes Pen¨¦lope Cruz y M¨®nica Molina-, pero falta un chico. Aparece Jes¨²s. Cara de ni?o y 25 a?os en el carn¨¦. "Un embaucador con mucha soltura, se com¨ªa la c¨¢mara", recuerda Arni Giraldo, director art¨ªstico de Telecinco. El fichaje -25.000 pesetas por programa- fue inmediato. La fama, tambi¨¦n. "Al d¨ªa siguiente, no se pod¨ªa salir con ¨¦l", recuerda Natalia, "las chicas se le echaban encima". Aresu, viejo zorro, ve la mina. Mientras Telecinco explota el fil¨®n con Hablando se entiende la basca y galas estilo Desde Palma con amor, el italiano tiene otros planes para ¨¦l. ?Por qu¨¦ presentar a otros pudiendo ser el presentado?
La estrategia toma forma de elep¨¦. A dos cent¨ªmetros de tu boca vende 50.000 copias en 1994. Pero algo no cuadra. El nuevo ¨ªdolo, el capricho de las nenas, es un buen chico. Demasiado. Sin novia conocida ni por conocer. De entonces datan las fotos de Jes¨²s y una despampanante Marlene Mourreau retozando en la playa. "Era el sistema. El dise?o de carrera que me hab¨ªan hecho otros. No estoy excus¨¢ndome, pero si eras un chico guapo de la tele ten¨ªas que salir con chicas para cimentar la imagen de seductor. Yo ya ten¨ªa novietes, y me lo reprochaban. Me sent¨ªa fatal". As¨ª que, por unas cosas u otras -su parte del pastel no estaba a la altura de la tarta que generaba-, V¨¢zquez abandona la tele que le lanz¨®.
Estaba representando La importancia de llamarse Ernesto con Gemma Cuervo, cuando Chus Mart¨ªnez recibe una llamada en su casa de Madrid. Es 1995. Si su hijo no se presenta en un juzgado de Sevilla, su se?or¨ªa dictar¨¢ orden de busca y captura contra ¨¦l. El caso Arny le estalla en la cara. Jes¨²s conoce bien Sevilla. All¨ª vive un novio suyo, mayor que ¨¦l, propietario de El Lamentable, uno de los locales m¨¢s divertidos de la ciudad. All¨ª ha pasado muchas noches de marcha en bares con o sin ambiente. Menos en el Arny.
"No s¨¦ qui¨¦n urdi¨® aquella trama miserable, qu¨¦ intereses hab¨ªa detr¨¢s. Parec¨ªamos unos psic¨®patas violando ni?os en un cuarto oscuro, cuando algunos ni hab¨ªamos pisado ese bar. Y si hubiera estado, no es ilegal ir a un local de ambiente. Claro que los hay, claro que se liga, cierto que hay menores completamente desprotegidos por sus familias y por la Administraci¨®n que ejercen la prostituci¨®n. Esos son los primeros responsables, no el cliente del local. Busquemos a los responsables de que existan esas bolsas de miseria que llevan a la gente a eso. A nosotros nos vapulearon para al final salir exculpados".
El de Natalia es de los pocos nombres que permanecen en la agenda de Jes¨²s desde entonces. "Muchos le negaron. Era rid¨ªculo. Quienes le conoc¨ªamos flip¨¢bamos. ?Jes¨²s corruptor de menores? ?Si los chicos se le tiraban! ?Con lo escrupuloso que es! Nunca dud¨¦ de ¨¦l. Tampoco entend¨ª la reacci¨®n de la gente. Le insultaban por la calle. Era tan absurdo como cuando empez¨® su fama. No se puede amar a alguien de repente sin conocerle ni tampoco odiarle sin escucharle".
Dos a?os de procesamiento y cinco meses de banquillo -"he cumplido condena siendo inocente: estuve de octubre de 1997 a febrero de 1998 secuestrado de ocho de la ma?ana a seis de la tarde. No nos dejaban ni cruzar las piernas"- dejan a Jes¨²s exhausto. Chus, su madre, ha fallecido tras enfermar y encerrarse en casa incapaz de asumir la lapidaci¨®n de su hijo. ?l mismo est¨¢ en bancarrota tras dos a?os y medio de paro forzoso. "Todos los proyectos en marcha se pararon. Nadie me llamaba, y si llamaba yo, no hab¨ªa nada para m¨ª. Gracias a Jorge".
