El Informe Baker y la realidad del mundo
Las recomendaciones del informe del Grupo de Estudio sobre Irak, presidido por James Baker, hechas p¨²blicas el 6 de diciembre de 2006, constituyen una cr¨ªtica muy dura del mesianismo fan¨¢tico presentado en forma de pol¨ªtica exterior por el grupo de neoconservadores estadounidenses dirigido por Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz, George W. Bush y otros comparsas.
Aunque busca una soluci¨®n de salida para Estados Unidos, el informe se pronuncia contra una retirada inmediata de las tropas estadounidenses, contra el statu quo, contra el env¨ªo de nuevos soldados a Irak y contra la divisi¨®n de Irak en tres regiones. Extrae as¨ª la lecci¨®n principal del desastre, a saber, que EE UU no se halla en situaci¨®n de aportar una soluci¨®n clara, buena y definitiva, a la tragedia que ha provocado.
Aboga por una evoluci¨®n de la misi¨®n del ej¨¦rcito de Estados Unidos en Irak, que deber¨¢ pasar de la intervenci¨®n directa en la guerra civil, como hace ahora, al apoyo y formaci¨®n de las fuerzas armadas iraqu¨ªes ¨²nicamente. El objetivo de semejante evoluci¨®n ser¨ªa reforzar cualitativa y cuantitativamente la capacidad del ej¨¦rcito iraqu¨ª para restablecer la autoridad del Gobierno y acelerar la "reconciliaci¨®n nacional". Este proceso implica en un primer momento la permanencia de las tropas estadounidenses en Irak. Una vez se alcance este objetivo, las fuerzas de combate estadounidenses podr¨¢n abandonar Irak. Luego ser¨¢n sustituidas por fuerzas de despliegue r¨¢pido y de operaciones especiales, de informaci¨®n y de protecci¨®n en suelo iraqu¨ª. El plazo que menciona para la retirada de estas fuerzas de combate es a principios de 2008, pero en realidad depender¨¢ de la situaci¨®n de la seguridad sobre el terreno.
Adem¨¢s, el informe subraya la necesidad de una fuerte presencia militar de Estados Unidos en la regi¨®n, lo que encaja con la estrategia de implantaci¨®n de una densa red de bases militares en todo Oriente Pr¨®ximo ya puesta en marcha por Donald Rumsfeld en los ¨²ltimos a?os. Finalmente, el informe reconoce que el problema iraqu¨ª es indisociable de los conflictos, abiertos o posibles, existentes en la regi¨®n (en particular el conflicto entre israel¨ªes y palestinos, y el nuclear iran¨ª, incluso aunque proponga dejar este ¨²ltimo expediente en manos de la ONU). Recomienda pues que EE UU lance, de aqu¨ª a finales del a?o 2006, una ofensiva diplom¨¢tica en el conjunto de la regi¨®n para abordar estas cuestiones. El aspecto que m¨¢s llama la atenci¨®n es que el informe recomienda que Estados Unidos abra directamente negociaciones con Siria y con Ir¨¢n, sin dejar de apoyarse en los aliados ¨¢rabes tradicionales de Washington, e incluso asoci¨¢ndose con China, Rusia y Europa. Est¨¢ claro que este planteamiento contrasta con la estrategia de exportaci¨®n del caos puesta en marcha por los neoconservadores. Toda la cuesti¨®n consiste en saber si estas buenas intenciones tienen alguna posibilidad de ¨¦xito.
