La leyenda de Guy Debord
YA PODEMOS estar tranquilos, Guy Debord no ha entrado en La Pl¨¦iade, aunque s¨ª en esa especie de subpl¨¦iade que es la colecci¨®n Quarto, donde yacen a la espera de dar el salto gente como Cioran, Marguerite Duras o el gran regionalista y m¨ªstico del infierno que fue Marcel Jouhandeau, aunque Ren¨¦ Char o Michel Leiris ya est¨¢n en ambas. Ya pas¨® el tiempo de los panfletos como tal g¨¦nero literario, pues el tomo dedicado a Paul-Louis Courier (cruce entre el XVIII y XIX) est¨¢ indisponible en La Pl¨¦iade desde hace tiempo, aunque Voltaire sigue presente, y as¨ª vemos que el autor de La sociedad del espect¨¢culo (1967), el mayor panfleto del siglo XX, magistralmente escrito adem¨¢s, Guy Debord (Par¨ªs, 1931-1994) ha inscrito en torno a su vida y obra toda una leyenda a partir de unas actividades que participan a la vez de la pol¨ªtica, la literatura, el cine y toda suerte de panfletos que al final se re¨²nen en una obra no por fracasada (termin¨® con el suicidio por una enfermedad incurable) menos presente todav¨ªa y quiz¨¢ ya para siempre.
A prop¨®sito del escritor situacionista, autor de La sociedad del espect¨¢culo
Nacido en una familia burguesa -fabricante de zapatos- r¨¢pidamente arruinada por el crash de 1929, en la que el padre falleci¨® muy pronto, su madre se volvi¨® a casar y Guy pas¨® a vivir en Cannes y en la Costa Azul, donde se educ¨® hasta el final de sus estudios secundarios y no lleg¨® m¨¢s all¨¢ pese a una estancia en la que iba a ser su ciudad, Par¨ªs. Su obra naci¨® acunada en la cultura juvenil de la ¨¦poca, el cine y los c¨®mics, sobre todo, y viene del surrealismo y Dad¨¢ (el padre respectivamente odiado y el querido) en una deriva, que dio las primeras obras maestras del surrealismo, El campesino de Par¨ªs (Aragon) o Nadja (Breton), y que Debord enriqueci¨® en su busca de la heterodoxia mediante el uso y abuso del plagio (d¨¦tournement) como negaci¨®n de la propiedad intelectual. No en balde una de sus primeras fotograf¨ªas le muestra al lado de un graffiti que reza su primera rebeli¨®n: "No trabaj¨¦is jam¨¢s", todo un modelo para su rebeli¨®n, que empez¨® bajo la influencia del cine -Aullidos a favor de Sade, su primer gui¨®n- y del letrismo (del jud¨ªo rumano Isidore Isou, que conoci¨® en el V Festival de Cannes) que le llevar¨ªa a apuntarse a la Internacional Letrista y que testimoniar¨ªa en una revista, Potlach, de la que public¨® 28 n¨²meros, abandonando dicho movimiento justo despu¨¦s de publicarlos y ri?endo luego con Isou con motivo de sus ataques a Charlot, y que hoy constituyen una pieza de museo.
Pues fue justo entonces, en el cruce de esta obra, cuando fundar¨ªa la revista La Internacional Situacionista y su movimiento fundamental, el situacionismo, que le convertir¨ªa en uno de los l¨ªderes indiscutibles de los sucesos de Mayo del 68 en Par¨ªs (y Estrasburgo, sobre todo) donde fue art¨ªfice de la ocupaci¨®n de la Sorbona, un movimiento que se extender¨ªa a trav¨¦s de Francia por el mundo entero, llegando a sus ¨²ltimos excesos en Estados Unidos, Reino Unido e Italia, mientras clausuraba su obra con la publicaci¨®n de La sociedad del espect¨¢culo, que fue editada por Pre-Textos en una buena traducci¨®n de Jos¨¦ Luis Pardo. Anagrama, por su parte, lanz¨® hace poco la primera de las dos novelas que en 1960 public¨® Mich¨¨le Bernstein, la que fuera la primera esposa de Guy Debord, cofundadora con ¨¦l de la Internacional Letrista y de la Situacionista: Todos los caballos del rey (plagio de Robert Penn Warren), una novela escrita con buenas dotes, mejor que sus convicciones, pero que constituye un gran testimonio de primera mano de las costumbres de la juventud situacionista de aquellos tiempos, que fue lanzada como si se tratara de una nueva Fran?oise Sagan, por su sentido impasible de la rebeli¨®n sexual de entonces. El libro se vendi¨® bien, aunque se olvid¨® pronto, y s¨®lo una recuperaci¨®n reciente ha hecho posible su reedici¨®n entre nosotros, pero su fidelidad, transparencia de los personajes (Gilles es Debord y Genevieve su esposa) y argumento configuran una estampa hist¨®rica de primera mano, muy bien traducida adem¨¢s por Mar¨ªa Teresa Gallego. Guy Debord, al final, se cas¨® con la francoindochina Alice Becker-Ho y vivi¨® con ella hasta el final, en que, aquejado de una poliomielitis alcoh¨®lica incurable, decidi¨® poner fin a su vida de un disparo, dejando en sus manos la herencia de una obra muy considerable, dispersa y fragmentaria, que ahora se recoge en un volumen absolutamente necesario.
Guy Debord. Oeuvres. Edici¨®n de Jean-Louis Ran?on y Vicent Kaufmann. Gallimard. Par¨ªs, 2006. 1.904 p¨¢ginas. 31 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.