Los paramilitares colombianos rompen el di¨¢logo y ponen el proceso de paz al borde del fracaso

El proceso de paz acordado en 2004 entre el Gobierno colombiano y la organizaci¨®n paramilitar de extrema derecha Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) est¨¢ al borde del fracaso tras la ruptura unilateral por parte de ese grupo armado, que justific¨® su medida por la decisi¨®n del Gobierno de trasladar a 59 comandantes paras a una c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad.

La ruptura de los paramilitares y el esc¨¢ndalo que salpica a varios congresistas que est¨¢n siendo interrogados estos d¨ªas en la Corte Suprema por sus relaciones durante a?os con esta organizaci¨®n suponen la peor crisis que afronta el Gobierno del presidente ?lvaro Uribe desde su reelecci¨®n el pasado mayo; una crisis que de no suavizarse en los pr¨®ximos d¨ªas podr¨ªa desencadenar una grave explosi¨®n de violencia.

En tono desafiante, Ernesto B¨¢ez, el portavoz pol¨ªtico de los paras y uno de los 59 comandantes encarcelados, anunci¨® la ruptura del proceso despu¨¦s de que el pasado viernes fueran trasladados de una c¨¢rcel de reclusi¨®n especial a un penal de m¨¢xima seguridad en el ¨¢rea metropolitana de Medell¨ªn, segunda ciudad del pa¨ªs.

El Gobierno niega que se haya roto el proceso y sus portavoces a?aden que siguen abiertos los beneficios pol¨ªticos y penitenciarios para los que se acojan al mismo, e insisten en que no habr¨¢ extradiciones a EE UU.

Los comandantes paras, quienes durante m¨¢s de una d¨¦cada sembraron el terror en el pa¨ªs con la disculpa de combatir a la guerrilla, se sienten traicionados. Los acuerdos, que llevaron a m¨¢s de 30.000 de sus combatientes a dejar las armas, implicaban c¨¢rceles especiales, como granjas agr¨ªcolas y talleres de reeducaci¨®n para cumplir sus penas.

El Gobierno alega que desde el centro de reclusi¨®n especial donde se encontraban, los comandantes se daban ¨®rdenes de muerte -varios cuadros medios de la organizaci¨®n han sido asesinados en los ¨²ltimos d¨ªas- y se urd¨ªa un plan de fuga. Y amenaz¨® incluso con aplicar el castigo m¨¢s temido: la extradici¨®n a Estados Unidos. Por decisi¨®n del presidente Uribe, mientras cumplan con el proceso de paz, las ¨®rdenes de extradici¨®n por narcotr¨¢fico que pesan sobre varios comandantes est¨¢n suspendidas.

La extradici¨®n ha sido el palo en la rueda en esta negociaci¨®n. La ley de Justicia y Paz -marco legal del proceso- aprobada por el Congreso en 2005, le daba car¨¢cter pol¨ªtico a los paramilitares, dej¨¢ndolos as¨ª blindados contra la posibilidad de ser enviados a tribunales estadounidenses. El pasado mayo, la Corte Constitucional anul¨® este art¨ªculo y endureci¨® las condiciones para que los desmovilizados reciban los beneficios pactados. Los paras acusaron a la Corte de haber "matado el proceso".

Mientras el Gobierno tiene este as en la mano, los paramilitares amenazan con contar la verdad; es su arma de chantaje. No es un secreto que el fen¨®meno paras infiltr¨® altas esferas del poder. Es lo que se est¨¢ conociendo, a cuenta gotas, desde hace un mes. Ya hay tres congresistas y una ex congresista en la c¨¢rcel, seis m¨¢s han sido llamados a indagatoria por la Corte Suprema de Justicia -entre ellos al senador ?lvaro Araujo, hermano de la ministra de Asuntos Exteriores, Mar¨ªa Consuelo Araujo-.