El Levante descubre a Robert ante un Celta muy conservador

Resulta inexplicable que un jugador como Laurent Robert haya pasado 11 jornadas viendo a su equipo desde casa. Misterios del f¨²tbol. O de L¨®pez Caro, que ha prescindido del futbolista con m¨¢s calidad del Levante por alguna decisi¨®n metaf¨ªsica. Por condiciones futbol¨ªsticas, desde luego, no ser¨¢. Robert salt¨® al campo en el segundo tiempo y revolucion¨® no s¨®lo a su equipo, en manos del pausado Celta, sino el partido entero. La zurda prodigiosa del ex jugador del Newcastle y el Benfica gobern¨® el encuentro y sus centros de rosca s¨®lo dieron como fruto un gol por la torpeza de los delanteros. Fue un defensa, ?lvaro, el que empat¨®.

El Celta destap¨® el partido con una bofetada. Un minuto y un segundo. Baiano recogi¨® el bal¨®n en el medio, apart¨® a dos rivales y recorri¨® escorado el balc¨®n del ¨¢rea hasta encontrar el hueco y fusilar a Molina. La gente a¨²n se sentaba y su equipo ya perd¨ªa, una cuchillada para un Levante que dudaba de s¨ª mismo. El cuarto gol de Baiano en cuatro encuentros apret¨® la soga en el cuello de L¨®pez Caro. El Levante era un desastre. Hay equipos con pocos jugadores creativos, pero el valenciano no ten¨ªa ninguno. Su centro del campo era pura demolici¨®n y los delanteros hac¨ªan cada uno la guerra por su cuenta. El f¨²tbol se mov¨ªa m¨¢s por impulsos que por una idea de juego. El Celta, claro, se frot¨® las manos. Retras¨® sus l¨ªneas y dej¨® el juego para Canobbio y Gustavo L¨®pez. Sin Oubi?a, m¨¢s val¨ªa entregarse al resultadismo.

El Celta no jugaba porque no quer¨ªa. El Levante, porque no pod¨ªa. Hasta que L¨®pez Caro tuvo una visi¨®n, Robert. El extremo abandon¨® el destierro y manej¨® el juego del Levante con suavidad. Como si fuera la pieza que faltaba al puzzle, la calidad de Robert se uni¨® al m¨²sculo de sus compa?eros y el motor arranc¨®. "?A m¨ª!", le dijo toc¨¢ndose el pecho el central ?lvaro al franc¨¦s antes de que ¨¦ste sacara un c¨®rner. El centro fue milim¨¦trico y el defensa cabece¨® con violencia el empate. Doble m¨¦rito: es el cerrojo atr¨¢s y golea.

Tan retrasado como estaba, el Celta no pudo salir de la cueva cuando quiso. Baiano hab¨ªa desaparecido y el equipo galleg¨® sufri¨® para mantener el punto. ?ttien desperdici¨® tres tiros seguidos en una misma jugada y ensay¨® la famosa cola de vaca de Romario. El Levante atac¨® por alto (11 c¨®rners), pero Robert no encontr¨® ning¨²n aliado.