Compadreo
El fiscal general del Estado no es un cargo judicial pero tampoco lo es pol¨ªtico. Dirige una instituci¨®n -el ministerio p¨²blico- cuya actuaci¨®n en defensa de la ley ante los tribunales est¨¢ sometida a los principios de legalidad e imparcialidad y en absoluto de oportunidad pol¨ªtica. ?Qu¨¦ sentido tiene, entonces, que C¨¢ndido Conde-Pumpido se preste a recibir en su despacho oficial al presidente de Baleares, Jaume Matas, con no se sabe qu¨¦ pretensiones sobre la actuaci¨®n de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n en el caso Andratx y, en general, sobre la corrupci¨®n urban¨ªstica en las islas? ?O al de Extremadura, Rodr¨ªguez Ibarra, sobre las presuntas falsedades vertidas sobre ¨¦l desde un peri¨®dico? La sensaci¨®n de compadreo que desprenden esos contactos es evidente, por m¨¢s que el fiscal general diga que es norma suya recibir a los representantes de las instituciones y ¨¦stos lo justifiquen bajo pretexto de colaborar con la justicia.
En ambos casos, Conde-Pumpido no puede ni es qui¨¦n para dar garant¨ªas o prometer nada sobre la actuaci¨®n de la instituci¨®n que dirige. Si Rodr¨ªguez Ibarra se considera injustamente atacado, tiene abierta la v¨ªa de los tribunales e incluso puede recabar el apoyo del ministerio fiscal en el marco del proceso. Pero es improcedente reclamar ese amparo mediante visitas personales de dudoso encaje institucional. La Fiscal¨ªa General deber¨ªa haberle advertido, con la delicadeza pertinente, de que ¨¦se no era el camino, en vez de prestarse al juego. Y si el presidente balear y el Partido Popular abrigaban dudas sobre el proceder de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n en la comunidad aut¨®noma, la v¨ªa para despejarlas era interpelar al Gobierno sobre la cuesti¨®n.
Ese tipo de visitas son desafortunadas tanto por parte de quienes la solicitan, como de quien se aviene a ellas. Se prestan a una lectura pol¨ªtica que no beneficia a la Fiscal¨ªa General, son judicialmente inanes y crean confusi¨®n en el seno del ministerio fiscal, pues pueden ser interpretadas como un intento de instrumentalizar y presionar a la instituci¨®n. Hacen mal quienes solicitan este tipo de visitas y expresiones y hace mal el fiscal general al entrar en el juego. Por mucha iron¨ªa gallega que le eche, nunca debi¨® Mariano Rajoy pronunciar su frasecita respecto al caso Andratx: "Me voy a Canarias. ?Tengo que saber algo?". Pero peor ha sido la reacci¨®n de Conde-Pumpido, con sus palabras y con sus reuniones.
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