Viaje de equilibrista
Si antes era complicado para Espa?a mantener los necesarios equilibrios entre Argelia y Marruecos, ahora lo es a¨²n m¨¢s. Y esta dificultad ha quedado reflejada en el fugaz viaje de Zapatero a Argel. Espa?a no puede optar entre dos socios estrat¨¦gicos. Argelia es el principal proveedor de gas natural (y viceversa, como compradora, Espa?a resulta estrat¨¦gica para su suministrador). Con Marruecos, adem¨¢s de la sempiterna proximidad por Ceuta y Melilla, nos liga ahora la necesidad de luchar contra la inmigraci¨®n ilegal (que no pasa a trav¨¦s de Argelia porque ¨¦sta vigila bien sus fronteras) adem¨¢s de la lucha contra el nuevo terrorismo islamista. Espa?a no debe nunca jugar a enfrentar a Argelia y Marruecos, sino a hacer de puente entre ambos pa¨ªses.
No es extra?o que en tales circunstancias Espa?a se encuentre en una situaci¨®n inc¨®moda ante un contencioso que separa a Argel y Rabat, como es el del S¨¢hara Occidental. El error de novato de este Gobierno fue, al principio, precipitarse a descartar p¨²blicamente el plan Baker para la antigua colonia. Ahora se encuentra sin posici¨®n, m¨¢s all¨¢ de unas generalidades, sobre una cuesti¨®n cuya soluci¨®n no debe eternizarse so pena de enquistarse y degenerar en terrorismo, islamista o no. Es urgente para los propios saharauis en primer lugar, pero luego para todos -la regi¨®n y Espa?a- que este problema se encauce y se resuelva de un modo que resulte aceptable, aunque insatisfactorio pues todos habr¨¢n de ceder algo, para todas las partes.
Es comprensible que, tras deshacer los errores de las pol¨ªticas de Aznar hacia Marruecos, Zapatero intentase gestos hacia una Argelia que le ha visto como defensor de las tesis de Rabat para una autonom¨ªa, a¨²n por determinar, para el S¨¢hara. En su ins¨®lito brindis, el presidente Buteflika ha aprovechado para marcar su terreno y pedirle que "se comprometa de forma m¨¢s decidida a llevar al Reino de Marruecos y al Frente Polisario a aceptar la puesta a punto del refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n", a lo que, en su papel de equilibrista, el jefe del Gobierno espa?ol prefiri¨® no contestar.
Este viaje ha sido mal preparado. Tras siete a?os de intentarlo, el convenio bilateral sobre seguridad y terrorismo deber¨ªa haber estado ya listo para la firma. Y es un paso atr¨¢s que, frente a anteriores reuniones bilaterales, Zapatero y Buteflika se limitaran a declaraciones institucionales y rehuyeran toda conferencia de prensa. La opacidad s¨®lo genera desconfianza.
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