"Har¨ªa pasos de cebra fluorescentes"
La autora del aparcamiento de V¨¢zquez de Mella defiende una arquitectura cercana
Una foto enorme de Joan Crawford preside su estudio. No es casualidad. Teresa Sapey trabaja en un entorno sin despachos, ni aparentes signos de autoridad, pero irradia car¨¢cter. Sentada en la mesa central, mientras su equipo trabaja alrededor en silencio, se explica en un remolino de manos, gestos, risa rota y fren¨¦ticos rizos rubios. Casi 20 a?os en Madrid no le han quitado un acento italiano que maneja con susurros e inventiva.
"No hay proyectos peque?os, cada uno es un nuevo amante, al que quieres darle m¨¢s", dice. Tambi¨¦n: "La diferencia entre una buena y una gran obra es la emoci¨®n que transmite, el bum bum del coraz¨®n; eso que no se olvida". Y luego: "A los arquitectos se les va la olla; hay demasiada firma, todo es yo, yo, yo, se olvidan de que hay que hablar a la gente, volver al hombre". Est¨¢ orgullosa del aparcamiento municipal de V¨¢zquez de Mella porque "a la gente le encanta": "Es bonito y funcional, divierte, pero sirve, por ejemplo, para que las mujeres no tengan miedo de bajar solas".
"Me gustar¨ªa crear burbujas donde fumar mientras contemplas el cielo de Madrid"
"Los arquitectos olvidan que hay que hablar a la gente. Hay demasiada firma"
"No puede ser que cuando se hable de Europa nadie piense en Madrid"
Pregunta. ?Qu¨¦ tal es el Ayuntamiento como cliente?
Respuesta. Fant¨¢stico, la pena es que no ha repetido, a pesar del ¨¦xito del aparcamiento.
P. Y la ciudad, ?qu¨¦ le parece?
R. Madrid es como una mujer muy guapa con demasiados amantes. Una fresca. Hay cosas muy bonitas, pero no tiene coherencia. Me siento madrile?a, pero Barcelona me apasiona, tambi¨¦n Bilbao, el mismo San Sebasti¨¢n, incluso Valencia... Madrid no est¨¢ atada. Le falta algo. Es efervescente y est¨¢ hecha a la medida del hombre, se vive muy bien, pero no puede ser que cuando se hable de Europa se piense en Par¨ªs, en Londres, en Berl¨ªn... ?pero qui¨¦n habla de Madrid?
P. Y mire que Gallard¨®n lo intenta...
R. ?Vaya si lo intenta! Es bueno, al menos est¨¢ probando.
P. ?En qu¨¦ se equivoca?
R. Habr¨ªa que hacer m¨¢s cosas peque?as y humildes, para la gente. Empezar por los jardines, las farolas, los floreros, los asientos, los quioscos, las paradas del bus... Menos rascacielos, menos museos, ?y m¨¢s cagatorios para los perros!
P. ?Existe la ciudad perfecta?
R. No hay paradigma. Todas est¨¢n llenas de defectos, porque son producto del hombre y el hombre es un defecto con patas.
P. Sue?e que le encargan otro proyecto municipal...
R. Me gustar¨ªa algo muy urbano. Iluminar de forma distinta cada barrio, porque Madrid son muchos pueblitos. O hacer pasos de cebra fluorescentes o con palabras, cosas que la gente pueda descubrir... O crear smoking points [zonas de fumadores] en la calle. Es horrible ver a la gente fumando en los portales de las oficinas, api?ados en las aceras. Crear¨ªa burbujas donde vas a fumar mientras contemplas el cielo de Madrid. Y me encantar¨ªa hacer viviendas sociales.
P. ?C¨®mo ser¨ªan?
R. Ser¨ªan las m¨¢s divertidas, brillantes y modernas de Madrid. Hago mucha vivienda de lujo y s¨¦ c¨®mo se ahorra, c¨®mo se distribuye el espacio, c¨®mo se vive mejor. Sociales no significa que no sean lujosas. La gente confunde el dinero con el lujo, es una idea tan carca...
P. Y entonces, ?qu¨¦ es lujo?
R. La distribuci¨®n del espacio. Antes era "materiales caros"; la nueva filosof¨ªa es "saber vivir". Ya no es un m¨¢rmol, sino una ducha donde el agua sale perfectamente graduada. No quieres una casa enorme, sino un microondas que funcione. Estamos cambiando. Antes el hombre era un animal que viv¨ªa en una comuna, la familia; ahora vive solo, come fuera de casa, folla ocasionalmente, con suerte, y se preocupa mucho m¨¢s del cuerpo y de la comunicaci¨®n. Ya no necesita tres dormitorios, dos ba?itos y una cama de matrimonio. Necesita una habitaci¨®n con espejos en el techo, una ducha enorme, nada de cocina, un mueble bar, un armario estupendo, una bici est¨¢tica y una instalaci¨®n musical que vibre hasta el vecino. Necesita otra casa, ?por qu¨¦ seguimos haciendo entrada, comedor, dormitorio, sal¨®n y cocina?
P. Por barrios, ?qu¨¦ es lo que m¨¢s le gusta de la ciudad?
R. Lavapi¨¦s, por ecl¨¦ctico, y L¨®pez de Hoyos, donde trabajo. Lo que m¨¢s me aburre es Salamanca... esa vieja burgues¨ªa que parece querer ir a cazar sin finca. Para eso prefiero un barrio burgu¨¦s-burgu¨¦s como Alfonso XII, que al menos es chic.
P. Y de edificios, ?qu¨¦ le parece lo mejor?
R. Me encanta todo lo de Tu?¨®n y Mansilla [autores del Centro regional de documentaci¨®n en la antigua f¨¢brica de El ?guila]. El Caixa Forum de Herzog y De Meuron ser¨¢ espectacular. Pero no me gusta nada lo que ha hecho Jean Nouvel en el Reina Sof¨ªa, me parece un pegad¨®n a otro pegad¨®n. La librer¨ªa y el bar est¨¢n bien, pero s¨®lo faltaba que el mejor arquitecto del mundo no supiese hacer un bar.
P. ?Y cu¨¢l le horroriza?
R. El tanatorio de la M-30. Esas flores de pl¨¢stico, esos muertos en el refrigerador, esa musiquita falsa, ese horrible triquit¨¢n de la gente... parece El Corte Ingl¨¦s el d¨ªa de Navidad. ?No ir¨ªa ni muerta!
EXCELENTES. Teresa Sapey
Hizo del aparcamiento de la plaza de V¨¢zquez de Mella "un mundo subterr¨¢neo de color". La arquitecta Teresa Sapey (Tur¨ªn, 1962) decor¨® el parking municipal con neones, fotograf¨ªas y citas de la Divina Comedia, reventando un espacio, en principio, oscuro y angustioso. De su estudio han salido tiendas como Custo (Claudio Coello, 91, premio del Ayuntamiento de Madrid) e Isolee (Infantas, 19). Cree que la arquitectura es "el arte de vivir mejor". Sue?a con viviendas sociales "divertidas" y pasos de cebra fluorescentes para una ciudad "cachond¨ªsima, pero gris". Cree que a la arquitectura le falta humildad. Entre sus haza?as: colarse en el hotel Puerta de Am¨¦rica, donde han dise?ado plantas Jean Nouvel, Zaha Hadid o Norman Foster. ?Su piso? "El que no quer¨ªa nadie": el garaje.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.