"Si no hay unidad, lo exigible es no hacer partidismo con el proceso"
El portavoz de Gesto por la Paz, Jes¨²s Herrero (Bilbao, 1966), pertenece al grupo pacifista desde hace 20 a?os.
Pregunta. Parece que el ¨²nico punto de encuentro de todos los pol¨ªticos son los actos de Gesto en recuerdo de las v¨ªctimas.
Respuesta. Que lo que tendr¨ªa que ser habitual se convierta en novedoso es preocupante. Hay que intentar normalizar mucho m¨¢s la pol¨ªtica y realizarla desde un acto m¨¢s sereno y reflexivo ante un problema tan grave como es el de la violencia.
P. Dicen que olvidar a las v¨ªctimas supone a?adir una injusticia m¨¢s. ?E instrumentalizarlas?
R. Es algo que choca con la realidad de las v¨ªctimas. Debe quedar fuera cualquier intento de instrumentalizarlas, de situarlas en la posici¨®n que a uno le interesa dentro de una determinada ideolog¨ªa pol¨ªtica. La realidad de las v¨ªctimas es muy compleja y hay que acercarse a ella con respeto y sensibilidad.
"Que la violencia acabe est¨¢ en manos de quienes la han ejercitado, pero si ETA vuelve a matar s¨®lo lograr¨ªa apartarse a¨²n m¨¢s de la realidad"
"Los que han justificado la violencia tienen una responsabilidad espec¨ªfica y les corresponde reconocer el da?o causado, que es irreparable"
P. Se lo planteo porque parecen excesivas las marchas de la AVT contra la pol¨ªtica del Gobierno.
R. Cualquier colectivo puede organizar los actos que quiera, pero es muy importante que no se identifique eso con toda la realidad de las v¨ªctimas. La AVT no representa a todas las v¨ªctimas. En esas manifestaciones estuvieron parte de las v¨ªctimas.
P. Al inicio de este proceso incluso Arnaldo Otegi reconoci¨® que su mundo deber¨ªa realizar un reconocimiento a las v¨ªctimas.
R. Aquellos que han justificado la violencia tienen una responsabilidad espec¨ªfica, y a ellos les corresponde reconocer el da?o causado, que es irreparable. Y eso ser¨ªa muy bien aceptado por las v¨ªctimas. Pero la sociedad tambi¨¦n tiene que acercarse, arropar y solidarizarse con ellas.
P. ?Existe la sensaci¨®n de que el trabajo de Gesto tiene m¨¢s dificultades para hacerse visible?
R. Un elemento sustancial y significativo de Gesto ha sido la movilizaci¨®n. Ahora no creemos que sea necesario estar haciendo movilizaciones todo el d¨ªa en la calle. Ahora trabajamos en el ¨¢mbito de las v¨ªctimas y en la deslegitimaci¨®n de la violencia para conseguir logros pol¨ªticos.
P. En 1989, en plenas conversaciones de Argel, la sociedad sali¨® a la calle tras la pancarta Paz ahora y para siempre. ?Habr¨¢ que hacer algo similar ahora?
R. Es un elemento que se puede considerar, pero desde la premisa de la unidad de los partidos, sin disputas y sin que se utilice como arma arrojadiza. Pero debe de quedar claro que la responsabilidad de que se produzca el fin de la violencia recae en ETA y en quienes la han justificado. A ellos les corresponde dar ese paso y no a la sociedad, ni a los partidos. Que la violencia acabe est¨¢ en manos de quienes la han ejercitado, pero si ETA vuelve a matar s¨®lo lograr¨ªa apartarse a¨²n m¨¢s de la realidad. A todos nos gustar¨ªa que esto acabara lo antes posible y lo ideal es que se produjera con la unidad de todos los partidos, y, si no es posible, lo exigible es que no se utilice en la lucha partidista como ahora percibe la ciudadan¨ªa. En ese esquema, una movilizaci¨®n podr¨ªa ser adecuada.
P. ?Est¨¢ ETA madura para dar el paso ya?
R. No tiene sentido hacer interpretaciones sobre lo que ETA piensa. Si el rechazo mayoritario de la sociedad y el desprestigio internacional del terrorismo no influyen es que ETA est¨¢ tremendamente alejada de la realidad. La violencia tiene que ser historia del pasado. Lo rechazable es que quiera tutelar el proceso, cuando lo b¨¢sico es la separaci¨®n entre violencia y pol¨ªtica. Y en la pol¨ªtica todos deberemos aceptar la democracia con sus grandezas y sus miserias. Aqu¨ª hay conflictos pol¨ªticos como en otras sociedades, pero lo urgente es resolver el problema de la violencia.
P. El mundo pol¨ªtico de ETA no hace pedagog¨ªa en ese sentido.
R. Le va a costar a ese mundo perder el referente de la violencia. Y esa pedagog¨ªa se ha ido diluyendo desde marzo. Si se vinculan los problemas de la paz a resolver cuestiones como la autodeterminaci¨®n y la territorialidad estamos en un problema. Eso se puede abordar, pero s¨®lo desde el ¨¢mbito pol¨ªtico.
P. ?Paz por presos o al final habr¨¢ alg¨²n tipo de cesi¨®n pol¨ªtica para el final del terrorismo?
R. No puede haber un precio pol¨ªtico para el cese de las armas, porque echar¨ªa por tierra el principio de la deslegitimaci¨®n de la violencia, pero s¨ª hay un margen de maniobra, como la situaci¨®n de los presos. O se puede decir: "Hemos solucionado el problema de la violencia y esto va a favorecer la normalizaci¨®n pol¨ªtica". Y objetivamente va a ser as¨ª.
P. ?Tras la reuni¨®n de Zapatero y Rajoy, que se deber¨ªa hacer?
R. Tras el an¨¢lisis conjunto de la situaci¨®n deber¨ªa haber una comunicaci¨®n fluida entre ambos, sabiendo que el papel del Gobierno es dirigir la situaci¨®n y al PP le corresponde el control y seguimiento del proceso. Puede haber discrepancias, pero el tema debe quedar fuera de la lucha partidista. La situaci¨®n actual no es la misma que cuando se firm¨® el Pacto Antiterrorista: llevamos m¨¢s de tres a?os sin muertos y nueve meses de alto el fuego.
P. ?La Ley de Partidos fue un error o ha posibilitado el principio del fin de ETA?
R. Es muy dif¨ªcil hacer hip¨®tesis. Nosotros en su momento fuimos cr¨ªticos con determinados apartados de la ley. La ley habr¨¢ que cumplirla, pero siempre existe un margen para la interpretaci¨®n. Y lo exigible a Batasuna es el rechazo a la violencia.
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