Escritores contra el silencio
Sesenta intelectuales denuncian la 'legitimaci¨®n' de la tortura por parte de Estados Unidos
Sesenta intelectuales latinoamericanos, entre los que se encuentran tres premios Nobel -Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, Adolfo P¨¦rez Esquivel y Jos¨¦ Saramago-, no han querido callarse y apenas un mes despu¨¦s de la aprobaci¨®n por el Congreso de Estados Unidos de la ley conocida como Military Comissions Act of 2006, han decidido firmar un breve pero contundente Manifiesto contra la tortura. La nueva norma estadounidense permite dejar en manos de comit¨¦s militares a terroristas y combatientes enemigos de EE UU, autorizando interrogatorios coercitivos que en la pr¨¢ctica propician la tortura de forma legal. Partiendo de la premisa de que "el silencio puede legitimar" se ha elaborado el Manifiesto contra la tortura, firmado en Monterrey el pasado d¨ªa 24 y hecho p¨²blico anteayer (madrugada de ayer en Espa?a) en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.El documento es, adem¨¢s, un proemio de lujo del libro Contra la tortura, cinco ensayos sobre el tema publicados por la editorial mexicana Fineo, que ha sido presentado en el bullicioso marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (M¨¦xico).
Juan Goytisolo, Carlos Monsiv¨¢is, ?lvaro Mutis, Ariel Dorfman, Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez, Xavier Velasco, Ignacio Padilla, Rafael Gumucio, Emir Sader, Luis Villoro, son tambi¨¦n, entre otros m¨¢s, firmantes de un texto de apenas poco m¨¢s de dos folios que define la tortura como "la expresi¨®n siniestra de un poder ilimitado sobre los lugares m¨¢s ¨ªntimos del cuerpo y sobre naciones enteras, en un mundo en que cada d¨ªa hay m¨¢s injusticia y desigualdad; y m¨¢s desesperaci¨®n".
"Am¨¦rica Latina est¨¢ contra la tortura y contra una ley que corona el proceso de involuci¨®n democr¨¢tica bajo el formato de sociedad democr¨¢tica" en el que vive EE UU, afirm¨® en el acto de presentaci¨®n el escritor Eduardo Subirats, alma m¨¢ter del proyecto y autor de uno de los cinco ensayos del libro. "Se trata de romper el silencio, porque el silencio siempre es c¨®mplice", manifest¨® Carlos Castresana, fiscal del Tribunal Supremo, coautor del libro y otro de los promotores del manifiesto presentes. El que fuera autor de la querella formal en contra de Augusto Pinochet ante la Audiencia Nacional recalc¨® la urgencia de "desmantelar ese sofisma de que todo eso se hace en defensa de la sociedad" y se pregunt¨®: "?Cu¨¢nto tiempo tardar¨¢ el Partido Dem¨®crata en derogar esta ley de los republicanos de Bush?". La polit¨®loga argentina Pilar Calveiro, secuestrada ilegalmente durante a?o y medio por la dictadura militar en 1977, ampli¨® la geograf¨ªa occidental de la tortura al recordar que "es una pr¨¢ctica que no compete s¨®lo a EE UU: se ha dado con la connivencia de algunos pa¨ªses de Europa", pensando en los casos de prisioneros que han sido detenidos en el continente y traslados al limbo jur¨ªdico de Guant¨¢namo.
Saramago destac¨® con brillante sencillez la crueldad de la tortura: "El hombre es el ¨²nico animal que tortura a sus semejantes. Y no hace falta estar en un pa¨ªs dictatorial: tambi¨¦n pasa en las democracias". "Los que hemos escrito la Divina Comedia y La Il¨ªada -prosigui¨® con voz pausada pero contundente- ?somos los que hacemos esto? ?Qu¨¦ nos pasa? ?Estamos locos?". El Nobel alerto sobre "la falsedad de la instituci¨®n democr¨¢tica". "Vivimos bajo una plutocracia universal en la que s¨®lo se nos pide votar cada equis tiempo; los pueblos no tienen fuerza para cambiar su vida", dijo Saramago.
Los cinco ensayos que conforman el libro Contra la tortura combinan el marco te¨®rico con casos pr¨¢cticos. Calveiro y Castresana fijan la trastienda y tipolog¨ªa ideol¨®gica y el contexto jur¨ªdico, respectivamente, de la tortura, cuya fase moderna arrancar¨ªa, seg¨²n el fiscal, tras el 11-S. La antrop¨®loga brasile?a Rita Laura Segato analiza el cruel y oscuro caso de las mujeres asesinadas -y antes torturadas- de Ciudad Ju¨¢rez, mientras la antrop¨®loga colombiana Margarita Serje hace aflorar los abusos del Gobierno de su pa¨ªs con los ciudadanos de la poblaci¨®n ind¨ªgena del pa¨ªs. Un paseo anal¨ªtico por la est¨¦tica literaria y cinematogr¨¢fica de la tortura es la aportaci¨®n escrita de Subirats. "Est¨¢ muy bien hacer el manifiesto y escribir el libro, pero ahora hay que leerlo y convertirse uno en elemento movilizador", conmin¨® Saramago.
