"En Lagun hemos trabajado bastante y, sobre todo, contra viento y marea"
Mar¨ªa Teresa Castells es una testigo privilegiada de una ¨¦poca pol¨ªtica que vivi¨® desde una atalaya tan importante como fue la librer¨ªa Lagun, convertida ya en un s¨ªmbolo de la lucha por las libertades. Aunque fue muy alto el precio que tuvo que pagar por ello, junto a su marido Jos¨¦ Ram¨®n Recalde al que intent¨® asesinar ETA, Mar¨ªa Teresa no ha perdido la sonrisa amable ni esa serenidad que siempre le han caracterizado.
Pregunta. Fundadora de una librer¨ªa, resistente y luchadora, madre de cuatro hijos y abuela de cuatro nietos... y sigue en activo. Se ha ganado con creces la Medalla de Oro al M¨¦rito en el Trabajo.
Respuesta. Pues ni lo hab¨ªa pensado, y nunca se me hab¨ªa ocurrido. Sin embargo, muchos me han dicho ?a buenas horas!
La prueba para la categor¨ªa de celador fue interrumpida con constantes protestas a favor del euskera
"Durante el franquismo la gente no ven¨ªa a Lagun s¨®lo a comprar, sino a comunicarse y a enterarse de las cosas que pasaban" "Esta no es una medalla para m¨ª, sino a Lagun, a Ignacio, a Rosa y a mi hija ahora, que somos quienes la hemos gozado y la hemos padecido"
P. ?Y ahora que se la han dado c¨®mo la interpreta?
R. Pues no lo s¨¦. Paulino Luesma me llam¨® dici¨¦ndome que quer¨ªan d¨¢rmela;
se le ocurrir¨ªa al repasar quienes han trabajado bastante y, sobre todo, contra viento y marea. Ah¨ª s¨ª estamos nosotros. Porque, eso s¨ª, no es una medalla para m¨ª, sino una medalla a Lagun, a Ignacio [Latierro], a Rosa, a mi hija ahora, y a m¨ª, que somos quienes la hemos gozado y la hemos padecido.
P. Siempre ha dicho que Lagun ha sido para usted un proyecto vocacional.
R. Es verdad. Desde peque?a me ha gustado mucho leer. Ya de mayor intent¨¦ trabajar en la librer¨ªa Ramos que estaba muy bien, pero fue Ram¨®n [Recalde] quien me anim¨® al decirme: si quieres una librer¨ªa, pues nos lanzamos y ponemos una. Nos acordamos de Ignacio con quien ten¨ªamos entonces tertulias, conoc¨ªa mucho los libros y era muy inquieto, y as¨ª fue.
P. La inauguraron en el 68, ?fue una casualidad o fruto de ese momento?
R. Fue casualidad. Primero recorrimos muchas librer¨ªas, como la Alberti, para seguir unas pautas. Lo hicimos con much¨ªsima ilusi¨®n porque desde el principio ven¨ªa mucha gente. Ten¨ªamos la parte de atr¨¢s con los libros prohibidos.
P. ?C¨®mo recuerda aquellos primeros a?os?, porque Lagun no era s¨®lo una librer¨ªa, sino un lugar de tertulia y actividad.
R. Durante el franquismo la gente no ven¨ªa s¨®lo a comprar, sino a comunicarse y enterarse de las cosas que pasaban. Tambi¨¦n ven¨ªan personas interesantes que viv¨ªan en Francia como Tu?¨®n de Lara, o Pierre Villar. Lagun era un centro donde la gente sab¨ªa que pod¨ªa hablar de las ¨²ltimas novedades.
P. ?Entonces vend¨ªan m¨¢s literatura o ensayo? Habr¨¢ habido una evoluci¨®n.
R. Lo que interesaba entonces era la pol¨ªtica y nuestra librer¨ªa vend¨ªa sobre todo libros pol¨ªticos. Estaban de moda Althusser o Marcuse y todo el mundo los compraba. Pero al morir Franco, estos libros empezaron a sobrar. Nosotros nos reciclamos bien y seguimos vendiendo libros de filosof¨ªa y de historia, que hay muy buenos, adem¨¢s de novelas. Ultimamente se han vendido muchos libros de tema vasco, pero de forma puntual.
P. Un episodio marcado fue su detenci¨®n a ra¨ªz de las ejecuciones de Txiki y Otaegi.
R. Tres comerciantes de la Parte Vieja tratamos, eso s¨ª de forma suave, no como ahora, de cerrar las tiendas a modo de protesta y nos detuvieron. Nos pusieron una multa y me negu¨¦ a pagar. M¨¢s adelante, coincidiendo con la Marcha Verde, un momento pol¨ªtico tenso, estuve un mes en la c¨¢rcel por eso.
P. ?Y qu¨¦ tal la experiencia?
R. Muy buena. Coincid¨ª con la plana mayor de las de ETA. Di clases de euskera y a mi profesora le dec¨ªa que estudiara magisterio para ense?ar esta lengua. Despu¨¦s me reconoci¨® que me hab¨ªa hecho caso y vino a verme en los momentos malos.
P. Fueron los a?os 90 en los que Lagun sufri¨® un acoso sistem¨¢tico de los radicales.
R. Era angustioso. Cada d¨ªa trataban de destrozarnos algo. La v¨ªspera de San Sebasti¨¢n de 1997 nos dejaron sin cristales, todo el escaparate roto y la Ertzaintza nos dijo que se ten¨ªa que ir, que all¨ª no pod¨ªan estar, que les tiraban piedras.
P. Los radicales siempre han utilizado la Parte Vieja como un territorio propio.
R. Un d¨ªa que nos echaron pintura roja y amarilla mi hija sigui¨® las huellas y comprob¨® que se met¨ªan en un bar de Juan de Bilbao. Denunciamos pero la Ertzaintza se aferr¨® a que no pod¨ªan entrar en la Parte Vieja.
P. Siempre se quej¨® de estar desprotegida, pero ha resistido.
R. En 1997 pusimos la persiana y cerramos el escaparate, pero segu¨ªan apareciendo pintadas, que ni las borr¨¢bamos. Hasta que en el 2000 le pegaron un tiro a Ram¨®n, Ignacio recibi¨® amenazas y dijimos: se acab¨®. Un a?o despu¨¦s un amigo insisti¨® en que no pod¨ªamos cerrar, que Lagun es un s¨ªmbolo y por tanto era muy importante su reapertura, y nos ayudaron a abrir junto al Koldo Mitxelena.
P. Tambi¨¦n tiene m¨¦rito vivir en directo un atentado contra su marido.
R. Pero Ram¨®n se lo sab¨ªa todo, hasta el tel¨¦fono de la ambulancia, y yo, en esas situaciones, me crezco. S¨®lo en un momento en que Ram¨®n me cogi¨® de la mano se me pas¨® por la cabeza "este piensa que se va a morir", y le dije con voz firme: "Ram¨®n, no te preocupes que de un tiro en la boca no se muere nadie". Le d¨ª ¨¢nimos.
P. ?C¨®mo vive usted y su familia el impacto de este atentado y el proceso de paz?
R. Deber¨ªan haberse establecido m¨¢s claramente los l¨ªmites desde el principio en relaci¨®n con lo que ellos piden y no se puede dar. En cualquier caso, el proceso debe culminar integrando a todos los partidos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.