"Uso la velocidad para agudizar la mirada"
Julian Opie (Londres, 1958) filtra la realidad del mundo a trav¨¦s de un lenguaje despojado, casi de dibujos animados. Rasgos del pop y del minimal se combinan en sus ya ubicuas pantallas de personajes caminando. Un repertorio que se compone de retratos idealizados, paisajes, edificios y animales inquietantemente inocentes. El Centro de Arte Contempor¨¢neo de M¨¢laga presenta una amplia muestra con 41 obras, la mayor¨ªa en torno a la figura humana, de este influyente artista brit¨¢nico.
PREGUNTA. Sus personajes suelen ser esquem¨¢ticos. De alguna manera son seres ideales, perfectos, estilizados. Humanos e inhumanos a la vez.
RESPUESTA. Mis figuras est¨¢n basadas en personas reales, no son inventos m¨ªos. Al mismo tiempo, cuando escojo a mis modelos y algunos tienen rasgos inusuales, como unas piernas muy largas, una tripa muy sobresaliente o brazos cortos, los ajusto al ideal que tengo en mente. Desde el principio he querido hacer una amalgama de un ser humano ideal y uno real. Hacer que un s¨ªmbolo respire con el aire de la realidad.
"Mi obra est¨¢ influida por pensamientos sobre la mortalidad, las presiones del contacto y la intimidad entre las personas, la soledad, la fragilidad"
P. ?Cu¨¢l es su relaci¨®n con la belleza f¨ªsica, con los t¨®picos de la belleza en nuestra ¨¦poca?
R. Hay momentos en que la belleza es ¨²til y positiva para mi trabajo. Otras en las que no es tan necesaria. He hecho muchos retratos de gente lejana del ideal cl¨¢sico de belleza. Al hacer un retrato lo importante es la individualidad y sus cualidades. El reto para m¨ª es encontrar una imagen donde puedas sentir realmente su presencia, pero que a la vez siga siendo esquem¨¢tica, como un logotipo. Una tensi¨®n entre el logo y la intimidad y el poder del individuo. En otro tipo de figuras, las de cuerpo completo, eso no me interesa tanto. En ellas busco lo esencial, el s¨ªmbolo. Un cuerpo perfecto, proporcionado.
P. Eso las deja en el anonimato. El s¨ªmbolo consigue la paradoja de que todos nos sintamos identificados. Como en los monigotes de los Juegos Ol¨ªmpicos.
R. As¨ª es. Creo que cada uno de nosotros puede convertirse en un s¨ªmbolo o en representante de un tipo espec¨ªfico de personas, pero a la vez ser s¨®lo uno mismo. Todos poseemos ambas cualidades. Paralelamente, tengo la intenci¨®n de trabajar en una serie de figuras m¨¢s barrocas, cercanas a las pinturas de Boucher o Rubens, al modo de las odaliscas. Para eso tendr¨¦ que buscar otro tipo de modelos. Las que he usado hasta ahora eran modelos profesionales o poll-dancers (bailarinas de barra) que suelen tener piernas muy largas y eso, para las im¨¢genes caminantes, funciona mejor.
P. Sus figuras caminantes se acercan al universo de la animaci¨®n, del c¨®mic e incluso de la caricatura. Una migraci¨®n del mundo real al dibujado.
R. Supongo que lo que busco es una forma de representar cosas que encajen con mi comprensi¨®n de su aspecto. Y eso incluye muchas referencias. La forma que tenemos de ver el mundo parte de la experiencia adem¨¢s de c¨®mo la percibimos a trav¨¦s de la retina. Si eres ciego de nacimiento y de pronto ves, lo que percibes son destellos de luz que al principio eres incapaz de descifrar. Esa gente tarda meses en entender y reconocer qu¨¦ es lo que est¨¢n viendo. Leemos el mundo y para hacerlo nos fijamos, por ejemplo, en un bolso que est¨¢ en el suelo, mientras dejamos fuera todo lo que est¨¢ a su alrededor. Nos centramos en la informaci¨®n necesaria en cada momento. Lo que busco es la forma de construir im¨¢genes que se relacionen con la forma en que yo veo y comprendo el mundo. Con los a?os mi forma de dibujar ha cambiado muy poco, es como la caligraf¨ªa o tu forma de hablar.
P. ?Es incapaz de escapar de su estilo?
R. S¨ª. Es imposible. A veces desear¨ªa poder hacerlo, sobre todo despu¨¦s de hacer una gran exposici¨®n. Termino algo harto. Entonces me tomo unas vacaciones y trato de hacer algo en otro estilo totalmente distinto, como si fuera otra persona, pero inevitablemente terminan apareciendo la misma voz y la misma caligraf¨ªa. Al final es mejor aceptar tu manera de ser y tratar de ampliar los horizontes del mundo a trav¨¦s de tu lenguaje.
