Europa pierde la carrera en I+D
Lejos de EE UU y Jap¨®n, el Viejo Continente se arriesga a ceder capitales a favor de China
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Es la batalla del conocimiento, Europa est¨¢ perdiendo la carrera del futuro. Las inversiones del Viejo Continente en I+D no logran acercarse al esfuerzo que se hace en Estados Unidos y Jap¨®n. Pero a este retraso se a?ade ahora el desaf¨ªo representado por China y otros pa¨ªses emergentes. Si hay alguien que todav¨ªa piense en el pa¨ªs asi¨¢tico como productor de camisetas y zapatos, tendr¨¢ que actualizar sus ideas: al final de 2006, China ser¨¢ el segundo pa¨ªs del mundo -despu¨¦s de Estados Unidos- en cuanto a inversiones en investigaci¨®n y desarrollo. ?ste es el cuadro que esboza un estudio publicado esta semana por la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), con sede en Par¨ªs.
"Los capitales I+D se dirigen hacia pa¨ªses emergentes", observa un experto de la OCDE
Espa?a invirti¨® el 1,13% del PIB en 2005. Dos a?os antes la UE alcanz¨® ya el 1,81%.
Los expertos coinciden en la escasa seducci¨®n que ejerce la carrera de investigador
Los datos son contundentes: Jap¨®n invirti¨® en I+D el 3,13% de su PIB en 2004; EE UU, el 2,68%, y la UE de 25 miembros, el 1,81% (en 2003, ¨²ltimo a?o del que se dispone de datos homologados para el conjunto de pa¨ªses europeos). El estudio delata que las distancias permanecen pr¨¢cticamente invariables desde hace una d¨¦cada. Espa?a s¨®lo invirti¨® el equivalente al 1,13% de su PIB en 2005, reforzando as¨ª los problemas que afligen a la UE. Mientras tanto, China irrumpe con fuerza en escena gracias a inversiones internas y a la atracci¨®n de capitales: aunque en 2004 invirti¨® el equivalente al 1,2% de su PIB, la tasa de crecimiento es veloz.
"Los capitales de I+D est¨¢n rompiendo fronteras y se dirigen ahora tambi¨¦n hacia pa¨ªses emergentes", explica Mario Cervantes, economista de la OCDE y coautor del estudio. "Los pa¨ªses desarrollados que no creen condiciones favorables al I+D corren el riesgo no s¨®lo de no atraer inversiones, sino incluso de perder aquellas que tienen en la actualidad".
?sta es la amenaza a la que se enfrenta Europa. "El esfuerzo inversor de muchos gobiernos europeos es positivo", observa Cervantes. "Pero no es suficiente inyectar dinero. A la vez es necesario reformar el mercado laboral, el sistema fiscal, las relaciones entre centros de investigaciones p¨²blicos y los de las empresas privadas...; en fin, constituir un ambiente propicio a la investigaci¨®n y que atraiga la inversi¨®n del sector privado".
Ah¨ª est¨¢ una clave fundamental de lo que est¨¢ pasando. Es interesante notar la parte aportada por empresas privadas a la inversi¨®n total: en Jap¨®n supone el 75%; en China, el 65%; en EE UU, el 64%. Y en la Uni¨®n Europea, el 54%. La aportaci¨®n empresarial falla en Europa.
"La debilidad de la contribuci¨®n empresarial en I+D es quiz¨¢ el problema m¨¢s grave en la realidad espa?ola", comenta Carlos Mart¨ªnez, el presidente del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC). "El actual Gobierno est¨¢ haciendo un esfuerzo importante. Pero est¨¢ claro que las dimensiones de la cuesti¨®n requieren no s¨®lo programas puntuales, sino un verdadero esfuerzo global. Los avances espectaculares de pa¨ªses como China no dejan margen. Si Europa no recupera pronto el tiempo perdido, ir¨¢ hacia el fracaso". Los capitales no tardan en huir.
La OCDE ofrece sobre ello datos interesantes. En 1995, Espa?a atra¨ªa el 2,4% de las inversiones en el extranjero en I+D de las empresas estadounidenses; en 2003 esa cuota se vio reducida al 1,4%. Alemania pas¨® en el mismo tiempo del 24% al 16%, y Francia, del 10% al 8%. Pero China subi¨® del 0,1% al 2,5%. Es razonable pensar que hoy d¨ªa su cuota sea sensiblemente superior.
Frente a ese riesgo, Mario Cervantes coincide con Carlos Mart¨ªnez en que hay aspectos positivos en la actitud del Gobierno espa?ol. Las partidas presupuestarias para I+D crecen, y en 2005 el resultado global marc¨® una subida del 14% respecto al a?o anterior. "Sin embargo, hay que subrayar que las estad¨ªsticas son s¨®lo indicadores. Lo importante son los resultados en que se traduce la inversi¨®n".