Ante todo habr¨¢ que ver la reacci¨®n del presidente Bush y sobre todo la de Dick Cheney, el verdadero responsable de la cat¨¢strofe, para saber si este informe va a entra?ar un aut¨¦ntico cambio de estrategia en Irak. Condoleeza Rice, a quien los ingenuos se complacen en presentar como una paloma, ha dicho ya que reh¨²sa la apertura propuesta con respecto a Siria e Ir¨¢n, y que prefiere seguir apoy¨¢ndose en Arabia Saud¨ª, lo que ha llevado a Denis Ross a decir que si bien Baker aborda los problemas de la zona como negociador, Rice sigue dividiendo el mundo entre amigos y enemigos, lo que no da ninguna oportunidad... ?al proyecto de Baker! En cuanto a Bush, siempre ha rechazado p¨²blicamente cualquier idea de retirada de las tropas de Irak (no "graceful exit", es decir, ninguna salida elegante), del mismo modo que siempre se ha negado categ¨®ricamente a tener en cuenta la relaci¨®n que existe entre el conflicto entre israel¨ªes y palestinos, y el "problema iraqu¨ª".
En el fondo, ya se puede hacer hincapi¨¦ en dos caracter¨ªsticas fundamentales que se refieren a la situaci¨®n, en primer lugar, en Washington, y despu¨¦s en Irak yOriente Pr¨®ximo. Primeramente, en EE UU, el Informe Baker viene a confirmar la decadencia de los neoconservadores: han perdido los puestos clave en la Administraci¨®n de Bush, y Cheney parece aislado, aunque ha conseguido restablecer sus redes de influencia despu¨¦s de la p¨¦rdida de su jefe de gabinete. No se debe subestimar la capacidad de reacci¨®n de Cheney y de los neoconservadores. ?Dejar¨¢ ¨¦ste que le destituyan? ?Tratar¨¢ de hacer rancho aparte? ?Cu¨¢l ser¨¢ el juego de Gates en el Pent¨¢gono? ?Se opondr¨¢ realmente a Cheney y a los neoconservadores o no ser¨¢ m¨¢s que una coartada? Finalmente ?en qu¨¦ medida podr¨¢n influir los dem¨®cratas en ambas C¨¢maras?
En este contexto, uno de los signos importantes ser¨¢ que Cheney dimita, ya que no se entiende c¨®mo podr¨¢ avalar las conclusiones de este informe si llegan a ser adoptadas, en parte o en su totalidad, por la Administraci¨®n de Bush. Otro elemento interno de la pol¨ªtica estadounidense: ?qu¨¦ van a hacer la derecha israel¨ª y el Gobierno de Israel, ferozmente opuestos a cualquier negociaci¨®n con Siria y favorables a una intervenci¨®n armada contra Ir¨¢n? Ni los dem¨®cratas, actualmente con mayor¨ªa en las dos C¨¢maras, ni los republicanos, pueden oponerse realmente a una ofensiva de los aliados de Israel en Washington.
En segundo lugar, en Irak no existe por el momento una estrategia de salida realista. Las propuestas de Baker no permiten esperar un alto el fuego en un plazo razonable. Porque nadie m¨¢s controla a los protagonistas sobre el terreno. Adem¨¢s, Ir¨¢n y Siria, a los que Baker pretende asociar, no tienen los mismos intereses: Teher¨¢n quiere un Irak d¨¦bil, bajo dominio chi¨ª, mientras que Damasco quiere un Ir¨¢n laico, bajo control sun¨ª y capaz de hacer frente a Turqu¨ªa. Ir¨¢n y Siria no est¨¢n de acuerdo actualmente m¨¢s que en un solo punto: el estancamiento estadounidense en Irak, que los beneficia y que desean que dure, al menos hasta que hayan obtenido lo que buscan en otros frentes (la legitimidad del uso de la energ¨ªa nuclear para Ir¨¢n y la restituci¨®n del Gol¨¢n para Siria). Por ¨²ltimo, Irak se ha convertido en el centro neur¨¢lgico del terrorismo y el islamismo radical. ?Qui¨¦n puede erradicar este c¨¢ncer?
