Entre Rosal¨ªa y Amalia Rodrigues
Voces femeninas de Galicia y el ¨¢rea lus¨®fona entusiasman en el festival 'Cantos na mar¨¦'
La dulzura de Ux¨ªa Senlle, la potencia de Dulce Pontes, el ritmo brasileiro de Luanda Cozzetti, la raza de Ug¨ªa Pedreira, el coraje de la guineana Eneida Marta y la profundidad de Amelia Muge se fundieron la noche del s¨¢bado en Cantos na mar¨¦, en el Pazo da Cultura de Pontevedra, ante un aforo con capacidad para 722 personas que, a falta de butacas, rebosaba tambi¨¦n por escaleras y pasillos. Fuera, un grupo de incondicionales cincuentones no se resignaba, a pesar del fr¨ªo, a perderse el espect¨¢culo y rogaba en ventanilla por alg¨²n boleto extraviado bajo el cartel de Entradas agotadas. "Busque bien, busque bien", insist¨ªan a la taquillera.
Cinco mujeres se pusieron al frente de una decena de m¨²sicos que a golpe de un ritmo predominantemente percusionista, suavizado por un espl¨¦ndido cello a cargo de Davide Zaccar¨ªa, embelesaron a la asistencia en un estallido cultural y musical que fue escenario de lectura de un manifiesto, obra de Ug¨ªa Pedreira, en el que las palabras de la artista, ba?adas por el comp¨¢s de la kora de Nino Galissa, reivindicaron el papel crucial de la mujer a lo largo de la historia. Momento estelar tambi¨¦n fue la actuaci¨®n de Dulce Pontes frente a un piano de cola donde hizo gala de una garganta prodigiosa.
La ide¨®loga y creadora Ux¨ªa ejerci¨® como directora de orquesta en una noche en la que se recalc¨® "el peso de la tradici¨®n cultural femenina en los territorios lus¨®fonos", seg¨²n afirm¨®, de boca de un colectivo de artistas sin complejos herederas de la lucha y la sensibilidad de Rosal¨ªa de Castro, Am?lia Rodrigues o Elis Regina.
Dos bises no fueron suficientes para calmar a los sedientos espectadores que abandonaron el patio de butacas moviendo las caderas a ritmo de la batuca de Filhos de Brown. A la pegadiza percusi¨®n no se pudieron resistir ni los m¨¢s trajeados, creando una improvisada pista de baile en el vest¨ªbulo.
Si encima del escenario la mezcla de razas ofrec¨ªa esa armon¨ªa posible de la globalizaci¨®n cultural, la platea era su mismo espejo: acentos gallegos, portugueses, brasileiros y rostros de todas las tonalidades, de gente bien y menos bien, mayores, intelectuales, embarazadas, ni?os y j¨®venes que entre los peinados rastas de unos y los abrigos de piel de alguna otra pusieron de relieve que, en su tercera edici¨®n, el festival de Cantos na mar¨¦ est¨¢ consolidado.
Un concierto que puso la guinda a la Semana de Lusofon¨ªa que llev¨® hasta Pontevedra desde exposiciones de fotograf¨ªa y documentales hasta un taller de capoeira y otro de forr¨® o la proyecci¨®n de tres cortometrajes de Fernando Spencer o una conferencia de la poetisa y dramaturga portuguesa H¨¦lia Correia.
Cantos na mar¨¦ se despidi¨® con la promesa de volver, un augurio ratificado por los asistentes al concierto del s¨¢bado que agotaron, al t¨¦rmino del espect¨¢culo y en apenas cinco minutos, los discos de las artistas invitadas que se pusieron a la venta en el mismo auditorio. Un aforo que se meci¨® entre el intimismo de Ux¨ªa, el verbo reivindicativo de Ug¨ªa Pedreira, la calidez de Luanda Gozzetti o la voz arrebatadora de Dulce Pontes.
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