El proceso de paz divide a Batasuna y desgasta el liderazgo de Otegi
Las declaraciones con tinte alarmista que los dirigentes de Batasuna est¨¢n lanzando -el proceso es "inviable", ha sido la ¨²ltima- reflejan la tensi¨®n del momento que vive esta formaci¨®n mientras aguanta el ¨®rdago de exigir al Gobierno su legalizaci¨®n sin ajustarse a la Ley de Partidos. Las divisiones sobre el tiempo que esta situaci¨®n puede durar y la desconfianza en c¨®mo se est¨¢ gestionando el proceso ya han hecho mella en la direcci¨®n abertzale que, adem¨¢s, culpa a los socialistas y al PNV de Imaz por defender que ETA abandone la violencia antes de iniciar la negociaci¨®n pol¨ªtica.
Fuentes de la izquierda abertzale aseguran que entre la direcci¨®n y las bases de Batasuna hab¨ªa habido hasta ahora "unanimidad" sobre la conveniencia del proceso de paz iniciado con la declaraci¨®n del alto al fuego. Pero, en el transcurso de los meses, se ha instalado en sus dirigentes la desconfianza, las tensiones internas se han hecho patentes, y en la actualidad est¨¢n divididos sobre una cuesti¨®n tan relevante como cu¨¢nto tiempo puede mantenerse el proceso as¨ª -"estancado" y hasta "muerto", dicen- si no avanza la situaci¨®n. Todos ellos coinciden, sin embargo, en que el movimiento para de-satascarlo tiene que ver m¨¢s con la legalizaci¨®n de Batasuna que con el foro de partidos, y consideran que a quien corresponde mover ficha es al Gobierno socialista.
"O esto se mueve o lo paramos", amenazaron en mayo los 'abertzales' a los socialistas
El l¨ªder 'abertzale' afronta las cr¨ªticas de muchos de sus compa?eros, que le reprochan que desde la tregua no hayan obtenido "nada tangible" Batasuna deja claro que su legalizaci¨®n no pasa por acatar la Ley de Partidos ni por registrarse como una formaci¨®n pol¨ªtica con otro nombre
El principal defensor de mantener la situaci¨®n sin que nada se rompa pese a las tensiones que genera, es Arnaldo Otegi. ?l, adem¨¢s, est¨¢ haciendo frente a las cr¨ªticas impacientes que hay y que se han expresado internamente en su contra: sus compa?eros le reprochan que durante el tiempo transcurrido en situaci¨®n de tregua no se haya obtenido "nada tangible".
Creen que ni en materia penitenciaria se han modificado las condiciones de los presos, ni en lo pol¨ªtico Batasuna ha logrado poder actuar como una formaci¨®n pol¨ªtica al menos consentida y no judicialmente controlada, con capacidad de representaci¨®n p¨²blica, de convocar manifestaciones o planear abiertamente sus listas para las elecciones.
La sensaci¨®n de que, desde la declaraci¨®n de tregua, la izquierda abertzale no ha sido correspondida con un trato proporcionado a la importante decisi¨®n de ETA, ha contribuido a interiorizar en sus bases, siempre desconfiadas y proclives al victimismo, el sentimiento de haber sido enga?ados casi desde los comienzos mismos del proceso. Y esto est¨¢ alimentando ahora las cr¨ªticas contra la gesti¨®n interna.
La tensi¨®n sobre los ritmos del proceso se manifest¨® en realidad muy pronto ante el hecho de que la tregua no hubiera tenido contrapartidas inmediatas para la izquierda abertzale. Ya en el mes de mayo los sectores m¨¢s impacientes, los implicados en los m¨²ltiples procedimientos judiciales contra el movimiento radical, denunciaron que la situaci¨®n del proceso era de "colapso" y lanzaron un ¨®rdago interno que fue el primer aviso de desestabilizaci¨®n. En respuesta a lo que consideraban una "presi¨®n intolerable" derivada, entre otras muchas razones, de las actuaciones de la Audiencia Nacional -a ra¨ªz de que el juez Grande Marlaska hubiera ratificado en enero la ilegalizaci¨®n de Batasuna- se produjo un amago de rebeli¨®n.