'Manifiesto contra la tortura'
El Congreso y el Gobierno de los Estados Unidos de Norteam¨¦rica acaban de aprobar una ley, la Military Commissions Act of 2006, que justifica y propicia la pr¨¢ctica de la tortura, mediante la autorizaci¨®n de interrogatorios coercitivos y la imposici¨®n de dolor f¨ªsico y mental como procedimiento pretendidamente legal. Lo ha hecho en nombre de una Guerra global contra el terrorismo cuya expresa indefinici¨®n jur¨ªdica permite comprender entre sus objetivos estrat¨¦gicos y t¨¢cticos tanto a verdaderos criminales, como a grupos o personas que se enfrentan a ocupaciones militares o gobiernos tir¨¢nicos -a las que el derecho internacional garantiza el estatuto de combatientes-, organizaciones y movimientos de defensa civil o de resistencia, y a simples ciudadanos.
Esta legalizaci¨®n de la tortura corona una serie de esc¨¢ndalos globales que han puesto de manifiesto su uso por parte de agentes y militares de esa misma Guerra global, sobre quienes ellos discrecionalmente dispongan, principalmente en prisiones secretas y campos militares de detenci¨®n.
La tortura es un medio violento destinado a destruir la integridad moral y f¨ªsica del ser humano y anular su voluntad. Tanto los llamados m¨¦todos cient¨ªficos de interrogaci¨®n coercitiva, como las t¨¦cnicas de agresi¨®n el¨¦ctrica, qu¨ªmica, f¨ªsica y ps¨ªquica definen uno y el mismo sistema de violaci¨®n, degradaci¨®n y sujeci¨®n de la persona. S¨®lo los gobiernos desp¨®ticos, corruptos o belicistas han hecho uso de esas pr¨¢cticas deshumanizadoras. S¨®lo los sistemas totalitarios les han dado carta de legitimidad. Las comunidades democr¨¢ticas, la conciencia moral y religiosa de los pueblos, el m¨¢s elemental humanismo no han dejado de oponerse a sus ultrajes y a su crueldad.
La aplicaci¨®n de la tortura se extiende deliberadamente a grupos sociales amplios, comprendiendo las familias, los c¨ªrculos sociales o las comunidades religiosas que puedan disponer de informaci¨®n directa o indirecta sobre cualquier forma de resistencia pol¨ªtica, sea o no violenta. Pero la tortura no s¨®lo es una pr¨¢ctica cruel, sino que construye adem¨¢s todo un sistema de terror y coerci¨®n sociales. Su ¨²ltimo objetivo es humillar y deshumanizar a las comunidades en las que se aplica, destruir sus v¨ªnculos de solidaridad, vaciar su confianza en s¨ª mismas y liquidar su voluntad colectiva. Es la expresi¨®n siniestra de un poder ilimitado sobre los lugares m¨¢s ¨ªntimos del cuerpo y sobre naciones enteras, en un mundo en el que cada d¨ªa hay m¨¢s injusticia y desigualdad y m¨¢s desesperaci¨®n.
La pr¨¢ctica militarmente organizada de la tortura, los abusos sexuales y de todo tipo contra hombres y mujeres, los encarcelamientos clandestinos y las desapariciones forzadas, no son una noticia nueva en la historia del Tercer Mundo, y de Am¨¦rica Latina en particular. Ha sido m¨¢s bien una constante hist¨®rica de la dominaci¨®n colonial, neocolonial y neoliberal.
Pero su justificaci¨®n por parte de las autoridades norteamericanas tiene consecuencias globales m¨¢s graves todav¨ªa. Muchos gobiernos se han servido de la tortura, pero no pod¨ªan legitimarla, ni pretend¨ªan defender y difundir la libertad con esta clase de m¨¦todos. Hoy, la propaganda a favor de la tortura en nombre de la llamada Guerra contra el terrorismo ofrece a estos gobiernos una siniestra coartada para su uso pasado, presente y futuro. Legalizada o no, la tortura es una pr¨¢ctica aberrante condenada por principios elementales de humanidad.
En los ¨²ltimos a?os hemos asistido al recorte, la instrumentalizaci¨®n y neutralizaci¨®n de estos mismos derechos, hasta el extremo de hacerlos irreconocibles. El derecho a la integridad f¨ªsica y moral de la persona, a la defensa jur¨ªdica de su inocencia frente a poderes corporativos y estatales, y a la resistencia contra constantes violaciones del territorio, del ecosistema y de la propia vida humana ha sido una y otra vez violado. La propaganda de guerra y la legitimaci¨®n de la tortura coronan este proceso regresivo de una humanidad amenazada.
Apelamos el respeto sagrado a la dignidad humana, a su integridad f¨ªsica y espiritual, y a su soberan¨ªa moral. Exigimos el rechazo de la tortura como una pr¨¢ctica inhumana, contraria a toda forma civilizada de convivencia, y opuesta a toda verdadera restauraci¨®n de una da?ada comunidad pac¨ªfica de los pueblos: en nombre de los Derechos Humanos.
Monterrey, M¨¦xico, 24 de noviembre de 2006.
Babelia
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