Rapada por mantener relaciones con un espa?ol
Una joven francesa de origen tunecino, golpeada por rechazar un matrimonio forzado, lleva a su familia a los tribunales
Un oscuro caso de violencia dom¨¦stica lleg¨® a conocimiento de los polic¨ªas de la comisar¨ªa de la calle Diderot de Oullin, un suburbio al sur de Lyon (Francia). La denunciante era una vecina de unos n¨²meros m¨¢s abajo de la misma calle, una muchacha de 18 a?os, de origen tunecino, que llevaba la parte derecha del cuero cabelludo rasurada y que presentaba hematomas en la cara y en diferentes partes del cuerpo. Seg¨²n el relato policial, la joven hab¨ªa recibido una paliza de su hermano Hani, tres a?os mayor que ella, el cual, ayudado por el padre, Amor K., de 62 a?os, electricista jubilado, le cort¨® el pelo con una navaja mientras permanec¨ªa inmovilizada en el suelo y luego la encerr¨® en el ba?o, ante la mirada supuestamente c¨®mplice de la madre.
La chica se gast¨® la dote prevista para el primo con el que la iban a casar
En apariencia, la familia de la joven est¨¢ integrada, pero en alg¨²n punto falla
La llegada a casa de la hija mayor, Intssar, estudiante de enfermer¨ªa de 24 a?os, evit¨® males mayores, como que su hermana se bebiera un vaso de lej¨ªa que hab¨ªa llenado en el ba?o y que, seg¨²n otras reconstrucciones de la trifulca, s¨ª acab¨® por ingerir. Una vez liberada, la chica no dud¨® en denunciar a su familia. Y tambi¨¦n apunt¨® la causa: su relaci¨®n con Paco, un espa?ol ajeno a las costumbres del islam -que no ha sido llamado a declarar-, era mal vista en casa.
A fecha de hoy, cuatro semanas despu¨¦s, la joven permanece acogida en un centro para mujeres maltratadas. Su hermano est¨¢ en prisi¨®n, acusado de "violencia voluntaria en circunstancias de reuni¨®n y secuestro", cargos de los que deber¨¢ responder el 19 de diciembre ante el Tribunal Correccional de Lyon. El padre se halla en libertad bajo vigilancia judicial. En su comparecencia ante el juez, el 20 de noviembre, Hani reconoci¨® haber maltratado a su hermana, pero neg¨® que la rapara, as¨ª como que su padre participara en la agresi¨®n. ?ste, por su parte, declar¨® al magistrado, seg¨²n recogi¨® una cr¨®nica del diario de Lyon Le Progr¨¨s, publicada el d¨ªa 21: "No soy el tipo de persona que pens¨¢is. Los problemas de religi¨®n y las cuestiones ¨¦tnicas no me conciernen". Amor a?adi¨® que trataba de aclarar si el tal Paco era alguien "serio", a la vez que acus¨® a la hija de haber "robado" cierta cantidad de dinero. Seg¨²n la asociaci¨®n Regards de Femmes (Miradas de Mujeres), que se ha personado en la causa como acusaci¨®n particular, la joven recibi¨® de su familia 1.500 euros como "dote" para el primo tunecino con el que estaba previsto casarla, pero se los gast¨® en ropa y otros efectos personales.
El caso ha levantado cierta polvareda en la apacible y civilizada Lyon. Herv¨¦ Banbanaste, abogado del padre, y Fran?ois Heyraud, que defiende al hijo, pidieron al tribunal ampliar las investigaciones, pero les fue denegado. Banbanaste, que hace unos d¨ªas recibi¨® a EL PA?S en su bufete de la ciudad francesa, cree que la justicia r¨¢pida, que es la que se aplica en este caso al solicitar el fiscal una pena inferior a los siete a?os de c¨¢rcel, juega a la contra y teme que la presi¨®n social acabe influyendo a la hora de dictar una sentencia "demasiado ejemplar y veloz". Sin ir m¨¢s lejos, el pasado 24 de noviembre la flamante candidata socialista a la presidencia de la Rep¨²blica, S¨¦gol¨¨ne Royal, anunci¨® que la primera ley que impulsar¨¢, si resulta elegida, ser¨¢ contra la violencia a las mujeres, inspirada en la que aprob¨® el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. En esa violencia, seg¨²n la candidata, se encuentran "las ra¨ªces de la delincuencia: cuando la familia se convierte en un campo de batalla, todo el resto se desestructura".
Unas declaraciones de la Zapatera que ciertamente pesan sobre el caso de la familia de Oullin. Como tambi¨¦n pesa, y mucho, el imaginario colectivo. Una mujer rapada, en Francia, despierta todav¨ªa el fantasma del colaboracionismo, y m¨¢s en Lyon, la ciudad en la que desapareci¨® Jean Moulin, s¨ªmbolo de la Resistencia, tras ser interrogado y torturado por el nazi Klaus Barbie. Pero la de Oullin, asegura el abogado defensor Heyraud, "no es una familia integrista, las mujeres no llevan velo, ni los hombres barba. Hubo agresi¨®n a la chica, que mi cliente reconoce, pero la motivaci¨®n religiosa, en mi opini¨®n, no est¨¢ probada".
