Un gran ejercicio de supervivencia
Ronaldinho y Ag¨¹ero firmaron los goles del Barcelona y Atl¨¦tico, respectivamente, en un buen partido
Tan desvencijado como valiente, el Bar?a acept¨® de mala gana el empate porque jug¨® para ganar al Atl¨¦tico pese a quedarse sin futbolistas. A los azulgrana les faltaron piernas y pulmones, munici¨®n y gas, para tumbar a un rival que siempre se dej¨® sentir en un encuentro movido, mal arbitrado y que le viene al pelo cuando es rudioso. Anoche no pudo ganar como es costumbre porque le falt¨® el tradicional gol del Torres, y no le qued¨® m¨¢s remedio que dar por bueno el tanto de Ag¨¹ero, que a fin de cuentas expresa el nuevo orden rojiblanco. Ah¨ª est¨¢ el Atl¨¦tico, estirando el cuello, sobreviviendo de nuevo a un partido delicado, de manera que sali¨® contento con el resultado. Fue un ejercicio de supervivencia para el Atl¨¦tico y tambi¨¦n para el Barcelona, un equipo tan hermoso como maltratado, que se rebel¨® con grandeza y estilo contra toda la adversidad.
BARCELONA 1ATL?TICO 1
Barcelona: V¨ªctor Vald¨¦s; Belletti, Puyol, Thuram (Giuly, m. 61), Oleguer; Xavi, Motta, Deco; Iniesta, Gudjohnsen (Ezquerro, m. 67) y Ronaldinho. No utilizados: Jorquera, Saviola, Olmo y Crosas.
Atl¨¦tico:Leo Franco; Seitaridis (Varela, m. 20), Pablo, Z¨¦ Castro, Antonio L¨®pez; Galletti (Pern¨ªa, m. 85), Luccin, Maniche, Jurado (Mista, m. 46); Torres y Ag¨¹ero. No utilizados: Pichu, Azc¨¢rate, Gabi y V¨ªctor Bravo.
Goles: 1-0. M. 40. Ronaldinho transforma una falta desde el borde del ¨¢rea. 1-1. M. 59. Luccin asiste al hueco para Ag¨¹ero, que define ante la salida de Vald¨¦s.
?rbitro:Medina Cantalejo. Mostr¨® la tarjeta amarilla a Seitaridis, Belletti, Motta, Luccin, Maniche, Deco, Galletti, Mista y Ronaldinho.
Camp Nou. 53.685 espectadores.
Atac¨® con determinaci¨®n el Barcelona, especialmente veloz y desequilibrante en la l¨ªnea de medios, y se defendi¨® con entereza el Atl¨¦tico. Al equipo rojiblanco le alcanza con un delantero como Torres para provocar el temor reverencial del barcelonismo. Al Ni?o le encanta el Camp Nou, se siente importante, es consciente de su poder¨ªo. As¨ª que el plantel de Aguirre procur¨® arrancar cada jugada con su delantero centro. Un par de llegadas certificaron su capacidad de despliegue en el terreno ajeno. Al Bar?a no le qued¨® m¨¢s remedio que cargar con un par de tarjetas y dos libres directos muy apetecibles para cualquier francotirador. Puntual y selectivo en ataque, el Atl¨¦tico se quebr¨® en la l¨ªnea de medios, sobrepasado por el f¨²tbol vertiginoso de Iniesta, Xavi, Deco y Ronaldinho. Aunque afeitado desde la alineaci¨®n por las ausencias de laterales y extremos, futbolistas capitales para entender su juego, el Bar?a combin¨® r¨¢pido en la l¨ªnea de tres cuartos, a un toque y de primera, siempre a la b¨²squeda del espacio generado por los movimientos de los delanteros. La presencia de Iniesta como falso punta reforz¨® la posesi¨®n de la pelota y tambi¨¦n su mejor circulaci¨®n. La productividad de los centrocampistas fue especialmente cualitativa. El tictac del Bar?a ensimism¨® al Atl¨¦tico, que empez¨® a conceder ocasiones m¨¢s que remates. ?nicos en la elaboraci¨®n, a los azulgrana les cuesta disparar sobre la marcha, al punto de que acompa?an el bal¨®n hasta la l¨ªnea de gol en cada jugada. Ausente Eto'o, necesitan del egoismo de un delantero, una funci¨®n que ha asumido sobre todo Ronaldinho ante el altruismo de Gudjohnsen. El gaucho ha solucionado muchos partidos que le giraban la cara al Bar?a, y anoche volvi¨® a asumir el rol de goleador en un golpe franco.
La capacidad de sorpresa de Ronaldinho es ilimitada, tanto con la pelota en juego como a bal¨®n parado, que tambi¨¦n, como se viene constatando durante la semana. Los porteros ya no saben a qu¨¦ atenerse ante el surtido de remates del brasile?o. Una vez sabido que puede marcar por encima, por debajo y por los dos costados de la barrera, con efecto o seco, ayer puso el cuero por el palo del guardameta, que qued¨® bien retratado.
Inaugurado el marcador, al Barcelona le falt¨® matar el partido en una asistencia con el pecho de Ronaldinho que Gudjhonsen no supo engatillar para suerte del Atl¨¦tico, que se recompuso en el camerino. Apareci¨® Mista en la reanudaci¨®n y se inflaron los rojiblancos, m¨¢s competitivos, al tiempo que se desfondaban los azulgrana, fatigados por tanto trasiego como llevan por el Mundial de Clubes.
Pic¨® el Bar?a en el f¨²tbol directo propuesto por el Atl¨¦tico, que empat¨® en una maniobra preciosa, marca de la casa: Luccin profundiz¨® para Ag¨¹ero, que le gan¨® la espalda a los dos centrales y remat¨® a la red despu¨¦s de romper a Thuram. El saldo de la jugada expres¨® la perfecci¨®n de la contra atl¨¦tica y el mal trago barcelonista. El gol agrand¨® la peligrosidad del plantel rojiblanco, m¨¢s fresco y a gusto con el nuevo escenario, tan largo como ancho, d¨ªficil de atacar y defender para el Bar?a, cansado y discutiblemente remendado desde el banquillo, porque no se sabe muy bien que pretend¨ªa Rijkaard.
Al Bar?a le redimi¨® entonces el voluntarismo de su plantel y la competitividad de sus futbolistas. La falta de alternativas del juego, sin embargo, le impidi¨® la victoria. El resultado fue tan cruel como irreprochable result¨® la actuaci¨®n azulgrana: el Bar?a se reencontr¨® con su f¨²tbol de ataque y el Atl¨¦tico vibr¨® con su contragolpe.
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