P. Despu¨¦s de todo, una lengua se desarrolla a partir de las escasas letras del abecedario.
R. Es lo que siempre digo. Toda la literatura, la poes¨ªa, las ideas, se han expresado con la combinaci¨®n infinita de s¨®lo un pu?ado de letras. Esa limitaci¨®n es parte de su valor.
P. De momento, en su lenguaje no aparecen ideas negativas, cr¨ªticas o pesimistas. Todo parece hermoso y tranquilo, sin conflictos.
R. No lo s¨¦. La gente interpreta mis obras de formas muy distintas. En el Reino Unidos la cr¨ªtica suele decir que mi trabajo es duro, afilado, fr¨ªo, una mirada inh¨®spita sobre la humanidad. En Estados Unidos, por el contrario, dicen que es liviana, divertida, muy pop. No s¨¦ por qu¨¦ el mismo trabajo genera opiniones tan distintas. Yo espero que mis piezas cubran todo el espectro de mis emociones y sentimientos hacia el mundo. Las positivas y las negativas. Creo que mi obra est¨¢ influida por pensamientos sobre la mortalidad, las presiones del contacto y la intimidad entre las personas, la soledad, la fragilidad. Hice una exposici¨®n sobre la experiencia de conducir coches y un cr¨ªtico se sinti¨® molesto porque no hab¨ªa choques, accidentes. Me parece algo demasiado literal. A m¨ª me interesaba la soledad de la conducci¨®n en carreteras, el moverte a trav¨¦s de un espacio que es a la vez repetitivo, siempre lo mismo y siempre desconocido. Eso me interesa m¨¢s que un choque, aunque Warhol s¨ª que les sac¨® mucho partido. Dicho todo esto, tal vez usted tenga raz¨®n y yo vivo en un mundo de exaltaci¨®n de las emociones m¨¢s que en el del compromiso con la realidad. Y para m¨ª la exaltaci¨®n y el compromiso son cercanos a la felicidad. Cuando siento que puedo comprender algo y dibujarlo siento una excitaci¨®n tremenda que me llena de energ¨ªa. Por eso quiz¨¢ mi trabajo sea m¨¢s positivo que negativo.
P. Otros temas que ha desarrollado son los paisajes en movimiento, las carreras de coches, la f¨®rmula 1. La velocidad, el viaje, el movimiento.
R. No tengo muchas certezas sobre mis motivaciones, s¨®lo ciertas claves. Creo que gran parte de mi trabajo tiene que ver con el acto de mirar, sobre lo que es observar el mundo en el que nos movemos. Y pienso que la velocidad hace que destaquen algunos aspectos de este tipo de percepci¨®n. Te hace consciente del significado de moverte por el mundo, de observarlo, de existir. Cuando conduces a 120 kil¨®metros por hora eres mucho m¨¢s consciente de esas cosas porque todo se ve diferente. Mi padre sol¨ªa decirme que nada en el mundo es nuevo, salvo la velocidad. Gente de hace dos mil a?os ten¨ªa pr¨¢cticamente todo lo que tenemos nosotros, en otra medida. Pero lo ¨²nico que les resultaba imposible era moverse a 200 kil¨®metros por hora. Esa experiencia nos proporciona una perspectiva muy contempor¨¢nea. Ha originado varias series de mis trabajos. En una ocasi¨®n quise recorrer toda Europa en coche y fotografiar todo lo que me llamara la atenci¨®n. Pero luego no me decid¨ªa d¨®nde parar y hacer las fotos. As¨ª que decid¨ª no detenerme y s¨®lo fotografiar lo que ve¨ªa delante. Volv¨ª con cientos de fotos similares, con ligeras diferencias. Y eso me impresion¨® porque atravesaba por una etapa algo sombr¨ªa y solitaria en lo personal. La sensaci¨®n de atravesar el espacio, lo que cambiaba y lo que no, me impulsaron a representarlo en dibujos y animaciones. El movimiento es una parte importante de la realidad. Me gusta el uso que hace Warhol del movimiento, no como algo narrativo sino continuo.
P. En sus series de paisajes de carretera, las im¨¢genes van acompa?adas de textos.
R. Suelo poner textos porque la gente acostumbra a leerlos. La mayor¨ªa pasa m¨¢s tiempo leyendo los textos que viendo la imagen. As¨ª es que quise usar ese hecho para comprometerlos en una especie de conversaci¨®n ¨ªntima conmigo mientras les relato algo de poca importancia, como que me qued¨¦ sin gasolina, por ejemplo. De modo que despu¨¦s observen la imagen con otros ojos, quiz¨¢ condicionados por esa lectura. Para que puedan y quieran entrar en la imagen conmigo.
Julian Opie. CAC M¨¢laga. Alemania, s/n. Hasta el 18 de marzo de 2007.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.