Hora de irse

El ministro y candidato a la Presidencia de Canarias, Juan Fernando L¨®pez Aguilar, sigue acudiendo a su despacho del Ministerio de Justicia, pese a que hace m¨¢s de un mes fue elegido por sus compa?eros canarios y proclamado por el Comit¨¦ Federal del PSOE el pasado 18 de noviembre. Coalici¨®n Canaria (CC) y el PP le acusan de servirse del cargo con fines electoralistas e incluso, en el caso del gobernante partido nacionalista canario, de instrumentalizar la judicatura en el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n que ha salpicado al alcalde de Santa Cruz de Tenerife. Son acusaciones graves e imposibles de admitir sin pruebas, ni siquiera dentro del enfrentamiento electoral, que tiende a elevar el tono del discurso. Pero el ministro no deber¨ªa perder ni un minuto m¨¢s. Tendr¨ªa que renunciar al cargo ya mismo y dedicarse a preparar la campa?a. Con ese gesto se har¨ªa un favor a s¨ª mismo y a su partido. Y, sobre todo, atajar¨ªa las malediciencias y reforzar¨ªa su imagen.

En puridad, L¨®pez Aguilar podr¨ªa continuar en el ministerio hasta el 3 de abril de 2007, fecha del anuncio en el BOE de la convocatoria de elecciones auton¨®micas y municipales del 27 de mayo pr¨®ximo. El presidente del Gobierno adelant¨® en octubre que seguir¨ªa en el cargo hasta "finales de a?o o principios de enero". La actitud de Zapatero de dilatar el relevo de un ministro clave para el Gobierno no contribuye a calmar lo que se presagia como una dur¨ªsima campa?a electoral en Canarias debido a la corrupci¨®n. Cualquier acci¨®n del ministro L¨®pez Aguilar -desde su presencia como representante del Ejecutivo en la reciente visita de los Reyes al archipi¨¦lago, hasta toda actuaci¨®n no ligada espec¨ªficamente con su cargo- es vista por los rivales como un aprovechamiento indebido de su funciones. Y quiz¨¢s lleven raz¨®n. No por ello, sin embargo, resultan aceptables las opiniones que cuestionan su honradez, como cuando el presidente de CC, Paulino Rivero, afirma que est¨¢ utilizando a la fiscal¨ªa y filtrando datos e informes para "laminar" a sus adversarios pol¨ªticos.

Por injustas que sean las cr¨ªticas, ha llegado la hora de que L¨®pez Aguilar acepte que resulta dif¨ªcil compatibilizar su actual doble funci¨®n de ministro y candidato regional y comprenda que, al igual que la mujer del C¨¦sar, no le basta con ser honrado.