"O esto se mueve o lo paramos", fue el ¨®rdago que lanzaron a finales de mayo a los socialistas al anunciarles que la mesa nacional y todos los cargos electos de Batasuna iban a protagonizar un encierro en el simb¨®lico monasterio de Aranzazu. Estaban dispuestos a provocar as¨ª su detenci¨®n y con ello el esc¨¢ndalo consiguiente que pod¨ªa llevar al traste el proceso en marcha. Esta primera crisis se salv¨® in extremis al anunciar Patxi L¨®pez el 31 de mayo su disposici¨®n a reunirse con Batasuna que a su vez celebr¨® oficialmente su "reconocimiento como interlocutora pol¨ªtica". El desbloqueo que supuso este movimiento se vio reafirmado por la declaraci¨®n institucional de Rodr¨ªguez Zapatero el 29 de junio anunciando el futuro di¨¢logo con la banda. Mientras el c¨®nclave entre el PSE y Batasuna se celebr¨® el 7 de julio en un hotel de San Sebasti¨¢n. La foto de ese encuentro vali¨® a Otegi y sus compa?eros el primer respiro en las tensiones.
Pero dur¨® bien poco. Una semana despu¨¦s, el 12 de julio, el diario abertzale Gara, irrump¨ªa con la denuncia de que el Gobierno socialista estaba incumpliendo los "compromisos" adoptados con ETA por el alto al fuego. Entre ellos, dec¨ªa, la legalizaci¨®n "de facto" de Batasuna para hacer pol¨ªtica, o la ralentizaci¨®n de las detenciones y de los procedimientos judiciales ya iniciados, derivados del macro proceso del sumario 18/98. La gravedad de lo dicho y el medio en que se afirmaba oblig¨® a desmentirla al propio Otegi. "No me consta", declar¨®, "la existencia de estos compromisos". Este episodio constituye el principal momento de crisis interna que vive la izquierda abertzale sobre el modo de enfocar el proceso. D¨ªas antes, Otegi hab¨ªa declarado p¨²blicamente "important¨ªsima" la declaraci¨®n de Rodr¨ªguez Zapatero, pero enseguida fue criticado con acidez por sus compa?eros por su excesivo optimismo y su "entreguismo", a la vista de las matizaciones posteriores que se hacen de la declaraci¨®n. Batasuna deja ya claro que su legalizaci¨®n no pasa por acatar la ley de Partidos. Ninguna de las opciones que baraja para poder presentarse contempla "pasar por el aro" y registrarse en la ventanilla de Interior como una nueva formaci¨®n (por ejemplo, Batasuna Berria [Nueva Batasuna).
'Pueden rodar cabezas'
La cuesti¨®n ahora consiste en cu¨¢nto tiempo puede Batasuna aguantar sin que el proceso se desbarate. Las fuentes consultadas destacan que el proceso iniciado en marzo con el alto el fuego de ETA es el que mayor adhesi¨®n interna ha concitado en la historia de la izquierda abertzale, muy por encima de los apoyos que disfrutaron las treguas de 1989, que abri¨® la negociaci¨®n de Argel, o la de 1998 como consecuencia del pacto de Lizarra. Por eso consideran que, si en esta ocasi¨®n la negociaci¨®n se rompe, "tienen que rodar cabezas", una consecuencia que no se hab¨ªa producido anteriormente. "Si se tuerce esta vez el proceso, los replanteamientos que ello va a traer consigo no ser¨¢n ¨²nicamente de posiciones pol¨ªticas, sino de personas tanto en Batasuna como en ETA", a?aden.
La "unanimidad" sin precedentes que se registr¨® en la izquierda abertzale para poner en marcha la nueva negociaci¨®n ya no es tal. Hoy la responsabilidad recae en el comit¨¦ ejecutivo integrado por seis componentes: Arnaldo Otegi, Joseba Permach, Rufi Etxeberria, Pernando Barrena, Juan Jos¨¦ Petrikorena y Xabier Larralde, este ¨²ltimo coordinador de Batasuna en Francia.
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