Vicente Larraga, director del Centro de Investigaciones Biol¨®gicas del CSIC, define el concepto con una met¨¢fora: "Hay que alimentar el sistema para que crezca, no para que engorde. Y por el momento estamos m¨¢s engordando que creciendo". ?Por qu¨¦? Parad¨®jicamente, todos los entrevistados coinciden en el an¨¢lisis de lo que no funciona. Y tambi¨¦n en c¨®mo corregirlo.
En primer lugar, todas las personas consultadas consideran nociva la excesiva fragmentaci¨®n del sistema espa?ol. Hay que concentrar las inversiones y fortalecer las instituciones. "Los referentes para las empresas no pueden ser, como ahora, investigadores aislados. Deber¨ªan ser los institutos", observa Larraga. "Pero la verdad es que los centros p¨²blicos no tienen capacidad de relaci¨®n con las empresas. La transmisi¨®n del conocimiento es ineficaz. No se aprovecha bien lo que se descubre". Mart¨ªnez sintetiza: "Desgraciadamente, la Universidad ha vivido hasta ahora de espalda a la industria".
Luego "la duraci¨®n media de la financiaci¨®n de los proyectos es de tres a?os. Eso es poco: para la investigaci¨®n hace falta estabilidad. En EE UU, normalmente son cinco a?os. Si a ello se a?ade que aqu¨ª te pasas media vida para pedir la financiaci¨®n, y otra media para justificarla...", critica Larraga.
La estabilidad es importante tambi¨¦n desde otra perspectiva. "El marco legislativo y fiscal tiene que ser duradero. Las empresas necesitan garant¨ªas para poder planificar", subraya Mart¨ªnez. "No puede ser que a cada cambio de gobierno, cambie la legislaci¨®n".
"Adem¨¢s, hay que hacer un uso m¨¢s inteligente de la propiedad intelectual", prosigue Mart¨ªnez. "Es significativo que, si es bajo el n¨²mero de patentes que se registran en Espa?a, m¨¢s bajo todav¨ªa es el de las licencias para explotarlas". En todas las entrevistas aparece el argumento recurrente de la escasa seducci¨®n que ejerce la carrera de investigaci¨®n: precariedad laboral, sueldos bajos, escaso reconocimiento social...
"La paradoja es que, si por un lado es dif¨ªcil ser investigadores, ?por el otro no hay suficientes investigadores!", resalta Cervantes. "Europa hizo planes para crecer,pero no hay personal para ello. De hecho, hasta disminuyen los licenciados en muchos pa¨ªses de Europa y apenas se cubrir¨¢n las plazas de los que van a jubilarse. Tambi¨¦n hay que tener en cuenta que en las empresas de servicios el I+D crece a un ritmo enormemente superior al de las empresas de bienes concretos". Un dato a tener en cuenta para impulsar la formaci¨®n donde hace falta.
"Tambi¨¦n deber¨ªa aprovecharse mejor el potencial que hay en Europa", prosigue Cervantes. "Las empresas van a China porque all¨ª encuentran personal cualificado, barato, en un mercado con capacidad de crecimiento enorme. Pero all¨ª falta algo fundamental y que abunda en Europa: capacidad de gesti¨®n, de management. Espa?a, por ejemplo, est¨¢ demostrando tener notables recursos en el ¨¢rea. Podr¨ªa utilizarla m¨¢s en I+D y gracias a ello atraer cerebros", avanza Cervantes.
Espa?a sigue a la cola
Pese a los prop¨®sitos electorales de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero (aumentar en un 25% la inversi¨®n en I+D en cuatro a?os), Espa?a sigue a la cola de la maquinaria investigadora europea. En 2005, la inversi¨®n en I+D fue equivalente al 1,13% del PIB, porcentaje inferior a la modesta media que dos a?os antes hab¨ªan alcanzado ya los 25 miembros de la UE (1,81%).
El hecho de que Espa?a llegara a ese 1,13% fue saludado como un avance, porque supon¨ªa un 14% m¨¢s que el a?o precedente; para 2007 est¨¢n previstos nuevos aumentos. A este ritmo ser¨¢ muy dif¨ªcil alcanzar el objetivo gubernamental de dedicar a investigaci¨®n y desarrollo el 2% del PIB en 2010, contando con la inversi¨®n p¨²blica y con la privada.
"Las buenas ideas, las revolucionarias, salen de investigadores j¨®venes, en los 30 o 40 a?os de edad", observa Vicente Larraga, director del centro de Investigaciones Biol¨®gicas del CSIC. "Yo, que me considero un investigador en el ¨²ltimo tercio de la carrera, creo tener buen olfato en reconocer lo que es bueno, lo que es malo y c¨®mo desarrollarlo. Las ideas revolucionarias las suelen tener personas j¨®venes. Por eso es imprescindible una buena mezcla de investigadores con experiencia y otros m¨¢s j¨®venes". "En Espa?a no generamos el n¨²mero de investigadores que necesitamos", reconoce el presidente del CSIC, Carlos Mart¨ªnez. "Tendr¨ªamos que incorporar unos 50.000 hasta 2010". En 2004, seg¨²n la OCDE, ten¨ªamos unos 100.000 investigadores. ?Contratar a otros 50.000? El sistema no los genera.
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