Elegante desesperaci¨®n
Una mujer escribe e inventa a otra y ¨¦sta a su vez imagina viajes que no realiza. La mujer creada exorciza el adi¨®s a trav¨¦s de cartas que escribe desde ciudades que no visita. Rut (la protagonista) se despide del amado pero se protege de su abandono. Tal vez tambi¨¦n lo haga Lea Goldberg (la autora), pues un poco antes de iniciarse la novela advierte: "Escribo esto del mismo modo que Wachtangow represent¨® Turandot; el actor se maquilla delante del p¨²blico". Y a?ade: "Estas cartas son el fruto de la soledad de Rut. El fruto de mi soledad. Te las regalo con mucha melancol¨ªa y cierto agradecimiento". Lea Goldberg (1911-1970) naci¨® en K?nigsberg, curs¨® estudios en Berl¨ªn y Bonn, emigr¨® en 1935 a la Palestina de esos a?os. Destacada poeta en lengua hebrea esta novela fue publicada en 1937 y es la primera vez que se traduce al castellano.
CARTAS DESDE UN VIAJE IMAGINARIO
Lea Goldberg.
Traducci¨®n de Raquel Garc¨ªa Lozano
Pre-Textos. Valencia, 2006
108 p¨¢ginas. 13 euros
Es el oto?o de 1934 y Rut, la protagonista, en unas cartas personal¨ªsimas, se ir¨¢ despidiendo no s¨®lo del amado sino de una ¨¦poca. El viaje es emocionante e intenso. Se recorrer¨¢n ciudades con esa soledad que ya es pero que ser¨¢ mayor. "S¨®lo yo estaba conmigo". El excelente texto que se nos ofrece, esas cartas imaginarias, hablar¨¢ de los mercados de Par¨ªs, del color gris del oto?o en el mar que golpea Ostende, y Berl¨ªn ser¨¢ sus caf¨¦s y la gente que acogieron; y Colonia por la ma?ana es un andante de una gran sinfon¨ªa y Par¨ªs un scherzo vivaz. Est¨¢ la m¨²sica y los colores. Y el rojo y el negro en las cruces gamadas.
Cartas desde un viaje imagi
nario es un libro melanc¨®lico escrito con exquisito esmero. El texto destila se?ales de amor para su entendimiento aunque se redacte con la caligraf¨ªa del desencuentro. El p¨¢rrafo que antecede cada carta es una imagen, donde Rut, la mujer inventada, se desenvuelve en el espacio corto de los pasillos largos de la casa y en los alrededores del vecindario. As¨ª pasea la ausencia, as¨ª hasta que la mujer escribe y el tren rueda. Parar de contar es detener la m¨¢quina y no hallar consuelo en el duelo de la despedida. La escritura ayuda a poner nombre a la tristeza que duele f¨ªsicamente y al m¨²ltiple pensamiento amoroso cuando se est¨¢ diciendo adi¨®s. Tristeza, desconcierto, memoria del tiempo feliz y tambi¨¦n alivio y raz¨®n: "No me envenenes con nostalgia".
En Cartas desde un viaje imaginario esta lectora viaj¨® la geograf¨ªa de las ciudades, se adentr¨® en el adi¨®s con honda melancol¨ªa y ley¨® sin detenerse sobre la elegante desesperaci¨®n y la bien celebrada rebeld¨ªa. Cartas desde un viaje imaginario es un texto espl¨¦ndido.
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