La ciudad que perdi¨® su r¨ªo
El 14 de octubre de 1957 se produjo la ¨²ltima gran riada del Turia en Valencia, que se sald¨® con 81 muertos y unos da?os materiales evaluados en 10.000 millones de pesetas de la ¨¦poca. Ocho meses despu¨¦s, el gobierno anunciaba que el r¨ªo Turia ser¨ªa desviado hacia el exterior de la ciudad. Las obras del nuevo cauce se iniciaron en 1964 y se prolongaron durante una d¨¦cada, finalizando en 1973. El 1 de diciembre de 1976, hace ahora 30 a?os, Juan Carlos I, en su primera visita a Valencia como rey, firm¨® la entrega a la ciudad de los terrenos del antiguo cauce fluvial.
Valencia, que siempre ha enarbolado con orgullo su condici¨®n de la "capital del Turia", o incluso de la "perla del Turia", se hab¨ªa quedado sin r¨ªo. El Turia ya no pasaba por Valencia y de hecho ni siquiera llegaba al mar. Desembocaba en Quart de Poblet en un gigantesco canal de hormig¨®n y escollera conocido popularmente como "nuevo cauce", pero cuya denominaci¨®n oficial es colector sur, un apelativo tecnocr¨¢tico que resulta mucho m¨¢s adecuado para su est¨¦tica y sus caracter¨ªsticas. Ning¨²n valenciano reconocer¨ªa el Turia, ni nada parecido a un r¨ªo, en esos doce kil¨®metros de canal flanqueado de autopistas.
La eliminaci¨®n del Turia en Valencia fue una herencia tecnocr¨¢tica m¨¢s del franquismo que ahora ser¨ªa inimaginable
Ahora, pese a que ya ha crecido una generaci¨®n de valencianos sin r¨ªo, y cuando se acerca el 50 aniversario de la gran riada, todav¨ªa no es tarde para preguntarse si la p¨¦rdida del r¨ªo en Valencia hay que aceptarla como un hecho irreversible. Para empezar, habr¨ªa que revisar las decisiones clave que se adoptaron en su d¨ªa y que se han dado por buenas durante todos estos a?os: ?era necesario desviar el r¨ªo para proteger a Valencia de las riadas, como se argument¨® en su momento y como nadie cuestion¨® entonces ni ha cuestionado despu¨¦s?
La ¨¦poca en que ocurri¨® la riada no era nada propicia para la discusi¨®n abierta de ese tema ni de ning¨²n otro. El debate sobre la mejor soluci¨®n para evitar nuevas riadas catastr¨®ficas en Valencia se circunscribi¨® al ¨¢mbito estrictamente t¨¦cnico, y en ¨¦l se debatieron a puerta cerrada tres alternativas: soluci¨®n norte (derivar el r¨ªo por el norte de la ciudad), soluci¨®n centro (mantener el r¨ªo mejorando el cauce hist¨®rico, con ciertas medidas complementarias), y soluci¨®n sur, que fue la que finalmente se eligi¨®. La soluci¨®n centro fue descartada de entrada, alegando que los valencianos, traumatizados por los efectos de la riada, s¨®lo entender¨ªan una soluci¨®n que sacara el r¨ªo de la ciudad
Con toda probabilidad, hoy en d¨ªa no se habr¨ªa podido aprobar un proyecto como el del colector sur. Ahora hay una visi¨®n de los problemas ambientales y de la gesti¨®n hidrol¨®gica muy distinta a la que hab¨ªa en la d¨¦cada de 1950, y tambi¨¦n hay, obviamente, un contexto pol¨ªtico diametralmente opuesto. Si la gran riada de 1957 se hubiera retrasado algunas d¨¦cadas y se hubiera producido hace cinco o diez a?os, con el ¨¢rea metropolitana de Valencia ya plenamente desarrollada y compactada, el debate t¨¦cnico y ciudadano posterior probablemente habr¨ªa encontrado alternativas eficaces sin desv¨ªo del r¨ªo, basadas en conjuntos de medidas a desarrollar en diversos ¨¢mbitos: en la cuenca aguas arriba, en la llanura de inundaci¨®n, en el cauce hist¨®rico, en el ¨²ltimo tramo del r¨ªo aguas abajo de la ciudad, en la zona portuaria de la desembocadura, y en los criterios de gesti¨®n de todo el sistema.
