?Qui¨¦n revela el secreto?
ORTEGA Y GASSET public¨® en 1934 en El Espectador un enigm¨¢tico art¨ªculo bajo el t¨ªtulo de 'Abenjald¨²n nos revela el secreto'. ?Qu¨¦ secreto? ?Qui¨¦n lo revela? Hablemos de Abd al Rahman ben Jaldun/Abenjald¨²n, que naci¨® en T¨²nez capital el 27 de mayo de 1332 en el seno de una familia de origen yemen¨ª que, al inicio de la entrada de los ¨¢rabes en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, en el a?o 711, se instal¨® en Carmona. A lo largo de cinco siglos, los Banu Jaldun ocuparon puestos importantes en la Administraci¨®n de Sevilla y en el Ej¨¦rcito andalus¨ª, pero cuando el abuelo de Ben Jaldun se march¨® a T¨²nez, el padre, militar, decidi¨® dedicarse al estudio del derecho, la literatura y la teolog¨ªa. Entre 1349 y 1350 cambi¨® todo: la peste negra que asol¨® el Mediterr¨¢neo acab¨® con las vidas de su padre y de su madre. ?l ten¨ªa 17 a?os y hab¨ªa estudiado todas las ramas de humanidades: el Cor¨¢n y los Dichos del Profeta; lengua y literatura ¨¢rabes; derecho y jurisprudencia isl¨¢mica, l¨®gica; teolog¨ªa y filosof¨ªa; matem¨¢ticas, astronom¨ªa, geograf¨ªa e historia, griego, lat¨ªn, arameo, hebreo, persa y turco. Fue nombrado secretario del Registro por el sult¨¢n de los Marin¨ªes, Abu Inan y, reci¨¦n cumplidos los 32 a?os, cruz¨® el Estrecho rumbo a Granada, donde fue recibido por el rey Muhammad V, que en 1364 le confi¨® una misi¨®n diplom¨¢tica ante la Corte de Pedro I el Cruel de Castilla, con el fin de hacer ratificar un tratado de paz. En Sevilla, el rey castellano le trat¨®, escribi¨®, "con extrema generosidad, mostr¨® su satisfacci¨®n con mi presencia y me ense?¨® las excelencias de mis antepasados...", hasta el punto de que, un a?o despu¨¦s, le ofreci¨® un puesto de consejero. Jald¨²n no s¨®lo no acept¨® la oferta, sino que abandon¨® Al Andalus. En 1365 fue nombrado canciller en Bug¨ªa (Argelia), pero, finalmente, cansado de la vida trashumante, se retir¨® de la vida p¨²blica para dedicarse al estudio de la historia. Para ello solicit¨® a una tribu ¨¢rabe refugio en una fortaleza cercana a la actual ciudad de Frenda. All¨ª escribi¨® durante cuatro a?os, su gran obra: Al Muqaddima (Proleg¨®menos), un, como dice el t¨ªtulo, largo pr¨®logo de m¨¢s de mil p¨¢ginas a una futura Historia Universal titulada Libro de las Consideraciones, que detalla especialmente la historia de los ¨¢rabes, bereberes, nabateos, arameos, cananeos, asirios, persas, jud¨ªos, coptos, griegos, bizantinos y turcos. Para completar ese gigantesco trabajo, Jald¨²n necesitaba consultar varios archivos, por lo que decidi¨® volver a T¨²nez para dedicarse a "la aburrida tarea bibliogr¨¢fica". Con 50 a?os y con el pretexto de peregrinar a La Meca, se embarc¨® rumbo al Este. Tras cuarenta d¨ªas de navegaci¨®n, desembarc¨® en Alejandr¨ªa. Poco despu¨¦s se instal¨® en El Cairo. All¨ª ense?¨® en la universidad religiosa de Al Azhar hasta que el nuevo regidor mameluco le nombr¨® juez supremo de Egipto. Ben Jaldun muri¨® en El Cairo el 17 de marzo de 1406, hace seis siglos.
A prop¨®sito del sexto centenario de la muerte del escritor hispano¨¢rabe Ben Jaldun
Al Muqaddima/Proleg¨®menos est¨¢ divido en seis cap¨ªtulos dedicados a asuntos que van desde la sociedad humana al medio f¨ªsico pasando por las formas de gobierno, las profesiones y modos de vida de la Humanidad. Todo ello desde el punto de vista econ¨®mico y bas¨¢ndose en un an¨¢lisis puramente materialista, "marxista" avant-la-lettre. Los Proleg¨®menos nos ense?a, entre muchas cosas, c¨®mo debe escribirse la historia: "En apariencia", dice, "la ciencia hist¨®rica no es sino un conjunto de narraciones que relatan los acontecimientos de las jornadas memorables y los Estados de los siglos pasados... Pero, en su verdad profunda, es un examen y una verificaci¨®n, una indagaci¨®n precisa de las causas y los or¨ªgenes de los seres, un conocimiento profundo del c¨®mo y del porqu¨¦ de los hechos reales". El eje fundamental en la Historia Universal, seg¨²n nuestro fil¨®sofo, gira en torno a tres puntos: el nacionalismo, la solidaridad (¨¦tnica o de parentesco entre varias ramas de una gran tribu o una naci¨®n) y la econom¨ªa, que en el fondo es lo esencial en la evoluci¨®n de la civilizaci¨®n. Salvo en lo tocante a la solidaridad tribal, en el resto se adelanta claramente a los an¨¢lisis de Karl Marx. "Las diferencias entre los grupos sociales dependen esencialmente de las diferencias que existen entre sus modos de vida econ¨®mica", dice Ben Jaldun. El eco de esas palabras llega hasta El Capital.
Mahmud Sobh es catedr¨¢tico de Estudios ?rabes e Isl¨¢micos en la Universidad Complutense de Madrid.
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