Jorge Cadaval, 46 a?os, el alto de los Morancos, compa?ero de banquillo en el caso Arny, fue su "¨¢ngel de la guarda" en Sevilla. "Aparte de darme literalmente de comer y de dormir, fue mi salvaci¨®n. Y adem¨¢s nos re¨ªamos. Era como estar metido en un gag de la oma¨ªta 24 horas al d¨ªa", recuerda V¨¢zquez. Fue all¨ª, en la casa de Cadaval en la calle Betis, atestada de hermanos, cu?ados y sobrinos, donde un Jes¨²s "hundido" empez¨® a "levantar cabeza". Incluso antes de la sentencia.
"Le daba verg¨¹enza hasta salir, y no se lo permitimos. Nos tir¨¢bamos a la calle todo el d¨ªa, ya llor¨¢bamos bastante en casa. Aqu¨ª aprendi¨® a ir por la vida con la cabeza alta. Entre los dos nos ayud¨¢bamos para venirnos arriba", recuerda hoy Cadaval. "Creo que el Jes¨²s triunfador de hoy se empez¨® a fraguar entonces".
El p¨²blico de 'Operaci¨®n Triunfo' ha decidido que sea Jos¨¦ Antonio quien abandone la Academia. El chaval se viene abajo. Un hombre hecho y derecho llorando a moco tendido. Jes¨²s le abraza. El p¨²blico se escalda las manos a aplaudir. "La vida est¨¢ ah¨ª fuera", consuela V¨¢zquez. "Y ya sabes, en ¨¦poca de emociones no tomes decisiones. Ya me lo dec¨ªa mi psic¨®logo".
Psiquiatra, para ser exactos. Poco despu¨¦s de la sentencia, Jes¨²s toca fondo. La muerte por c¨¢ncer de su amor de entonces, Jos¨¦, con quien vive en Londres, le noquea. "Ven¨ªa arrastrando mucho y eso me supera. Me desplom¨¦". Meses de psicoterapia, de pastillas -"me dopaban, me llevaban, me tra¨ªan"- y de mimos no resultan. "S¨®lo sent¨ªa un vac¨ªo en el alma. Ni familia, ni amigos, nada me consolaba. Hasta que, pum, apareci¨® otra vez la lucecita".
El piloto rojo de una c¨¢mara. Le llaman de Canal Sur -"Sevilla tuvo que ser"- para "volver a empezar de cero" en la tele. Un programa "muy tonto, pero muy gracioso" en el que famosos de todo pelaje met¨ªan mano en urnas llenas de todo menos de votos. Gente con chispa. "No ten¨ªa cabeza, ni fuerza ni ganas. Pero fui, y sal¨ª dos horas del infierno. Volv¨ª a sonre¨ªr. Dije: esto es mejor que el psiquiatra. La tele me salv¨®".
El resto es conocido. Gente con chispa engancha a los andaluces. Se exporta a las auton¨®micas. V¨¢zquez, prudente, mantiene este seguro despu¨¦s de darse un batacazo de audiencia con La Central, un late-night para Antena 3 que no soporta el rodillo Cr¨®nicas Marcianas. Carullo est¨¢ ojo avizor.
Reci¨¦n desembarcado en Telecinco, el italiano quiere marcar estilo. Nuevos formatos, caras nuevas. La primera OT arrasa en TVE. Telecinco contraataca con Popstars, una Academia para jovencitas, pero hace falta un presentador. Alguien joven, guapo, sin verg¨¹enza. Ve a Jes¨²s y va a por ¨¦l. El hijo pr¨®digo vuelve a casa. Un hombre en las ant¨ªpodas de Carlos Lozano, que derrama testosterona por el plat¨®. Porque a estas alturas, Jes¨²s hab¨ªa perdido el miedo.
Adi¨®s al p¨¢nico que le hab¨ªa hecho permanecer en el armario en los peores momentos del juicio. Ya no ten¨ªa nada que perder. "No pod¨ªa estar peor, as¨ª que decid¨ª ser coherente. Cuando pierdes el miedo te sientes libre, y entonces tienes que comprometerte con lo que eres y lo que crees, no puedes seguir callado". El propio Jes¨²s descolg¨® el tel¨¦fono y llam¨® a Zero. El ropero es historia.