Pero en cualquier caso, la decisi¨®n que en su d¨ªa se adopt¨® de construir el colector sur no implicaba necesariamente la desaparici¨®n del r¨ªo Turia de Valencia. Se pod¨ªa haber mantenido el r¨ªo en la ciudad como una pieza clave en la nueva ordenaci¨®n del cauce hist¨®rico, fluyendo con su peque?o caudal habitual a trav¨¦s de los nuevos jardines del Turia, y contando con el nuevo colector sur para canalizar las grandes avenidas.
Probablemente, en la decisi¨®n de eliminar por completo el r¨ªo pesaron mucho las perspectivas que se abrieron, ya bien entrados los a?os sesenta, de urbanizar y privatizar el viejo cauce, llen¨¢ndolo de autopistas, viviendas de lujo, torres de oficinas y otras construcciones de gran rentabilidad urban¨ªstica. Indudablemente, el r¨ªo Turia, incluso con un caudal controlado, resultaba un estorbo para estos proyectos, que levantaron una considerable oposici¨®n popular y que por fortuna se vieron truncados con la llegada de la democracia.
En los a?os de la transici¨®n democr¨¢tica, y a lo largo de toda la d¨¦cada de 1980, se produjeron interminables pol¨¦micas sobre la ordenaci¨®n del viejo cauce. Algunas voces aisladas -entre las que se contaba la de Santiago Calatrava- defendieron entonces el mantenimiento del r¨ªo como elemento emblem¨¢tico y enriquecedor de los nuevos jardines del Turia, pero no encontraron ning¨²n eco. Finalmente no hubo ninguna instituci¨®n que asumiera la defensa del r¨ªo.
En la actualidad, los r¨ªos est¨¢n recuperando por doquier el verdadero valor ambiental y social que tienen. Las ciudades se esfuerzan en realzar y recuperar sus r¨ªos, nunca en suprimirlos ni expulsarlos. Los tramos urbanos de r¨ªo se contemplan como activos territoriales y socioculturales a valorizar, y nunca a eliminar. Adem¨¢s, los grandes cauces mediterr¨¢neos con muy poco caudal regular, como era el viejo cauce del Turia, admiten muy variados usos p¨²blicos, que facilitan su integraci¨®n en la trama urbana. Estos espacios pueden albergar muchos equipamientos deportivos y de esparcimiento ciudadano sin merma de su capacidad de evacuaci¨®n de caudal en episodios de avenida.
En el caso del viejo cauce del Turia, la existencia del colector sur ha eliminado cualquier riesgo de avenida. Por eso la versatilidad de usos es pr¨¢cticamente total: la presencia del r¨ªo en el cauce hist¨®rico no condicionar¨ªa en modo alguno el actual uso de esos terrenos como espacio p¨²blico. El dise?o de los jardines actuales permitir¨ªa, con reformas f¨¢cilmente abordables, la reinserci¨®n del r¨ªo en su viejo cauce. El retorno del Turia a?adir¨ªa a los jardines del cauce el indudable valor de tener no s¨®lo un r¨ªo de verdad, sino nada menos que el r¨ªo Turia descendiendo de nuevo hacia el mar por donde lo hab¨ªa hecho siempre. El paso del r¨ªo junto a la Ciudad de las Artes y las Ciencias tambi¨¦n es perfectamente viable, e incluso est¨¢ insinuado en el dise?o de los jardines de ese tramo. A partir de ese punto, en la ¨²ltima secci¨®n del viejo cauce, que sigue esperando su rehabilitaci¨®n y adecentamiento, todav¨ªa se conserva el antiguo cauce menor del r¨ªo.
La eliminaci¨®n del Turia en Valencia fue una herencia tecnocr¨¢tica m¨¢s del franquismo que ahora ser¨ªa inimaginable, y la ciudad no deber¨ªa resignarse para siempre a semejante p¨¦rdida. Los a?os en los que la Ciudad del Turia fue privada de su r¨ªo deber¨ªan ser s¨®lo un par¨¦ntesis en la larga historia de esta ciudad. Un par¨¦ntesis que se deber¨ªa cerrar lo antes posible con el retorno del Turia a Valencia.
Antonio Estevan es consultor ambiental y miembro de la Fundaci¨®n Nueva Cultura del Agua.
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