En realidad, la ¨²nica estrategia de salida del desastre provocado por la invasi¨®n estadounidense residir¨¢ en la conjunci¨®n de algunos factores clave: la instauraci¨®n de un bloque de gobierno conjunto de chi¨ªes y sun¨ªes, que renunciar¨ªa al "diferencialismo comunitarista" desencadenado por los estadounidenses y volver¨ªa a la referencia nacionalista ¨¢rabe, pero esta vez no bajo la dictadura de un partido (el antiguo Baaz), sino con un planteamiento de multipartidismo democr¨¢tico. Ahora bien, Estados Unidos no podr¨¢ ser el promotor de un cambio semejante, ya que esto equivaldr¨ªa a negar la que ha sido su l¨ªnea desde la guerra ¨¢rabe-israel¨ª de 1967 y el odio que concibi¨® entonces hacia todo r¨¦gimen nacionalista ¨¢rabe no sujeto a su poder. Por tanto, ser¨¢ necesario que otras potencias se erijan en garantes de esta soluci¨®n y, en primer lugar, los pa¨ªses ¨¢rabes, Europa, Rusia y China. No es f¨¢cil.
Por otra parte, est¨¢ claro que una democracia al estilo occidental no puede implantarse de un d¨ªa para otro en Irak. Har¨¢ falta tiempo, mucho tiempo. Porque ¨²nicamente la constituci¨®n de un Estado fuerte, apoyado en un ej¨¦rcito fuerte, podr¨¢ garantizar la seguridad y hacer que se respeten las reglas del juego v¨¢lidas para todas las fuerzas pol¨ªticas iraqu¨ªes. El ej¨¦rcito reorganizado tendr¨¢ m¨¢s o menos el mismo papel que desempe?a el ej¨¦rcito turco actualmente en el sistema democr¨¢tico de ese pa¨ªs. Marca las l¨ªneas rojas que los islamistas no deben traspasar. Se puede prever un papel an¨¢logo para el ej¨¦rcito iraqu¨ª, a condici¨®n de que todas las tendencias confesionales y tribales est¨¦n representadas.
Pero esta soluci¨®n est¨¢ lejos de ser factible en la actualidad, aunque s¨®lo sea porque los estadounidenses no quieren un Estado independiente en Irak. Finalmente, existe otro par¨¢metro, recogido bastante francamente en el Informe Baker, y que es de una importancia decisiva: el del petr¨®leo iraqu¨ª. Los estadounidenses proponen privatizarlo, lo que equivale a entregarlo a las multinacionales estadounidenses a las que James Baker est¨¢ vinculado tradicionalmente. Pero es poco probable que alguien acepte esta propuesta en Irak, aparte de algunos dirigentes iraqu¨ªes actuales, hombres de paja de la Administraci¨®n estadounidense y alg¨²n antiguo agente de la CIA convertido en ministro o en presidente de la Rep¨²blica.
Lo cierto es que es dif¨ªcil salir r¨¢pidamente de la situaci¨®n creada por la invasi¨®n estadounidense. El Informe Baker no ofrece m¨¢s que pistas, y no propone ninguna soluci¨®n radical. En cambio, a falta de presiones ejercidas en Estados Unidos por el movimiento contra la guerra, puede servir para dispensar a los nuevos cargos electos dem¨®cratas y republicanos de reclamar un cambio de rumbo radical de EE UU en Oriente Pr¨®ximo. Entretanto, por la virulencia de las cr¨ªticas que manifiesta contra los autores de esta cat¨¢strofe, recuerda que EE UU sigue siendo ante todo una gran democracia en la que la verdad puede ser hecha p¨²blica, pero tambi¨¦n que esta verdad, cuando implica denuncias de actos criminales, desgraciadamente no siempre conduce a castigar a los culpables. Porque evidentemente los dirigentes culpables de la muerte de cientos de miles de iraqu¨ªes no ser¨¢n ni perseguidos por la justicia ni condenados, mientras que el inocente pueblo iraqu¨ª est¨¢ metido en un infierno. ?sta es la aut¨¦ntica realidad del mundo.
Sami Na?r es profesor invitado de la Universidad Carlos III. Traducci¨®n de News Clips.
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