Pecados diversos
Parece que en Espa?a todo gira en torno a la construcci¨®n: la creaci¨®n de empleo, las grandes fortunas , la pol¨ªtica, los delitos, la polic¨ªa y la corrupci¨®n. Es lo que se ha dado en llamar el ladrillo y que ha convertido la econom¨ªa espa?ola en un tigre del sur de Europa. Muchos personas y empresas que hacen 20 a?os no las conoc¨ªa nadie, ahora son protagonistas de una vida de lujo y disipaci¨®n. Son las constructoras las que compran empresas energ¨¦ticas y bancos, no al rev¨¦s como pudiera resultar normal. El poder del dinero ha llegado a tal extremo que todo el mundo quiere un trozo. No hace falta dirigir una gran empresa: cualquier espa?olito de a pie quiere su parte de la tarta. Por eso, junto a grandes promotores que obtienen cuantiosas fortunas y doblegan voluntades, muchos ciudadanos se compran segundas y terceras residencias con el objetivo de revenderlas en el futuro a un precio mayor. Eso s¨ª, cientos de miles de j¨®venes y de inmigrantes se ven privados de tener su propia vivienda porque no ganan lo suficiente para pagar los precios del mercado. Es la paradoja del sistema. Riadas de millones corren por la Costa del Sol, por Madrid o por Levante. Es dif¨ªcil resistirse ya que con tan s¨®lo un l¨¢piz se le cambia el uso a una parcela y se obtienen importantes beneficios.
Una vez detectadas las irregularidades viene el debate ?se derriba o llega el momento del realismo pol¨ªtico? ?se restituye el territorio a su situaci¨®n original o se saca del caj¨®n el pragmatismo? ?se acepta que una edificaci¨®n se hizo de manera ilegal y por tanto debe derribarse o tratamos a los que se beneficiaron con indulgencia? Este es el momento en el que se considera a los infractores como electores. Porque pensar que todo el que compr¨® o se hizo una vivienda ilegal es un pobrecito me parece ingenuidad o cinismo. ?C¨®mo de grande tiene que ser el desaguisado para que haya derribo? ?s¨®lo lo construido sobre zonas verdes y equipamientos ver¨¢ la piqueta? ?y todos los que se hicieron viviendas en el diseminado rural sabiendo que no ten¨ªan licencia, ah¨ª no hay dolo? Si no lo derribamos y decimos que hacemos tabla rasa, invitamos a otros a seguir su camino: tarde o temprano se legalizar¨¢. Debe ser ese concepto cat¨®lico-urban¨ªstico de Manuel Gonz¨¢lez Fustegueras sobre Marbella: hay 30.000 viviendas ilegales de las que 5.000 son pecados mortales y el resto veniales. Es decir, edificios sobre sistemas generales de equipamientos y otros que se hicieron sin licencia, con aumento de volumetr¨ªa o cualquier otra triqui?uela. Entre los pecadores veniales parece que est¨¢ el ex presidente Aznar y su vivienda ilegal. Un ejemplo de pobrecito e ingenuo ciudadano del que han abusado unos desaprensivos promotores. Qu¨¦ pena.
Porque derribar, lo que se dice derribar, s¨®lo tenemos el ejemplo de un trozo del chalet de Bert¨ªn Osborne y un hotel en Atlanterra, aunque justo al lado del hotel se hayan levantado luego enormes bloques de apartamentos sin garant¨ªas para la recogida de basuras, los vertidos de aguas fecales y dem¨¢s menudencias. Siguen en pie Las Beatillas y Montenmedio, con sentencias de derribo. Sigue en pie el Hotel de El Algarrobico. Un juez sensible se ha apiadado de la realidad social y ha aceptado el centro comercial Gran Plaza de Roquetas, a pesar de su ilegalidad, porque da trabajo a gente. El asunto ha llegado a tal extremo que algunos responsables pol¨ªticos act¨²an con descaro: el concejal de urbanismo de La L¨ªnea, que tiene su empresa de construcci¨®n; el alcalde de Puerto Real, que le da licencia a su hermano para que se haga una casa en un edificio reservado para usos educativos con un informe del arquitecto que ha proyectado las viviendas que vende el propio hermano. A los ciudadanos s¨®lo les escandaliza si va a la c¨¢rcel alg¨²n protagonista de los programas del coraz¨®n .Todo se hace, seg¨²n dicen, por el bien com¨²n, por el empleo y por el desarrollo del pueblo. En el otro lado, los pobrecitos empresarios se han visto enga?ados en su buena fe, como dice el presidente de la patronal andaluza.
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