Un voto in¨²til
Los resultados parciales de las elecciones municipales iran¨ªes arrojan una recuperaci¨®n relativa del voto moderado. Los comicios celebrados el viernes, primera prueba sobre la popularidad del presidente Ahmadineyad, casi a?o y medio despu¨¦s de su rotunda llegada al poder, sugieren que las pol¨ªticas radicales del jefe del Estado no convencen a muchos de sus conciudadanos, especialmente en Teher¨¢n. Tampoco en las elecciones a la Asamblea de Expertos los ultraconservadores que la controlan han obtenido los resultados apetecidos. El pragm¨¢tico ex presidente Rafsanyani, que en 2005 fue vapuleado por Ahmadineyad, ha revalidado su puesto con holgura en ese opaco sanedr¨ªn de 86 cl¨¦rigos.
No cabe, sin embargo, hacerse ilusiones sobre el resultado de los comicios en el tono de la pol¨ªtica iran¨ª. Las decisiones importantes en Ir¨¢n corresponden al l¨ªder supremo Al¨ª Jamenei, en supuesta coordinaci¨®n con la Asamblea de Expertos, un cerrado cuerpo religioso, guardi¨¢n del r¨¦gimen teocr¨¢tico y rigurosamente impermeable a las preferencias de las urnas. Nunca, desde su designaci¨®n en 1989, esta asamblea masculina ha criticado p¨²blicamente al heredero de Jomeini. A lo sumo, el retroceso de los ultraconservadores, cuyo espejo p¨²blico es Ahmadineyad, podr¨ªa servir de aviso al corpus integrista que domina el Estado para que adopte decisiones m¨¢s en consonancia con los deseos de una parte de la sociedad.
Uno de los temas cruciales en el que no cabe esperar cambio alguno es la pol¨ªtica encaminada a dotarse del arma at¨®mica. Teher¨¢n est¨¢ multiplicando el n¨²mero de sus centrifugadoras para enriquecer uranio y llegar as¨ª hasta el final militar del ciclo, pese a que la Uni¨®n Europea emiti¨® la semana pasada su m¨¢s en¨¦rgica condena contra Teher¨¢n hasta la fecha, tras a?os de negociaciones infructuosas, acusando al r¨¦gimen islamista de desestabilizar Oriente Medio mediante su programa nuclear, y pese a que el Consejo de Seguridad prepara una resoluci¨®n de m¨ªnimos para sancionar el reiterado desprecio de los ayatol¨¢s por las decisiones de la ONU. A su vez, Israel, cuya eliminaci¨®n propugna Ahmadineyad, considera casus belli la posibilidad de que Ir¨¢n consiga la bomba.
Pero ni su desaf¨ªo nuclear ni el radicalismo inaceptable que vocea el jefe del Estado ocultan que Teher¨¢n es hoy interlocutor imprescindible para contener algunos de los m¨¢s devastadores conflictos del momento, desde Irak hasta Palestina, pasando por L¨ªbano y Afganist¨¢n. En atenci¨®n a su peso ideol¨®gico y geoestrat¨¦gico, Ir¨¢n pretende en particular un trato diferenciado y bilateral por parte de Estados Unidos, y no cejar¨¢ hasta conseguirlo. Bush parece haber abandonado la virulencia de su aproximaci¨®n inicial, pero sigue desoyendo las recomendaciones que le instan a hablar con el r¨¦gimen islamista para enfriar la regi¨®n m¨¢s explosiva del planeta. Un inter¨¦s ego¨ªsta bien entendido, adem¨¢s de la fuerza de los acontecimientos, reclaman de Washington la urgente adopci¨®n de una pol¨ªtica de di¨¢logo amplio y abierto, y tan en¨¦rgico como corresponda, con uno de los polos del eje del mal.
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