El viaje m¨¢s dif¨ªcil de Benedicto XVI
Joseph Ratzinger se enfrenta en Turqu¨ªa a una poblaci¨®n hostil y a un alto riesgo de atentado
Benedicto XVI se dispone a realizar el viaje m¨¢s dif¨ªcil de su pontificado. Un Gobierno receloso pero interesado en acreditar sus m¨¦ritos como aspirante a la Uni¨®n Europea, una poblaci¨®n mayoritariamente hostil y un alto riesgo de atentado: eso es lo que encontrar¨¢ el Papa en Turqu¨ªa. Ratzinger llega el martes a Ankara, la primera etapa, y regresar¨¢ el viernes a Roma. Hoy mismo, en Estambul, una gran manifestaci¨®n de protesta dar¨¢ inicio a una semana plagada de riesgos. M¨¢s de 15.000 polic¨ªas, auxiliados por los servicios secretos turcos, italianos e israel¨ªes, velar¨¢n por la seguridad papal. El Vaticano no acepta, por el momento, la sugerencia turca de que Benedicto XVI utilice en todo momento un chaleco antibalas.
El Papa conf¨ªa en mejorar la relaci¨®n con los ortodoxos y reducir la tensi¨®n con el islam
El primer ministro Erdogan no descarta un fugaz encuentro con el Papa en Ankara
La agenda del viaje a¨²n no est¨¢ cerrada. El presidente del Gobierno, Recep Tayyip Erdogan, que inicialmente hab¨ªa descartado la posibilidad de encontrarse con Benedicto XVI por la coincidencia de la visita con la cumbre de la OTAN en Riga, plante¨® el jueves la posibilidad de celebrar una fugaz reuni¨®n en el aeropuerto de Ankara. Por parte del Vaticano se incluy¨® ayer en el programa una visita a la Mezquita Azul de Estambul, como se?al de buena voluntad hacia los musulmanes. Los cambios de ¨²ltima hora dan idea de la tensi¨®n que rodea la inminente llegada del jefe del Estado de Ciudad del Vaticano (Ankara no reconoce la autoridad religiosa del Papa ni la existencia de una Santa Sede) y la voluntad por ambas partes de alcanzar sus objetivos.
El Gobierno turco espera que Benedicto XVI respalde, o acepte al menos, sus aspiraciones europeas, pese a que el Papa ya se declar¨® en su ¨¦poca de cardenal inequ¨ªvocamente contrario al ingreso de Turqu¨ªa en la UE. Esa oposici¨®n es compartida por la peque?a comunidad cristiana del pa¨ªs (0,8% de la poblaci¨®n, unas 500.000 personas, muchas de ellas extranjeras), temerosa de que la legislaci¨®n comunitaria reduzca la autoridad del Ej¨¦rcito como garante de la laicidad en un pa¨ªs con una poblaci¨®n abrumadoramente musulmana (98%) y, en ¨²ltimo extremo, como garante de la seguridad de las minor¨ªas religiosas.
El Papa, por su parte, conf¨ªa en mejorar la relaci¨®n con las comunidades ortodoxas gracias a su encuentro con el Patriarca de Constantinopla, Bartolom¨¦ I, y, sobre todo, en reducir la tensi¨®n con el islam. Ratzinger es muy impopular entre los musulmanes. A sus declaraciones como cardenal sobre la distancia, para ¨¦l insalvable, entre Turqu¨ªa y el "mundo europeo", se sum¨® en septiembre el malentendido del discurso de Ratisbona, en el que una cita sobre la violencia en los or¨ªgenes del islam fue interpretada como una opini¨®n del propio pont¨ªfice. Tras el discurso de Ratisbona, Ankara se distingui¨® por la dureza de sus cr¨ªticas y el director general de Asuntos Religiosos, Al¨ª Bardakoglu, jefe de los grandes muft¨ªes y en la pr¨¢ctica m¨¢xima autoridad musulmana, sigue sin aceptar las explicaciones aportadas por el Papa.
