Los nuevos Svejk y sus cuitas
"El soldado Svejk", figura surgida de un panfleto antivien¨¦s de gran literatura, ha sido un s¨ªmbolo del siglo XX para toda actitud lo suficiente o excesivamente pr¨¢ctica como para ser considerada oportunista, pedestre y sin embargo simp¨¢tica y aceptable en un juicio generoso -literario- que no mida consecuencias. Como los personajes de la picaresca, con gran genialidad narrativa, Svejk narra tragedias, derrotas y miserias, dolor y mucho absurdo. ?l, sin embargo, es feliz. Busca y encuentra consuelo en la broma, la iron¨ªa y la generosidad y niega la realidad con la facilidad con que asume indolente, para s¨ª y los dem¨¢s, las consecuencias. Svejk es tan incapaz de matar por una idea como de morir por nada ni nadie. Propagador de la derrota propia y ajena, ni quiere ni puede defender ideas o gentes. Tenemos un nuevo Svejk.
Muchas alegr¨ªas nos granjea Jaume Vallcorba al frente de la editorial El Acantilado con su magn¨ªfica inmersi¨®n en la literatura de "Mitteleuropa" del ¨²ltimo siglo y medio. Nos deb¨ªa una edici¨®n bien traducida de esa obra tan inteligente, r¨¢pida, cervantinas y moderna que pronto estar¨¢ aqu¨ª en las librer¨ªas: "Los destinos del buen soldado Svejk en la guerra mundial". Fernando Valenzuela, sobrado sabio de las lenguas de Svejk y Sancho Panza -almas amigas por cierto- ha hecho esta traducci¨®n finalmente sosegada, tras las menesterosas trasatl¨¢nticas habidas, de una obra que, escrita por el checo vien¨®fobo Hasek, acab¨® haci¨¦ndose universal en lengua alemana. Diger¨ªa toda miseria imaginable con simpat¨ªa. Los principios le parec¨ªan lujos de ricos o intransigentes.
Muchos a?oramos hoy el humor del soldado checo pero no sabemos emularlo. Es dif¨ªcil asumirlo cuando las amenazas a nuestra forma de vida se multiplican dentro y fuera de nuestro ¨¢mbito pol¨ªtico y cultural y el jefe del Gobierno de los espa?oles no parece dedicado sino a su discurso pseudoinfantil de una tal Alianza de Civilizaciones que no resistir ni el humor de Svejk ni el cinismo de los socios y comparsas apologetas del Holocausto que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero no parece tener inconveniente en mantener en esta aventura. Parece haber renunciado definitivamente a una pol¨ªtica internacional real en defensa de los intereses de Espa?a, la UE, la OTAN y a las sociedades libres. Como a Svejk, le gusta que una broma siga a otra y s¨®lo tomar en serio sus propias solemnidades.
Muchos aqu¨ª aun no quieren ver que fuera -y no s¨®lo en el PP, en EEUU, Alemania, Israel o Colombia- cunde la resignaci¨®n ante esta obsesi¨®n de Zapatero de creer que engorda electorado y posteridad propia dando argumentos a los enemigos del Estado de Derecho, ac¨¢ y fuera. Como Svejk nunca dejaba claro quien quer¨ªa que venciera en la terrible guerra del catorce, Zapatero no ha dicho nunca que quiera que la ganen los chicos de Zarkawi pero tampoco que desea la victoria del Gobierno de Irak, los norteamericanos, brit¨¢nicos y otros pa¨ªses democr¨¢ticos que luchan all¨ª.
El ambiente creado por este esp¨ªritu Svejk dej¨® hace tiempo de ser una broma en Espa?a. Prueba es la entrevista que Juan Cruz le hizo el domingo a Santiago Carrillo nos ofrec¨ªa unas claves sobre la matanza de varios miles de espa?oles -s¨®lo dos mil y pico militares sublevados, dice el implicado; unos miles m¨¢s de civiles nos dicen otras fuentes- que fue el gran ensayo de las matanzas estalinistas que saltaron a la URSS y a Katyn. Las declaraciones de Carrillo son casi una autoinculpaci¨®n. Con ese obsceno hast¨ªo que muestran a Svejk algunos ante la muerte del enemigo. No le habr¨ªa pasado hace a?os cuando a¨²n presum¨ªa de su papel en la transici¨®n y no de supuestas glorias antifascistas. Como se descuide Carrillo, un traspi¨¦s en la piscina jur¨ªdica de la "memoria hist¨®rica" en que chapotea Zapatero y puede verse, nonagenario, en un l¨ªo. No llore por la iglesia reaccionaria o la oposici¨®n parafascista y d¨¦ gracias a que la transici¨®n espa?ola fue como fue y nadie le pidiera cuentas por el aciago oto?o del 1936. Ya que hace 30 a?os no se hablara de "justicia universal"ni se declarara al comunismo ideolog¨ªa asesina cuyos cr¨ªmenes no prescriben como al nazismo. Svejk, en su sabidur¨ªa, recomendar¨ªa a Zapatero tomarse en serio las inquietudes de Espa?a. Y a Carrillo no tomarse en broma su pasado.
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