El nuevo ingrediente de la f¨®rmula V¨¢zquez -hablar de s¨ª mismo sin careta- es definitivo. Telecinco explora a fondo sus posibilidades. Simultanea tres programas en antena. ?l se deja querer, otra vez: "Ten¨ªa mono del frenes¨ª de la tele". La audiencia responde.
Jes¨²s V¨¢zquez es el primer comunicador abiertamente gay que logra esa unanimidad de p¨²blico. Su amigo Boris Izaguirre, uno de los primeros invitados a Gente con chispa, tiene su tesis: "Jes¨²s ha nacido para comunicar. Enuncia una palabra y se convierte en mensaje. Hemos hablado de la importancia de reconocer la propia sexualidad en la tele. Los dos lo hemos hecho, de forma muy distinta, y creo que ambas posturas han sido positivas para otras personas. Pero ¨¦l tiene algo y yo no. Es bello. Por dentro y por fuera. Es brutalmente atractivo y generoso. Nadie le ve como homosexual, sino como Jes¨²s, el chico de la tele, y eso es incre¨ªble".
V¨¢zquez ha conseguido algo que no tuvo. "Es un referente homosexual positivo. ?l, m¨¢s que otros, ha normalizado el matrimonio gay. Es un c¨®ctel explosivo de coherencia, valent¨ªa y generosidad y eso traspasa la c¨¢mara", opina Pedro Zerolo, miembro de la ejecutiva del PSOE e hist¨®rico activista gay.
Amante confeso de los momentazos en la tele, Jes¨²s regal¨® uno a TVE. Fue en la primavera de 2005. En Las cerezas, de Julia Otero. All¨ª, con Trinidad Jim¨¦nez por testigo, pide en matrimonio a su novio, Roberto, ante un par de millones de espectadores. La entonces concejal socialista de Madrid se compromete a oficiar la ceremonia, a¨²n ilegal, cuando sea posible. "Ninguno imagin¨¢bamos que iba a ser tan pronto", confiesa hoy Jim¨¦nez. El 3 de noviembre de 2005, Jes¨²s V¨¢zquez y Roberto Cort¨¦s se casan. Al d¨ªa siguiente, en Barcelona, V¨¢zquez recoge el Premio Ondas. "No est¨¢ mal para la crisis de los 40, ?no?".
Jes¨²s, ahora, vive al d¨ªa. Calibra con Roberto acoger a un ni?o: "S¨®lo nos acobarda que lo puedan reclamar sus padres biol¨®gicos, pero la adopci¨®n internacional es imposible para los gays". Juega con su hermana Mar¨ªa, de cinco a?os, la criatura que ha cerrado ciertas heridas familiares. Se escapa con Roberto a Extremadura y se trae el BMW X-5 hasta arriba de tomates del huerto de su suegra. Disfruta el momento.
"Me encanta lo que hago. Llevar la batuta de OT, por ejemplo, tener a cien t¨ªos bailando a tu son, me pone cantidad", bromea. Y sigue aplicando La F¨®rmula. "Tengo que lidiar con todo tipo de gente, s¨ª, pero se trata de darle a cada uno su sitio. Es muy f¨¢cil humillar a alguien con los gestos, el vocabulario, o la pose de estrella. Pero tengo muy claro que no hay nadie imprescindible. Mira lo que le ha pasado a tantas reinas de las ma?anas, princesas de la tarde o emperadores del late-night. La gente sabe mucho de televisi¨®n y si no le gusta lo que ve cambia de canal o se pone a chatear con gente como ella".
"Tiene los pies en la tierra", confirma Natalia. "Ha sufrido mucho, pero ha sido capaz de sacar de ello una lecci¨®n de vida. Ahora es ¨¦l. Ha tomado las riendas de su vida y su carrera".
El futuro est¨¢ abierto. Estos d¨ªas, vuelve a ser actor en un cap¨ªtulo de Bea la fea, la telenovela de sobremesa. El resultado est¨¢ por ver. Pero juega con ventaja. Patito feo que se convierte en cisne. El gui¨®n le suena. Y se sabe el final.
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