La nueva divisi¨®n de barrios
Lo mismo que hizo con la aprobaci¨®n de la Ordenanza C¨ªvica (de la que, por cierto, hasta hoy no se ha visto ninguna utilidad, teniendo en cuenta los acontecimientos diarios de la vida ciudadana), el Ayuntamiento de Barcelona, bajo la direcci¨®n del anterior alcalde, Joan Clos (parece que Jordi Hereu no es de la misma opini¨®n), decidi¨® poner en marcha un proyecto denominado "plan de barrios", que nadie ped¨ªa, que el movimiento vecinal consideraba innecesario y que est¨¢ levantando ampollas en el movimiento asociativo.
Para poner en marcha el proyecto, el Ayuntamiento encarg¨® a un grupo de 17 expertos de diversas disciplinas la elaboraci¨®n de un documento que, con las premisas de m¨¢s y mejor convivencia, participaci¨®n y proximidad, pretende los loables objetivos de conseguir la mejora del espacio p¨²blico, los servicios a las personas, la movilidad y accesibilidad, as¨ª como la reactivaci¨®n econ¨®mica de los barrios. Dicho proyecto habr¨ªa de conseguir que gran cantidad de problemas de asistencia y la carencia de servicios que tenemos los barceloneses pasasen a solucionarse por la simple modificaci¨®n de la divisi¨®n territorial de los barrios y la ampliaci¨®n de estos a 73.
En un documento donde se dice que el eje principal es la participaci¨®n ciudadana, ¨¦sta ha sido marginada
No deja de ser curioso que algunos de estos expertos hayan manifestado con claridad la inconveniencia del mismo, ya que creen (a mi entender con buena l¨®gica) que el nacimiento de nuevos barrios y su ¨¢rea de influencia es algo que compete s¨®lo a los ciudadanos de esos barrios y a su forma de asociarse. Otra cosa ser¨ªa modificar el funcionamiento administrativo, de la forma en que el Ayuntamiento necesite dotarse, ¨¢mbito en el que es m¨¢s que probable que encontrara escasa oposici¨®n vecinal.
Tambi¨¦n piensan estos expertos d¨ªscolos igual que pensamos la mayor¨ªa de los l¨ªderes vecinales y federaciones y entidades diversas, que dicho proyecto no deja de ser m¨¢s que un brindis al sol. Y lo creemos porque en el documento no se articula ni una sola partida presupuestaria ni medida de previsi¨®n o planificaci¨®n para llevar a cabo dicho proyecto y desplegar las formas de participaci¨®n ciudadana que se pretende conseguir. Mucho nos tememos que no sea m¨¢s que una artima?a para retrasar a¨²n m¨¢s la ejecuci¨®n de los diferentes planes de equipamientos, de barrio, de distrito y de ciudad, planes que en muchos casos ni tan s¨®lo est¨¢n redactados, en otros llevan a?os de retraso o, lo que es peor, carecen de suelo p¨²blico para desarrollarse. Unos equipamientos que, dicho sea de paso, son cada d¨ªa m¨¢s necesarios para ofrecer a nuestros conciudadanos y vecinos una calidad de vida y de servicios acorde con la de los pa¨ªses mas avanzados de la Uni¨®n Europea, de la que formamos parte.
Est¨¢ claro que un proyecto como ¨¦ste deber¨ªa haber sido consensuado con las entidades vecinales, adem¨¢s de evaluar y tener en cuenta en su redacci¨®n toda la documentaci¨®n e informaci¨®n emitidas por estas entidades en los ¨²ltimos 40 a?os; pero, curiosamente, en un documento donde se dice que el eje principal del proyecto es la participaci¨®n ciudadana, ¨¦sta ha sido marginada hasta que dicho documento ha tenido una redacci¨®n casi definitiva. Es m¨¢s, cuando el documento ya ha sido aprobado en la mayor¨ªa de los distritos, con la intenci¨®n de pasar a su aprobaci¨®n definitiva el 22 de diciembre, ni tan siquiera se ha contestado a las alegaciones presentadas.
Las l¨ªneas divisorias (como no sean las de ¨¢mbito administrativo) implican modificar sentimientos de pertenencia y arraigo, tanto de entidades que llevan a?os trabajando juntas en proyectos sociales, l¨²dicos, educativos y sanitarios, como de personas. No es la Administraci¨®n la que ha de modificarlas, sino la propia comunidad y los propios ciudadanos, mediante las diferentes formas de organizaci¨®n y debate.
Creo importante recordar que la modificaci¨®n de unas l¨ªneas divisorias con muchos a?os (en algunos barrios siglos) de permanencia comporta una carga personal y emocional que en la mayor¨ªa de los casos, y ¨¦ste es con toda seguridad uno de ellos, no compensa el posible efecto ben¨¦fico que puedan percibir los ciudadanos para aceptarlas de buen grado, ya que, como he dicho, no se articulan en ning¨²n momento las futuras reglas de juego y de participaci¨®n para desarrollar dicho proyecto.
Desde aqu¨ª solicito al alcalde de Barcelona, Jordi Hereu (igual que lo hemos solicitado reiteradamente la pr¨¢ctica totalidad de los l¨ªderes vecinales del distrito de Sant Mart¨ª y me consta que en el resto de la ciudad), que retire el proyecto o lo vuelva a iniciar consensu¨¢ndolo con los ciudadanos de Barcelona y sus entidades representativas, algo sin duda m¨¢s acorde con su idea de convertirse en un alcalde pr¨®ximo a los ciudadanos.
Domiciano Sandoval Valbuena es presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos del Clot-Camp del Arpa.
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