'Berlin' redescubierto
Lou Reed y el pintor Julian Schnabel recrean en Nueva York el montaje de la s¨®rdida obra maestra del cantante
"Es uno m¨¢s de esos discos que hice y no se vendieron", asegura lac¨®nico Lou Reed en una cafeter¨ªa del West Village. Pero si se le empuja a conversar un poco - lo m¨¢ximo que uno puede esperar de ¨¦l- queda claro que Berlin, deprimente y brechtiano, que por primera vez va a interpretar entero en el St. Ann's Warehouse de Brooklyn durante cuatro noches, es el punto culminante en lo que ha sido su proyecto vital: sobrepasar los l¨ªmites de la est¨¦tica del rock and roll.
"Es un gran ¨¢lbum", dice (tambi¨¦n habla de obra maestra). "Es digno de admiraci¨®n. Intenta ser aut¨¦ntico, volcar las ideas de los novelistas y sus t¨¦cnicas en un formato de rock". Menciona a William S. Burroughs, Hubert Selby Jr., Allen Ginsberg y Raymond Chandler como modelos literarios. "Pero suena tan pretencioso decir eso", a?ade. "Suena un tanto resabido, como si tuviera una licenciatura en Filolog¨ªa, que la tengo, as¨ª que ah¨ª queda eso".
Reed cedi¨® cuando vio la devoci¨®n de Schnabel y otros de sus amigos al disco
Alguna vez se ha dicho que 'Berlin' es el disco m¨¢s deprimente de la historia
Reed ha reunido a un grupo de estrellas amigas para que le ayuden a transformar Berlin en un espect¨¢culo multimedia y semiteatral. Julian Schnabel ha creado los decorados y grabar¨¢ el espect¨¢culo, y Lola, su hija, ha rodado varias escenas con la actriz francesa Emmanuelle Seigner que se proyectar¨¢n durante el espect¨¢culo. Bob Ezrin, productor del disco, se encargar¨¢ de la direcci¨®n musical junto a Hall Willner. Y Antony, la ni?a mimada del indie, tambi¨¦n participar¨¢: cantar¨¢ con un coro de ni?os.
Para los fans de Lou Reed este espect¨¢culo es un sue?o hecho realidad, y las entradas hace ya mucho que se agotaron. Pero Reed, que tiene 64 a?os, dice estar sorprendido de que tanta gente tenga ese disco en su memoria.
Alguna vez se ha dicho que Berlin es el disco m¨¢s deprimente de la historia. Es el relato de Caroline y Jim, una pareja de clase baja que vive en la ciudad que da t¨ªtulo al ¨¢lbum -ella es promiscua, ¨¦l la maltrata, y ambos abusan de las drogas- y la tr¨¢gica disoluci¨®n de su relaci¨®n. El inframundo de drogas y sadomasoquismo que la Velvet Underground cubr¨ªa de glamour, la visionaria banda de rock de vanguardia de Reed en los sesenta, se muestra con sus consecuencias m¨¢s desagradables como en The bed, cuando Caroline se suicida y Jim se sume en un amargo duermevela.
Berlin se fragu¨® en un momento cumbre en la carrera de Reed. Su segundo disco en solitario, Transformer, producido por David Bowie y publicado en 1972, se hab¨ªa convertido en una pieza clave del glam-rock y la canci¨®n Walk on the wild side de ese disco fue su mayor ¨¦xito (sigue siendo la ¨²nica canci¨®n de Reed que se ha colado en los 40 primeros puestos de las listas de ¨¦xitos). "Esperaban que hiciera algo comercial con ¨¦l", comenta el productor Ezrin desde su oficina de Toronto. "Estilo Alice Cooper, muy comercial. En realidad, para entonces yo ya estaba fascinado por la poes¨ªa y el arte de Lou, quiz¨¢s perd¨ª la perspectiva y no cumpl¨ª el encargo. La verdad es que miro atr¨¢s y creo que no hice lo que me pidieron".
Berlin se grab¨® en Londres con un grupo de m¨²sicos de renombre como Steve Winwood y Jack Bruce. El g¨¦nero no es otro que el rock de siempre aderezado con la sensibilidad de Brecht-Weill y con el piano como elemento central de los arreglos. Canciones como The bed y The kids est¨¢n entre las m¨¢s tristes que Reed ha grabado nunca, pero tambi¨¦n entre las m¨¢s delicadas e intensas.
El disco tiene una narraci¨®n que se prolonga a lo largo de 10 canciones, y Reed y Ezrin so?aban con interpretarlas sobre un escenario. "Est¨¢bamos tocando el genio con este trabajo", explica Ezrin. "Hicimos cosas que se supone que no deben hacerse con el rock". Pero Berlin, seg¨²n Reed, "fue un monumental fracaso comercial, de cr¨ªtica... c¨®mo quieras llamarlo". Los cr¨ªticos lo atacaron con ferocidad. El de Rolling Stone, horrorizado por su sordidez, lo denomin¨® "desastre"; otro lo describi¨® como "el aullido de una nutria moribunda y en celo". Aunque estuvo aparcado en el n¨²mero 98 en las listas, ha estado agotado y ha vuelto al mercado intermitentemente, a Berlin le ha crecido un grupo de seguidores de culto. Uno de sus fans m¨¢s ardientes es Schnabel, quien dijo que el ¨¢lbum era la banda sonora de su vida. "Este disco era la personificaci¨®n de las hermanas malvadas del amor: la envidia, la ira y la p¨¦rdida", y a?adi¨®: "Puede ser el disco m¨¢s rom¨¢ntico de la m¨²sica".
Para el espect¨¢culo, Schnabel ha ideado decorados basados en algunos de sus cuadros m¨¢s recientes, que evocan las "paredes verdosas" del hotelucho donde vive Caroline. "Lou lo llama el muro de Berl¨ªn". Reed grab¨® el disco cuando su matrimonio hac¨ªa aguas. "Ese tipo de ira no proviene de un sitio inventado", asegura Ezrin. "Surge de lo m¨¢s profundo de la mente de Lou. Todos hemos pasado por relaciones en las que nuestra pareja nos ha decepcionado y herido y hemos querido hacerles da?o nosotros tambi¨¦n".
Susan Feldman, la directora art¨ªstica de St. Ann's Warehouse, llevaba a?os intentando tentar a Reed para que hiciera un espect¨¢culo con Berlin. Reed cedi¨® cuando vio la devoci¨®n que le profesaban Schnabel y otros de sus amigos al disco. "Nunca quise hacerlo", dice. "No es que me muriese por hacer algo con Berlin, normalmente, intento hacer cosas nuevas". En cuanto al t¨ªtulo, Reed es tajante cuando se le pregunta por qu¨¦ eligi¨® situar la historia en la ciudad anta?o dividida de Berl¨ªn, en lugar de, por ejemplo, Nueva York. "Nunca he estado all¨ª", responde. "Es s¨®lo una met¨¢fora. Me gusta la divisi¨®n".
? The New York Times.
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