Friedman y Keynes
Milton Friedman no ha sido el economista moderno m¨¢s famoso e influyente; ese honor le corresponde a John Maynard Keynes. Pero Friedman se le acerca mucho. Fue de alg¨²n modo el mejor alumno, el sucesor y el que complet¨® la obra de Keynes. En su Teor¨ªa general del empleo, el inter¨¦s y el dinero, Keynes establece el marco que casi todos los macroeconomistas usan actualmente. Ese marco se basa en el gasto y la demanda, los determinantes de los componentes del gasto, la teor¨ªa de los tipos de inter¨¦s a corto plazo basada en la preferencia por la liquidez y la necesidad de que el Estado intervenga para mantener equilibrada la econom¨ªa.
Pero la teor¨ªa de Keynes era incompleta. A su marco, Friedman a?adi¨® una teor¨ªa de los precios y de la inflaci¨®n basada en la idea de que existe una tasa natural de desempleo y en los l¨ªmites de la pol¨ªtica oficial para estabilizar la econom¨ªa en torno a su tendencia de crecimiento a largo plazo, l¨ªmites m¨¢s all¨¢ de los cuales la intervenci¨®n provocar¨ªa inflaci¨®n. Adem¨¢s, Friedman corrigi¨® el marco de Keynes en un aspecto importante. La experiencia de la Gran Depresi¨®n llev¨® a Keynes a subestimar en gran medida el papel y la influencia de la pol¨ªtica monetaria. Friedman, en una campa?a de 30 a?os que empez¨® con Historia monetaria de los Estados Unidos, escrito en colaboraci¨®n con Anna J. Schwartz, restaur¨® el equilibrio.
"No s¨¦ qui¨¦n estaba m¨¢s acertado, si Keynes o Friedman. Pero la tensi¨®n entre sus puntos de vista ha sido muy valiosa para el progreso"
Desde otra perspectiva, Friedman fue el archirrival y el enemigo de Keynes y sus sucesores. Friedman y Keynes coincid¨ªan en que hac¨ªa falta una gesti¨®n macroecon¨®mica apropiada, que la econom¨ªa privada por s¨ª misma bien pod¨ªa estar sujeta a una inestabilidad insoportable y que para mantener la estabilidad era necesaria la intervenci¨®n estrat¨¦gica y firme, aunque limitada, del Estado. Pero mientras que para Keynes la clave era mantener estable la suma de gasto p¨²blico y privado, para Friedman la clave estaba en mantener estable la oferta de dinero (la cantidad de poder adquisitivo en forma f¨¢cilmente consumible en manos de empresas y hogares).
Esa diferencia de opini¨®n se derivaba del profundo abismo en la filosof¨ªa moral de Keynes y Friedman. Keynes se consideraba a s¨ª mismo enemigo del laissez-faire y partidario de la gesti¨®n p¨²blica. Unos funcionarios inteligentes, pensaba, pod¨ªan dise?ar unas instituciones econ¨®micas superiores al mercado. No se daba el caso, sosten¨ªa Keynes, de que los incentivos privados de quienes se encontraban en el mercado coincidieran con el bien p¨²blico.
Keynes cre¨ªa en la tecnocracia: expertos h¨¢biles que, por bondad de coraz¨®n, dise?aran y ajustaran instituciones que posibilitaran la prosperidad general, como ¨¦l hizo, de hecho, en Bretton Woods, donde se crearon instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Friedman disent¨ªa. En su opini¨®n, los intereses privados del mercado suelen coincidir con el bien p¨²blico: los episodios de fracaso significativo e importante del mercado eran la excepci¨®n, no la regla, y el laissez-faire era bueno como primera aproximaci¨®n. Friedman cre¨ªa que aunque los intereses privados no coincidieran con los p¨²blicos, el Estado no pod¨ªa realmente solucionar el problema. Los fallos del Estado, sosten¨ªa, eran mayores y m¨¢s terribles que los del mercado.
Al mismo tiempo, Friedman cre¨ªa que incluso aunque el equilibrio de mercado no fuera el ¨®ptimo utilitario para el bienestar social, e incluso aunque se pudiera usar al Estado para mejorar la situaci¨®n desde un punto de vista utilitario, segu¨ªa teniendo un valor adicional el conceder a los humanos la mayor libertad. Hab¨ªa, pensaba Friedman, algo intr¨ªnsecamente malo en el hecho de que el Estado fuera mandando y dando ¨®rdenes a la gente, aunque el Estado supiera lo que hac¨ªa.
No s¨¦ qui¨¦n estaba m¨¢s acertado en su orientaci¨®n profunda, si Keynes o Friedman. Pero s¨ª creo que la tensi¨®n entre sus dos puntos de vista ha sido una fuerza motriz muy valiosa para el progreso humano a lo largo de los ¨²ltimos cien a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.