Formas h¨ªbridas
La fant¨¢stica elasticidad del concepto de instalaci¨®n ha permitido reunir bajo esa etiqueta una gran cantidad de trabajos dif¨ªcilmente catalogables como meras esculturas tradicionales o como novedosos environments. De hecho, como bien sabemos, las instalaciones representan, junto a los llamados nuevos medios m¨¢s o menos determinados por la tecnolog¨ªa, uno de los m¨¢s evidentes y f¨¦rtiles caminos a trav¨¦s de los cuales se ha hecho posible ir m¨¢s all¨¢ de las viejas e insignes formas espec¨ªficas -dibujo, pintura, escultura, arquitectura- en las que se han venido desplegando las artes pl¨¢sticas hasta el presente. Esto est¨¢ bien o incluso muy bien, pero, por lo mismo, no deja de plantear ciertos interrogantes. En las obras de la colecci¨®n del IVAM que ahora se presentan, estos interrogantes no se despejan en absoluto, pero s¨ª se dejan ver con bastante claridad. De hecho, las instalaciones de que hablamos incluyen las cosas m¨¢s diversas: desde una reconstrucci¨®n de 1990 de la Fun House, el sofisticado espacio pop concebido en 1956 por Richard Hamilton, John McHale y John Voelcker (del Independent Group), hasta una gran pieza de escayola, hierro y madera de Bruce Nauman -Model for Tunnels-, pasando por trabajos de James Lee Byars -The Rose Table of Perfect, 3.333-, de Christian Boltanski, Dieter Roth, Gilberto Zorio, Richard Serra, Gordon Matta-Clark, Miquel Navarro -Soca; Fluido en la urbe-, Juan Mu?oz, Federico Guzm¨¢n o Jos¨¦ Antonio Orts.
INSTALACIONES Y NUEVOS MEDIOS EN LA COLECCI?N DEL IVAM
Guill¨¦n de Castro, 118
Valencia
Hasta el 7 de enero de 2007
Pero, aun cuando sea induda
ble el valor de estas y otras obras, la verdad es que no est¨¢ nada claro en qu¨¦ medida pertenecen plenamente todas ellas al territorio de las instalaciones. En realidad, bien podr¨ªa tratarse de esculturas, sin m¨¢s (ni menos). Esto se hace tambi¨¦n bastante patente, por ejemplo, en la abigarrada estanter¨ªa de Carmen Calvo -En el centro- o en esa suerte de camello de Nacho Criado -B.T. des¨¦rtico- o el Aro de oro de Juan Navarro Baldeweg, las ventanas llenas de especias de Dieter Roth -Gew¨¹rzfenster- o el Porterville de James Turrell. No es cuesti¨®n de negar el valor de estas y otras piezas, pero s¨ª cabe preguntarse hasta qu¨¦ punto no son sino obras caracter¨ªsticamente h¨ªbridas -espec¨ªficas, si se quiere decir as¨ª- que obedecen a una l¨®gica aut¨®noma desprovista de la ret¨®rica que suele asociarse con las instalaciones.
En realidad, algo parecido sucede con la parte dedicada a los nuevos medios, que no son otros que el v¨ªdeo, el cine y la fotograf¨ªa (el universo de la red queda fuera de consideraci¨®n). Hay varios v¨ªdeos, alguno muy divertido, de Nauman, junto a los de Dara Birnbaum -con su Wonderwoman-, Muntadas o John Baldessari, y pel¨ªculas de Fichli & Weiss -la fascinante Der Lauf der Dinge- o Antoni Miralda. En conjunto, la exposici¨®n nos ofrece un excelente testimonio de una colecci¨®n reunida con una notable amplitud de miras y, por lo dem¨¢s, no mal articulada. En todo caso, no hay que darle muchas vueltas. Hablar de instalaciones y de nuevos medios es a veces s¨®lo una manera de hablar: una manera voluntariamente imprecisa.
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