Monter¨ªas y accidentes
En una monter¨ªa en la finca Los Alcornocales, en C¨®rdoba, el ex edil del PP de Nerja Jos¨¦ Luis Pezzi fue alcanzado por un disparo que le caus¨® la muerte. Es un accidente m¨¢s, de los cada vez m¨¢s frecuentes que se originan semana tras semana, y que empiezan a aceptarse con cierta naturalidad. Se est¨¢ dando la impresi¨®n, como si fuera lo m¨¢s normal del mundo de que, cuando un fin de semana se sale al monte de caza, alg¨²n o algunos cazadores no regresen a casa. Al menos as¨ª lo entiendo, cuando se sabe que en estos ¨²ltimos veinte d¨ªas han tenido lugar tres accidentes de caza en C¨®rdoba, Adamuz y A?ora, y se despachan tirando de fichero y n¨²meros. Se afirma que dado el n¨²mero de monter¨ªas que se organizan, m¨¢s ganchos y batidas, con cerca de 1.200 puestos en total, no es demasiado alto este n¨²mero de accidentes. En fin, algo as¨ª como admitir de salida que cada 1.200 puestos pueden aceptarse tres accidentes con muerte por practicar un deporte. Adem¨¢s, para que no queden dudas de la irresponsabilidad de quienes organizan las monter¨ªas, due?os de fincas y Administraci¨®n, se dice que la culpa es del cazador por moverse del puesto. Son justificaciones que no se comprenden. Ni el n¨²mero de puestos es determinante para asumir unos resultados altos de siniestralidad en un deporte; ni es serio responsabilizar exclusivamente al cazador de los accidentes.
Es cierto que cada d¨ªa son m¨¢s los cazadores -en Andaluc¨ªa se superan los 200.000- y muchas las escopetas y rifles que se sacan de la funda los fines de semana. Tambi¨¦n que esta producci¨®n de cazadores y monteros se ha incrementado exponencialmente en los ¨²ltimos a?os y que, precisamente, este mayor n¨²mero se despliega por los montes de siempre con la tranquilidad que les da el saber que tiene un permiso de armas y una licencia. Da igual que no haya visto el campo m¨¢s que en los programas de Rodr¨ªguez de la Fuente o en National Geografic. Solo se les exige permiso de armas y licencia de caza, am¨¦n de ver tres pel¨ªculas del lince y otras especies protegidas. Finalmente, si de monter¨ªas se trata, se les advierte que no se muevan del puesto; no tiren a los visos ni al bulto. No. La seguridad en este deporte no recae exclusivamente sobre el cazador. Cualquier persona que practique habitualmente este deporte sabe que, a¨²n cuando algunos accidentes se producen como consecuencia del incumplimiento de las practicas normales del cazador y por el propio cazador, muchos m¨¢s se originan por otros factores.
Hace muchos a?os -casi 40- que practico esta actividad deportiva con regularidad. Dado el n¨²mero de monter¨ªas y cacer¨ªas que he realizado, debo decir que tengo la suerte de seguir cont¨¢ndolo. En cierta medida es verdad. El riesgo es cada vez mayor. Y a este mayor incremento del riesgo no son ajenos, sino responsables, quienes organizan las monter¨ªas -org¨¢nicos-, los due?os de las fincas que trasladan la responsabilidad a los org¨¢nicos y la Administraci¨®n que, en general, s¨®lo realiza control sobre las fincas p¨²blicas.
Lo son por cuanto en numerosas ocasiones, posiblemente las m¨¢s, se aumentan los puestos en las monter¨ªas para lograr unos ingresos superiores. Este mayor n¨²mero de puestos aumenta el riesgo de accidentes. Si adem¨¢s resulta que se hace la vista gorda -que se hace- y en cada puesto hay dos tiradores con dos rifles es f¨¢cil imaginar que cuando entra una pieza a batir hay que ser muy fr¨ªo para controlar el tiro, a las personas de los puestos pr¨®ximos y a veces -y no son pocas- a los peque?os que les llevan al monte.
En fin que, tal vez, cuando los tiradores en las monter¨ªas respeten las distancias, exista un rifle por puesto, las miras telesc¨®picas se dejen para los recechos y la Administraci¨®n realice un control sobre cazadores, de suerte que se vayan incorporando a la caza, como los conductores noveles, de menor a mayor riesgo y se realice un control sobre el terreno en los montes p¨²blicos y privados, puede que los accidentes se sit¨²en en sus par¨¢metros normales.
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