Aumenta la contrataci¨®n de bandas de vigilancia de obras para evitar robos
Los empresarios reciben amenazas si no aceptan los 'servicios' de grupos organizados
Bandas organizadas se dedican a ofrecer vigilancia nocturna en obras de buena parte del ¨¢rea metropolitana de Barcelona. De no aceptar sus servicios, los contratistas ven como al cabo de unos d¨ªas desaparece maquinaria o el material sufre alg¨²n tipo de da?o. Aunque se trata de un secreto a voces, ni las empresas denuncian los hechos de los que son v¨ªctimas, ni los cuerpos de seguridad act¨²an contra los extorsionadores. Estas bandas act¨²an no s¨®lo en promociones privadas, sino tambi¨¦n en actuaciones que impulsan las administraciones p¨²blicas.
En las obras vigiladas puede observarse el distintivo que alerta de que la zona se encuentra bajo el control de un clan: una bandera gitana de color verde y azul, con una rueda de carro dibujada, s¨ªmbolo de este pueblo n¨®mada. Algunos de estos grupos han constituido una empresa y, a efectos legales, registran su actividad. Pero apenas facturan, puesto que suelen cobrar en negro, y el personal no dispone de permisos ni licencias para desarrollar tareas de vigilancia. "Hay un doble componente delictivo: adem¨¢s de hacer extorsi¨®n, no tienen la documentaci¨®n en regla para llevar a cabo su actividad", explican fuentes de los Mossos d'Esquadra. Aun as¨ª, la polic¨ªa auton¨®mica afirma que no puede actuar porque los afectados no denuncian los casos.
Un constructor de Badalona, Javier L¨®pez, fue interpelado por una de estas bandas hace alg¨²n tiempo, cuando trabajaba en tareas auxiliares en una obra: "Vino un hombre acompa?ado de su hijo y con un perro bastante violento. Nos pidi¨® 1.500 euros al mes por vigilar la obra. Nos dio a entender que, si no acept¨¢bamos, el material podr¨ªa empezar a desaparecer". L¨®pez avis¨® al contratista, que a su vez llam¨® a la polic¨ªa. Pero de nada sirvi¨®, porque d¨ªas despu¨¦s acab¨® por contratar a una empresa de vigilancia regentada por un grupo similar que ya controlaba una obra cercana.
T. V., responsable de otra peque?a constructora de Barcelona, afirma conocer perfectamente estas actividades. Esta empresa trabaj¨® hace tiempo como subcontratada en unas obras de El Prat. Un grupo acudi¨® y reclam¨® a T. V. 1.200 euros por vigilar la zona. La promotora se neg¨® y poco despu¨¦s desparecieron muebles de cocina de las nuevas viviendas. Finalmente el constructor claudic¨® y el grupo se instal¨® en el lugar. "Trajeron una nevera y colchones, y convirtieron los pisos en su casa", dice T. V. Tal como explica, el hecho de que generalmente las personas que se dedican a este tipo de extorsi¨®n sean de etnia gitana hace que se caiga en el error de estigmatizar a todo el colectivo y "paguen justos por pecadores".
En la poblaci¨®n barcelonesa de Gav¨¤, Esquerra Republicana denunci¨® esta pr¨¢ctica generalizada en el municipio mediante una moci¨®n que present¨® en el pleno municipal del Ayuntamiento, despu¨¦s de que una banda se dedic¨® a avisar a los empresarios del peligro de que se produjeran en el futuro incendios en las obras, con el fin de convencerlos de la necesidad de contratar vigilancia.
La Asociaci¨®n de Promotores y Constructores de Barcelona afirma que sus socios no han expuesto en ning¨²n momento este problema.
Seguridad m¨¢s cara
Otra constructora de Barcelona que prefiere mantenerse en el anonimato aclara por qu¨¦ las empresas no denuncian estos hechos: cuando han recibido amenazas, suelen acudir a compa?¨ªas de seguridad tradicionales, pero ocurre que ¨¦stas son mucho m¨¢s caras. Ante la necesidad de protecci¨®n, acaban por cerrar el trato con las bandas. Adem¨¢s, explica el responsable de la compa?¨ªa, "una vez que se opta por contratar a estos grupos, no hay m¨¢s problemas". A ello se suma la dificultad de poder demostrar que las personas que han cometido el robo son las mismas que d¨ªas antes les hab¨ªan ofrecido el servicio de vigilancia.
Curiosamente, la bandera gitana con el s¨ªmbolo de la rueda estaba colgada hace unos d¨ªas en la valla de las obras de la nueva comisar¨ªa de los Mossos d'Esquadra en el barrio de Sant Cosme de El Prat. En la placa pod¨ªa leerse el nombre de la empresa, Control AM. El cuerpo auton¨®mico explic¨® que a¨²n no ha recibido las obras y que, por tanto, su responsable es la empresa constructora, en este caso Sacyr. Algunas fuentes afirman que el clan cobra unos 1.800 euros mensuales y que, antes de contratar estos servicios, el pasado verano alguien prendi¨® fuego a una excavadora.
A mediados de octubre, los Mossos d'Esquadra detuvieron por narcotr¨¢fico al clan Los Manolos, del barrio de La Mina de Sant Adri¨¤ de Bes¨°s, grupo conocido tambi¨¦n por ofrecer servicios de seguridad a los constructores.
Esta pr¨¢ctica generalizada en el ¨¢rea metropolitana se da, de hecho, en todo el territorio. En mayo de este a?o, la Guardia Civil detuvo en Montblanc (Conca de Barber¨¤) a dos personas que obligaban a seis constructores a pagarles entre 300 y 1.200 euros por vigilar las obras. En esta ocasi¨®n s¨ª se pudo probar que, d¨ªas antes de pedir el dinero, ellos mismos se encargaban de sustraer material de las empresas.
Papel higi¨¦nico
En algunos pol¨ªgonos industriales, las constructoras se han convertido en v¨ªctimas de poco recomendables iniciativas. En La Verneda de Barcelona, por ejemplo, a principios de a?o algunas personas vend¨ªan papel higi¨¦nico a las empresas argumentando que el dinero que ped¨ªan, una cantidad sorprendentemente elevada, era "para una buena causa".
De rechazar el ofrecimiento, al cabo de unos d¨ªas la nave era saqueada. Poco despu¨¦s, volv¨ªa a presentarse el vendedor de papel higi¨¦nico, "hasta que el empresario entend¨ªa el mensaje", relatan fuentes policiales. Esta actividad ha cesado en el lugar, pero los cuerpos de seguridad no descartan que otro tipo de extorsi¨®n similar se produzca en otros emplazamientos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.