En efecto, el aspecto de Hani es convencionalmente occidental. El pasado d¨ªa 30 compareci¨® en una vista p¨²blica ante el Tribunal Correccional a petici¨®n de la defensa, que solicitaba su excarcelaci¨®n. Un chico fuerte y bien formado, el pelo al uno, tejanos, sudadera y zapatillas de deporte. Horas de gimnasio. Confunden en su aspecto unas gafas gr¨¢ciles que no desentonar¨ªan en la Universidad. Hani no abri¨® la boca, el juez no le interrog¨®. Dej¨® el estrado como hab¨ªa llegado, esposado. Va a seguir en prisi¨®n, como m¨ªnimo hasta la fecha del juicio.
Inciso de sociolog¨ªa de bolsillo, sin ¨¢nimo estad¨ªstico alguno: de los ocho casos que se vieron esa tarde en la sala G del tribunal de Lyon, s¨®lo en dos ocasiones ocuparon el banquillo de los acusados ciudadanos franceses. El resto eran extranjeros, de nacimiento o de origen, magreb¨ªes en su mayor parte. En uno de ellos se juzgaba a un argelino de barba oscura y cerrada por agresiones a su mujer de 19 a?os, llegada a Francia en mayo, casada en junio y maltratada a partir de julio, seg¨²n su declaraci¨®n. La joven se hallaba presente en la sala, con pantalones y pa?uelo negro cubri¨¦ndole la cabeza. Su declaraci¨®n, pronunciada con un hilo angustiado de voz, se produjo en medio de un denso silencio. Hay sonidos producidos por la voz humana que se convierten de repente en altas proclamas de la dignidad universal. Fin del inciso. Volvamos a la familia K. de Oullin. Su perfil poco tiene que ver con ¨¦se. El padre lleg¨® de T¨²nez a principios de los sesenta, se estableci¨® como profesional de la construcci¨®n, con las dificultades habituales, y tom¨® la nacionalidad francesa. Sus hijos han nacido y estudiado en Francia. Hoy, prejubilado y con problemas de salud, recibe buena atenci¨®n m¨¦dica. Pertenece a la Asociaci¨®n Cultural Franco-Tunecina, que se re¨²ne en una espaciosa casa en la barriada de la estaci¨®n.
Oullin es un municipio de unos 25.000 habitantes, socialmente muy activo a juzgar por el elevado n¨²mero de asociaciones, con servicios tan eficaces como el de autobuses, que en 15 minutos te planta en Bellecour, el coraz¨®n mismo de Lyon. Por las calles se ven mujeres con velo, pero m¨¢s sin ¨¦l. Las revueltas de los suburbios de hace un a?o no le afectaron, se detuvieron al otro lado del r¨ªo, en degradadas periferias al este del R¨®dano, como V¨¦nissieux o Feyzin. Ci?endo m¨¢s el cuadro, la calle Diderot, a un paso de la bulliciosa calle principal, es tranquila, con su oficina postal pintada de amarillo, la gendarmer¨ªa de azul y la escuela multicolor. Todo la mar de razonable.
Seguramente, es ese imaginario tan franc¨¦s de raz¨®n y orden que se siente cuestionado una y otra vez por historias como la de los K. En la apariencia todo est¨¢ resuelto, pero en alg¨²n punto la integraci¨®n falla: la violencia contra las mujeres sigue siendo intolerablemente alta. Para Mich¨¨le Vian¨¨s, presidenta de Regards de Femmes (Miradas de Mujeres), asociaci¨®n nacida en 1997, se trata de "un caso de libro". "Vemos muchos como ¨¦ste. La familia parece integrada, las mujeres no llevan velo, el precepto isl¨¢mico se sigue sin demasiado ¨¦nfasis, pero cuando llega la hora de casar a las hijas salen los viejos demonios de la tradici¨®n". "Tenemos una generaci¨®n de mujeres maltratadas a causa de esto", prosigue Vian¨¨s, "y se trata de una sola y ¨²nica cosa: de obligar a que sean respetadas las leyes de este pa¨ªs". En junio, la asociaci¨®n que preside Vian¨¨s, junto con la Liga de los Derechos de las Mujeres, envi¨® una carta a S¨¦gol¨¨ne Royal pidi¨¦ndole que expresara su punto de vista sobre la amenaza que representan "ciertas religiones" para dos principios constitucionales de la Rep¨²blica, a saber: la igualdad de derechos y deberes entre mujeres y hombres y la laicidad del Estado. La propuesta de la candidata socialista de finales de noviembre es una respuesta a esa petici¨®n.
Entre las presiones sobre la justicia para que dicte una sentencia ejemplar, la candidatura de una mujer a la presidencia, las viejas obsesiones dejadas por la Resistencia, las nuevas inquietudes ligadas a las revueltas de los suburbios, los desajustes entre tradiciones culturales y los caros servicios del Estado del bienestar que hay que pagar se mueve el futuro de la familia K. Tiene raz¨®n el abogado Banbanaste cuando pide al juez ecuanimidad ante "el peso de la opini¨®n p¨²blica". Pero el entramado es espeso. Mantenerse a flote en la complejidad no va a resultarle f¨¢cil a nadie.
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