El cuerpo devastado
Salvo por la presencia, en la planta superior de la galer¨ªa, de una versi¨®n de la instalaci¨®n Sin t¨ªtulo (ciencia ficci¨®n) que present¨®, el invierno pasado, en el Instituto Cervantes de Par¨ªs, lo esencial de esta nueva muestra personal madrile?a de Marina N¨²?ez (Palencia, 1966) se centra en la producci¨®n videogr¨¢fica desarrollada por la artista en el curso de los dos ¨²ltimos a?os. Una deriva, la del v¨ªdeo, que a mi juicio viene a demostrar con esta exposici¨®n hasta qu¨¦ punto se ha convertido en un v¨¦rtice decisivo dentro de la producci¨®n de la creadora palentina y hasta, si me apuran, en aquel que concreta hoy de forma m¨¢s intensa y rotunda el n¨²cleo esencial de su imaginario.
MARINA N??EZ
Galer¨ªa Salvador D¨ªaz
S¨¢nchez Bustillo, 7. Madrid
Hasta el 5 de enero de 2007
La secuencia de v¨ªdeos arran
ca en la muestra con las tres versiones de Sin t¨ªtulo (monstruas), dispuestas a modo de tr¨ªptico. Siendo las m¨¢s tempranas, son tambi¨¦n las m¨¢s parcas en recursos; pero fijan ya por entero, en esos rostros recurrentemente distorsionados, el motivo vertebral del cuerpo devastado en su continua transformaci¨®n. Un tema en el que insisten a su vez las posteriores Red y Conexi¨®n, con su m¨¢s sofisticada animaci¨®n infogr¨¢fica, de acierto mayor a mi entender en el primer caso, merced a esa metamorfosis que emerge a partir de la propia entra?a del rostro.
Con todo, el recorrido de la exposici¨®n eleva con creces el umbral de intensidad, a partir de la inquietante ambivalencia que impregna una pieza como Multiplicidad, con su constante desdoblamiento de iris y pupilas en esos pavorosos ojos que enfrentan la mirada del espectador. Desasosiego que, a la postre, alcanza su c¨¦nit en la espectacular instalaci¨®n in¨¦dita, Huida, que Marina N¨²?ez presenta en el espacio central de la galer¨ªa. Aqu¨ª, al igual que en las piezas anteriores, la artista palentina recurre a una secuencia de ciclo corto que apela, frente a la expansi¨®n narrativa, a una radical -y finalmente mucho m¨¢s incisiva- decantaci¨®n emblem¨¢tica. Retoma a la par, en el sobrecogedor escenario espectral del bosque, un motivo esbozado ya en alguna pieza anterior -como La selva- que erige en poderosa met¨¢fora de una Naturaleza amenazante.
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