Naufragios y sonambulismo
En el demencial juicio contra Bloom que tiene lugar en el cap¨ªtulo 15? de Ulises, Joyce pone en boca de su abogado, J.J. O'Molloy, un alegato en su defensa se?alando los casos at¨¢vicos de naufragios y sonambulismo detectados en la familia. En lo personal, lo colectivo, lo cultural y lo pol¨ªtico, todos tenemos esos mismos antecedentes. Si se acaba demostrando que Galicia es un ser vivo como pretende alg¨²n cient¨ªfico de la Universidad de Ulan Bator, entonces ser¨¢ el primero sobre el planeta que no tenga antepasados. No sabe lo que es un cord¨®n umbilical ni ha nacido de ning¨²n vientre, por eso no tiene ombligo, como Ad¨¢n y Eva, y no intenta mir¨¢rselo. Aun as¨ª colecciona barcos hundidos y a veces habla en sue?os. Acumula ella solita el pedigr¨ª de Bloom, ?y sin necesidad de generaciones anteriores! Se cuenta a s¨ª misma su propia historia y se entretiene a veces con cuentos chinos para lectores t¨¢rtaros. Existir desde antes del principio de los tiempos es lo que tiene.
Galicia es, pues, un prototipo biomec¨¢nico con pocas posibilidades de ser fabricado en serie. El molde desapareci¨® con el Big Bang. No puede cantar "mi padre tiene un barco, mecachis en la mar" porque no tiene padre, pero s¨ª barco: lleva toda la vida reuniendo una flota propia considerable y acogiendo a las forasteras. La navegaci¨®n de alto riesgo es uno de sus hobbies. La han visitado drakkars infestados de vikingos vociferantes con cuernos, y galeones con ingleses algo menos escandalosos pero probablemente tambi¨¦n cornudos. Un ap¨®stol de Cristo lleg¨® fiambre en una barca de piedra que no se hundi¨® y sirvi¨® como primera piedra de una nueva Jerusal¨¦n en el otro extremo de la civilizaci¨®n conocida hasta entonces. La extra?a y persistente presencia de barcos paname?os y liberianos se relaciona m¨¢s con tremendas planeadoras de competici¨®n que con los puertos pero ya se sabe que el roce y la cercan¨ªa hacen el cari?o. La querencia de algunos nav¨ªos por sus costas es bien sabida. Polycomander, Urquiola, Cason, Prestige...: todos creyeron escuchar unos cantos de sirena catastr¨®ficos que les empujaron contra playas y rocas. Son los naufragios exteriores de su historia. Los interiores tambi¨¦n acontecen.
El m¨¢s insignificante desenga?o amoroso aumenta la lista de hundimientos y ella se identifica con todos. Por ello, a veces tiembla con leves terremotos (las grandes convulsiones son cosas del extranjero). Otras veces aparecen naves piratas extraterrestres que vienen a robar la energ¨ªa de sus centrales t¨¦rmicas y, de paso, se llevan unas patatas de Xinzo y unas botellitas de vino. Pero sus naufragios no constan en los archivos ni han dejado m¨¢s rastros de su presencia que unos cuantos petroglifos y alg¨²n que otro rasgo o gesto lun¨¢tico en la poblaci¨®n.
Galicia normalmente no se pasea en camis¨®n por una cornisa con los ojos cerrados y los brazos extendidos hacia delante, pero ya hemos dicho que a veces habla en sue?os. Despertar al son¨¢mbulo es malo, al parecer, porque se puede morir del susto. Eduardo Pondal, sin embargo, lo intenta desde los versos de su himno con el consiguiente riesgo que supone para la bella durmiente. No consta que los remordimientos de conciencia la lleven a escenificar su culpa durante el sue?o como a Lady Macbeth. Tampoco podemos saber lo que sue?a, pero s¨ª conocemos alguna pesadilla, alguna guerra civil especialmente cruel, que su subconsciente escupe de vez en cuando. Freddy Krueger es gallego y tiene una mano con cuchillas afiladas muy inc¨®modas a la hora de comer marisco; de ah¨ª su resentimiento on¨ªrico. El sue?o de la raz¨®n produce monstruos equivalentes a los del final de los oc¨¦anos. Galicia, como Alicia, a veces se duerme por las tardes debajo de un ¨¢rbol, persigue a un conejo que llega tarde y se cae dentro de una madriguera que, como los t¨²neles de Mar¨ªa Pita o el Berb¨¦s, da al Pa¨ªs de las Maravillas o al infiern
o de Dante. Otras veces camina en sue?os y lo hace por corredoiras fant¨¢sticas tan retorcidas como las angulas en su cazuelita de barro. Es son¨¢mbula, s¨ª, pero con moderaci¨®n; y siempre acaba volviendo por su propio pie a la cama. Al d¨ªa siguiente, no recuerda nada. julian@discosdefreno.com
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