Los buenos
Mi hermano me dijo un d¨ªa que fuera a ver a Andr¨¦s Iniesta. Al d¨ªa siguiente, Andresito y su equipo iban a jugar la semifinal de la Nike Premier Cup. La semifinal se jugaba m¨¢s o menos a la misma hora de mi entrenamiento. Le dije a mi hermano que no sab¨ªa si podr¨ªa acudir, pero que lo intentar¨ªa. Acab¨¦ mi entrenamiento y, en vez de tom¨¢rmelo con calma, esa vez me apresur¨¦. Tampoco para eso era r¨¢pido, de manera que llegu¨¦ tarde, justo al comienzo del segundo tiempo.
Rexach tard¨® un instante en darse cuenta de que Messi era otra cosa. Yo, por respeto a Charly, tard¨¦ dos instantes respecto a Iniesta. Los justos para darme cuenta tambi¨¦n de que ese chico tan menudo -parece que en el Bar?a todos son as¨ª-, ese chico que hoy todav¨ªa no sabe que el sol y su correspondientes playas existen, ese chico era otra cosa.
No es necesario enumerar sus talentos. Viendo al Bar?a y a ¨¦l se descubren. Al instante. Antes lo ten¨ªamos unos 30 minutos. Ahora casi siempre lo tenemos a tiempo completo.
Con Xavi no hay tanta peque?a historia detr¨¢s. Esa vez no fue mi hermano quien me advirti¨®. Esa vez fue Albert Benaiges, entrenador del futbol base.
Un d¨ªa me lo encontr¨¦ por las instalaciones de Can Bar?a. Despu¨¦s de saludarnos, darnos un abrazo y los normales qu¨¦ tales, me empez¨® a hablar de lo bien que en esos momentos estaban jugando y so?ando con llegar donde yo ya estaba. Me habl¨® de ¨¦ste y del otro y sobre todo de Xavi. Me dijo que ¨¦ste era el mejor. Que ten¨ªa que ir a verle un d¨ªa. Que los dos jug¨¢bamos en la misma posici¨®n y que lo hac¨ªa todo bien... El ¨²nico problema era -eso dijo Albert- que era peque?o (?si ya os lo dec¨ªa yo!; l¨¢stima para el resto de la humanidad que en Can Bar?a el dichoso prejuicio de la altura no existe; a lo mejor estuvo y a lo mejor estar¨¢, pero ahora no toca).
Hace poco estuve en Buenos Aires. Tuve la inmensa fortuna de pasar un d¨ªa entero con Marcelo Bielsa. En un momento de la larga y maravillosa conversaci¨®n con un amigo [David], nos dijo: "David y Pep, a los buenos los vemos t¨², ¨¦l y yo. Pasa lo mismo con los malos: los vemos t¨², ¨¦l y yo. El m¨¦rito lo tiene el que es un jugador normal y, de repente, t¨², ¨¦l y yo, saben que va a ser bueno".
Mi hermano, Charly Rexach y Albert Benaiges no tienen ning¨²n m¨¦rito. Estos dos son demasiado buenos. Lo sabemos t¨² y... ellos. Y los buenos son buenos tanto cuando se gana como cuando se pierde.
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