NATO 2.6
La Alianza Atl¨¢ntica puede enfermar gravemente de gigantismo, tanto por exceso de membres¨ªa como de alcance, y de ineficacia. Por mucho que Estados Unidos se empe?e en convertir a la OTAN en un brazo armado de Occidente, la planetarizaci¨®n, falta de medios, inadecuaci¨®n a muchos de los retos actuales, y carencia de cohesi¨®n pol¨ªtica pueden socavar lo que ha sido la alianza de mayor ¨¦xito de la historia, y que a¨²n es necesaria, aunque probablemente no para lo que se usa. Son ya 26 + n + s: 26 miembros (y van a m¨¢s), n asociados que crecen, a los que hay que sumar s nuevos socios globales como Jap¨®n, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur e Israel.
Ma?ana, en la cumbre en Riga (Letonia), a donde acude Bush como pato cojo aunque a¨²n con enorme capacidad de influencia y decisi¨®n, la OTAN quiere formalizar al m¨¢s alto nivel pol¨ªtico el compromiso que ya adoptaron los ministros de Defensa, de ser capaz de afrontar a la vez dos operaciones mayores (que puedan implicar hasta 60.000 efectivos) y seis menores (hasta 30.000 m¨¢ximo). Ahora bien, en t¨¦rminos de capacidades militares la OTAN, pese a no tener parang¨®n en t¨¦rminos de planeamiento e integraci¨®n, es poco m¨¢s que la suma de lo que aportan sus pa¨ªses miembros, que asignan sus fuerzas, las mismas, a la Alianza, a la Uni¨®n Europea o a la ONU. EE UU gasta un 3,7% de su PIB en defensa; el resto de los aliados, una media de 1,8%, y no parece que vaya a aumentar (aunque s¨ª mejorar, pues casi todos est¨¢n sumidos en un proceso de transformaci¨®n de sus fuerzas). Mientras, crecen m¨¢s deprisa las demandas y los compromisos de actuaciones internacionales para la OTAN que su capacidad y doctrina.
No porque la ONU est¨¦ en crisis, puede la OTAN aspirar a reemplazarla, ni siquiera como la organizaci¨®n militar que siempre falt¨® a Naciones Unidas. Hoy es una enorme caja de herramientas de medios y fraguadora de coaliciones de voluntarios. Deber¨ªa precisarse m¨¢s para qu¨¦ puede servir. Por mucho que les pese a algunos neocons americanos y espa?oles, la OTAN no parece capacitada para combatir el terrorismo yihadista en una guerra asim¨¦trica global. Tampoco parece servir bien para L¨ªbano, Sud¨¢n o Palestina (pese a que as¨ª se pida en la iniciativa de Zapatero y Chirac) y ni siquiera para reconstruir Afganist¨¢n. La UE puede llegar a ser m¨¢s ¨²til para este tipo de misiones. Incluso los brit¨¢nicos se est¨¢n percatando de ello.
Sin embargo, EE UU y el Reino Unido han actuado al un¨ªsono en los debates que llevan a Riga impulsando acuerdos con esos socios globales, y programas espec¨ªficos para atraer y ayudar a Estados d¨¦biles, como Afganist¨¢n e Irak, en este caso no directamente. La OTAN y estos an¨¢lisis diferencian claramente entre los pa¨ªses que proporcionan seguridad y los que la demandan. Entre los primeros est¨¢ Turqu¨ªa, con un papel central en esa regi¨®n, pero una posici¨®n inc¨®moda tras negarse a secundar la guerra de Irak y ahora con sus problemas con la UE.
En la desastrosa guerra de Afganist¨¢n, hace meses que hizo su aparici¨®n el terrorismo suicida, ajeno a aquella tradici¨®n afgana. Pero all¨ª, tambi¨¦n han muerto decenas de muertos de soldados de la OTAN por fuego amigo. Algo no funciona bien cuando los aliados se disparan entre s¨ª. Y faltan medios, ante lo que se est¨¢ perfilando como otro desastre ante el renovado vigor de los talibanes. EE UU empuja a una convergencia de la operaci¨®n de guerra dirigida por ellos, y la labor de reconstrucci¨®n de la OTAN al frente de la fuerza internacional ISAF. Lo que era en un principio una misi¨®n de paz se est¨¢ convirtiendo en una de guerra. Por mucho que Espa?a, Francia e Italia se opongan y afirmen que la ISAF "no est¨¢ para matar talibanes", el problema es que ¨¦stos s¨ª est¨¢n para matar a los de la ISAF. M¨¢s que en la sala de reuniones de Riga, la suerte de la OTAN, se est¨¢ decidiendo en las monta?as afganas e incluso en Kabul. aortega@elpais.es
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