El Papa y Bardakoglu se encontrar¨¢n el martes, en uno de los momentos pol¨ªticamente m¨¢s delicados del viaje. Como muestra de buena voluntad, el pont¨ªfice acept¨® ser recibido por el director general, pese a que como jefe de Estado le correspond¨ªa a ¨¦l recibir a Bardakoglu en la Nunciatura. Tras la reuni¨®n, a la que asistir¨¢n otras 20 personas, 10 por bando, habr¨¢ dos discursos que, contra la pr¨¢ctica habitual, no ha sido posible coordinar: el Vaticano ignora lo que dir¨¢ p¨²blicamente Al¨ª Bardakoglu.
Los dos aspectos del viaje, el pol¨ªtico y el religioso, se ven complicados por cuestiones "internas". El Vaticano desea mejorar las relaciones con el Patriarca de Constantinopla (a pesar de que tambi¨¦n ¨¦l protest¨® contra el discurso de Ratisbona), pero ese objetivo gen¨¦rico es contemplado con inquietud por los obispos locales, poco amigos del Patriarca y temerosos de que un espaldarazo papal a las aspiraciones ecum¨¦nicas de Bartolom¨¦ I redunde en perjuicio de la peque?a comunidad cat¨®lica turca. El Gobierno, a su vez, quiere evitar roces con el Papa, pero debe a la vez contentar a una opini¨®n p¨²blica que rechaza la visita.
La primera medida del rechazo la dar¨¢, hoy, una manifestaci¨®n multitudinaria convocada en Estambul por el islamista Partido de la Felicidad, que en los ¨²ltimos d¨ªas ha distribuido millones de octavillas de convocatoria a una gran protesta. La polic¨ªa turca da por seguro que habr¨¢ manifestaciones de oposici¨®n durante todo el viaje.
Lo que m¨¢s preocupa a las autoridades turcas no son, sin embargo, las manifestaciones, sino el riesgo de atentado. Uno de los libros m¨¢s vendidos en el pa¨ªs se titula Atentado contra el Papa: Qui¨¦n matar¨¢ a Benedicto XVI en Estambul, lo que da una idea del ambiente. Hace varias semanas fueron detenidas en Estambul, la mayor ciudad del pa¨ªs, varias personas acusadas de preparar un atentado contra la comitiva papal. Los servicios de espionaje locales, ayudados para la ocasi¨®n por el Sismi y el Sisde italianos y por el Mossad israel¨ª, temen, seg¨²n el diario La Repubblica, que el primer objetivo de una posible acci¨®n terrorista no sea el Papa, sino el cardenal Walter Kasper, alem¨¢n como Ratzinger y como ¨¦l contrario al ingreso de Turqu¨ªa en la UE; asesinar a Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, podr¨ªa resultar m¨¢s f¨¢cil que asesinar al Papa, y tendr¨ªa un efecto propagand¨ªstico comparable.
Los servicios de seguridad turcos propusieron a Benedicto XVI y a los cinco cardenales que le acompa?an en el viaje que vistieran chalecos antibalas y viajaran a bordo de coches blindados. El Vaticano no quiere que el Papa use el chaleco y ha anunciado que utilizar¨¢ una limusina (el papam¨®vil est¨¢ descartado) de la Nunciatura, pero muchos extremos se decidir¨¢n a ¨²ltima hora, seg¨²n los riesgos que se perfilen en cada momento. Aunque el Vaticano insiste en la "absoluta confianza" en la eficiencia de la polic¨ªa turca, en principio, en la comitiva papal habr¨¢ al menos tres autom¨®viles id¨¦nticos y no se sabr¨¢ en cu¨¢l viaja Benedicto XVI.No es la primera vez que un Papa visita Turqu¨ªa. Eugenio Roncalli, despu¨¦s Juan XXIII, fue nuncio en Estambul durante la Segunda Guerra Mundial. Pablo VI realiz¨® un viaje en 1967, y caus¨® una peque?a crisis cuando se arrodill¨® para rezar en Santa Sof¨ªa, que fue catedral y mezquita y hoy es museo laico. Juan Pablo II tambi¨¦n visit¨® Estambul en 1979. Pero eran otros tiempos: Wojtyla no tuvo que pronunciar en ning¨²n momento la palabra "islam", ni dirigirse a la comunidad musulmana.
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