El nieto de un general asesinado escupe al f¨¦retro de Pinochet
"Hice lo que ten¨ªa que hacer. Era una cuenta pendiente muy personal", declar¨® el familiar
Augusto Pinochet no s¨®lo recibi¨® el homenaje de sus simpatizantes y del Ej¨¦rcito durante la exposici¨®n de su cad¨¢ver en la Escuela Militar de Santiago. Tambi¨¦n recibi¨® el salivazo de un familiar de una de sus v¨ªctimas, y s¨®lo un delgado cristal impidi¨® que fuera alcanzado su rostro. Y aunque la dignidad de todas las v¨ªctimas de la dictadura es la misma, lo cierto es que el hombre que escupi¨® a Pinochet se convirti¨® ayer en el h¨¦roe de muchos chilenos.
Se trata de un nieto del general Carlos Prats, asesinado junto a su mujer en Buenos Aires en 1974 por orden de dictador. Prats fue el comandante en jefe del Ej¨¦rcito que precedi¨® a Pinochet en el cargo y durante el golpe de Estado permaneci¨® fiel al presidente constitucional, Salvador Allende. Pinochet siempre le neg¨® los honores f¨²nebres de jefe del Ej¨¦rcito que ¨¦l mismo recibi¨® el pasado martes.
Hasta la madrugada de ayer se sab¨ªa que durante el desfile de simpatizantes frente al cad¨¢ver del general muerto se hab¨ªa producido un incidente cuando tres hombres se acercaron al f¨¦retro y uno de ellos pareci¨® estornudar sobre ¨¦l. Muchos de los presentes se lo tomaron como un accidente, algunos hablaron de falta de respeto, pero unos pocos se percataron de que en realidad el hombre que se acababa de inclinar sobre el ata¨²d, hab¨ªa escupido al rostro del militar fallecido.
Un grupito lo sigui¨® tratando de evitar que abandonara el recinto. El agresor se marchaba caminando tranquilamente. El grupo consigui¨® darle alcance ya fuera del sal¨®n donde se encontraba expuesto el cuerpo de Pinochet y se form¨® un tumulto que finaliz¨® con la intervenci¨®n de la polic¨ªa militar, que rescat¨® al hombre de un grupo que pretend¨ªa lincharle all¨ª mismo.
El detenido se identific¨® ante los uniformados como Francisco Cuadrado, y a?adi¨®: "Soy nieto del general Prats". Los soldados supieron al instante de qui¨¦n hablaba y optaron por comunicarse con el general director de la Escuela Militar, que orden¨® que trasladaran a Cuadrado a su despacho. Tras permanecer unos minutos a solas con el nieto de Prats, el general orden¨® que el hombre fuera escoltado hasta la salida del recinto y que un coche lo trasladara a su domicilio. La mayor parte de las personas que aguardaban su turno no se percataron del hecho y el incidente s¨®lo fue un rumor que tard¨® unas 20 horas en confirmarse.
Francisco Cuadrado Prats, artista pl¨¢stico de profesi¨®n, aguard¨® durante horas en la fila de miles de simpatizantes del dictador a que llegara su turno. "En un principio me acerqu¨¦ por all¨ª a ver qu¨¦ pasaba", explic¨® ayer. "Luego decid¨ª quedarme e hice lo que ten¨ªa que hacer".
"Mi ¨²ltima oportunidad"
El nieto del general Prats explic¨® a los medios de comunicaci¨®n chilenos que, aunque la Escuela Militar estaba repleta de personas, su acci¨®n se hab¨ªa tratado de un "acto privado" ya que ¨¦sta era su "¨²ltima oportunidad", de mostrar su desprecio por el hombre que, tras ser recomendado por su abuelo para ocupar el cargo de jefe de Ej¨¦rcito, orden¨® asesinarle. "Y adem¨¢s indult¨® a los homicidas", a?adi¨®. Cuadrado, hijo de Sof¨ªa Prats, actual embajadora de Chile en Grecia, expres¨® adem¨¢s su total desacuerdo por el hecho de que el Ej¨¦rcito rindiera honores al dictador, considerado por toda la familia Prats como un traidor desleal. "Era una cuenta pendiente muy personal", reconoci¨® el hombre.
Prats, el militar leal
Carlos Prats era uno de los generales m¨¢s leales a Salvador Allende. Era su amigo y acept¨®, pese a reticencias personales, formar parte de su Gabinete. Para reemplazarlo al frente del Ej¨¦rcito, Allende se fi¨® de su consejo y nombr¨® comandante en jefe a Augusto Pinochet. Era el 23 de agosto de 1973. Once d¨ªas despu¨¦s, Pinochet encabez¨® un golpe de Estado que acab¨® con la vida de Allende y dio la orden directa de bombardear el Palacio de La Moneda.
El general Prats, heredero de una tradici¨®n del Ej¨¦rcito chileno de sometimiento al poder civil, consider¨® desde entonces a Pinochet como un traidor desleal, el peor insulto que puede recibir un militar.
Prats, casado y con tres hijas, se exili¨® en Argentina, que pese a las turbulencias pol¨ªticas todav¨ªa viv¨ªa en democracia. El 30 de diciembre de 1974 una bomba acab¨® con su vida y con la de su esposa, Sof¨ªa Cuthbert. La justicia argentina ha determinado que el atentado fue efectuado por los servicios secretos argentinos, infiltrados ya por la ultraderecha, pero que quien instig¨® y orden¨® el crimen fue el propio Pinochet.
A?os m¨¢s tarde, las hijas de Prats lograron que Pinochet les diera permiso para repatriar los cuerpos de sus padres, pero se neg¨® a que Prats fuera enterrado con los honores debidos a un ex jefe del Ej¨¦rcito. No fue hasta el a?o pasado cuando el entonces comandante en jefe del Ej¨¦rcito chileno, Juan Emilio Cheyre, presidi¨® la ceremonia que deb¨ªa haberse realizado tres d¨¦cadas antes.
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