Tecnolog¨ªa marista
Azterlan lleva 30 a?os reinvirtiendo todos sus beneficios
Los acuerdos del Estado con la Santa Sede, el Vaticano, adem¨¢s de influir en la clase de religi¨®n en los colegios espa?oles han permitido a los frailes maristas contar con una empresa un tanto singular en el Pa¨ªs Vasco: Azterlan, una sociedad que lleva 30 a?os impulsando la investigaci¨®n metal¨²rgica y reinvirtiendo todos los beneficios obtenidos.
El pasado a?o, la empresa alcanz¨® una cifra de negocio de seis millones de euros y este ejercicio espera "crecer de forma importante"
El centro de investigaci¨®n prev¨¦ alcanzar una plantilla de 100 personas: ahora emplea a 78, de las que el 65% son titulados superiores
Pedro Huidobro, fraile y profesor del centro de formaci¨®n profesional de los maristas en Durango (Vizcaya), hace 30 a?os puso en marcha de la mano del ingeniero Daniel Charterina un laboratorio de materiales para hacer trabajos a empresas del entorno. La cosa ech¨® a andar y poco a poco se convirti¨® en un centro de investigaci¨®n metal¨²rgica que emplea a 78 personas de los que el 65% son titulados superiores.
Azterlan no tiene ¨¢nimo de lucro y destina aproximadamente el 15% de su facturaci¨®n, el equivalente a sus beneficios, directamente a reinversiones. La cifra de negocio fue el pasado a?o de seis millones de euros y este a?o espera "crecer de forma importante" y rozar las 100 personas de plantilla.
Este centro tecnol¨®gico religioso negocia su entrada en la red vasca de centros tecnol¨®gicos. Su proceso de crecimiento ha tenido tres momentos: la compra de maquinaria sofisticada hace 20 a?os, la creaci¨®n de una sede propia en el centro de Durango hace 11 a?os y finalmente la reciente inauguraci¨®n de un nuevo edificio en la zona industrial de Durango. "Se ha echado el resto en el uso racional de los recursos", se?ala Juli¨¢n Izaga, director tecnol¨®gico de Azterlan.
La nueva sede no tiene aire acondicionado, las luces se encienden y se apagan solas y las persianas suben y bajan a su antojo. Todo el sistema de climatizaci¨®n funciona con energ¨ªa geot¨¦rmica. Adem¨¢s, se apoya en paneles solares para el agua caliente y en una planta fotovoltaica que vende energ¨ªa a la red el¨¦ctrica.
Labor social
El v¨ªnculo con los maristas es el presidente de Azterlan, Alberto Orive, pero la gesti¨®n se deja completamente en manos de los profesionales. "Necesitamos invertir mucho en equipamiento. Los maristas han entendido la labor social", se?ala Izaga. La estructura empresarial del valle en el que trabajan les ha llevado a trabajar en metalurgia y fundici¨®n. En esta zona se concentran 24 empresas de este sector. "?Qui¨¦n les da servicio y les introduce en la innovaci¨®n?", pregunta Izaga. Azterlan trabaja coordinado con las empresas.
Ahora mismo tiene un proyecto para crear equipos de I+D conjuntos. El escollo en la negociaci¨®n con las empresas es determinar qui¨¦n es el propietario final del conocimiento. Esperan tenerlo solucionado antes de fin de a?o y haber puesto en marcha tres unidades dirigidas por alguien de Azterlan, instaladas en la propia Azterlan y con equipamiento del centro tecnol¨®gico. "Estamos hablando de proyectos que pueden reducir costes en un 20% o el proceso de maduraci¨®n del producto en un 15%", indica Izaga.
Apertura al exterior
Azterlan, que ha trabajado siempre muy pegado a su entorno, ha iniciado un proceso de apertura al exterior. Bien porque ha empezado a recibir llamadas de fuera o bien porque ha iniciado proyectos de colaboraci¨®n e intercambio con otros centros de investigaci¨®n europeos. La idea de la cooperaci¨®n con otros centros es rentabilizar la inversi¨®n. El coste del equipamiento es muy elevado y aseguran que la cooperaci¨®n puede hacer que las horas de trabajo de las m¨¢quinas y los instrumentos sea 24 horas, lo que permite una mayor amortizaci¨®n. En definitiva, se trata de ceder el equipamiento a otros centros, para lo que solamente es necesario un desplazamiento de personas.
Azterlan asegura que su desaf¨ªo es encontrar personal cualificado, ya que en el entorno en el que trabaja no hay paro. El centro ha tenido 12.000 clientes, de los que 50 son imprescindibles, 300 son interesantes y el resto son ocasionales.
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